Estrés laboral crónico o Síndrome de Burnout, una enfermedad propia del trabajo

Estrés laboral crónico o Síndrome de Burnout, una enfermedad propia del trabajo

En enero de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente el Síndrome de Burnout como una enfermedad de trabajo. Se trata de un tipo de agotamiento físico, emocional y mental que resulta de la exposición prolongada al estrés laboral crónico que se produce debido a la excesiva presión que tiene lugar en el entorno laboral.

El síndrome de desgaste ocupacional es “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito (…), se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”, asegura la OMS.

El personal de salud es uno de los más afectados con este síndrome. En 2016, entre el 25 y 33% de quienes trabajaban en terapia intensiva a nivel global padecía burnout y, con la pandemia el índice aumentó al 51%, de acuerdo con la revista británica de medicina The Lancet.

Gonzalo es médico intensivista desde hace más de 15 años. Cuenta que, durante la pandemia, llegó a niveles máximos de estrés por diversos motivos: el temor al contagio; la sobrecarga de horas laborales; el deceso de sus colegas a causa del virus; la falta de equipos para terapia intensiva; la presión familiar para que deje su trabajo y la susceptibilidad de sus vecinos que le pidieron que deje el condominio, entre otros.

“Un día, luego que falleció uno de mis colegas en el hospital, me senté en el piso y me puse a llorar como un niño. No podía más. Rogaba para que el infierno acabe”, dice el médico a quien todavía se le entrecorta la voz al recordar esos días de angustia, impotencia, dolor y mucho trabajo.

Si bien este síndrome afecta a todos los trabajadores expuestos a estrés crónico, el personal de salud, por el tipo de trabajo que cumple, es tal vez el más agobiado.

Síntomas

En la clasificación de la OMS, el Síndrome de Burnout tiene tres dimensiones:

a. Sentimientos de falta de energía o agotamiento. 

b. Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo o sentimientos negativos o cínicos, también con respecto al trabajo. Es decir, no sentir compromiso con las propias actividades ni con las de las demás personas.

c. Sensación de ineficacia y falta de realización.

Los síntomas físicos van desde jaquecas; gastritis; aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable; menor eficacia del sistema inmune; taquicardia; sudoración, temblor corporal, tics nerviosos; obesidad y sobrepeso; pérdida del cabello y aparición de la caspa; menstruación irregular; enfermedades cardiacas; presión de dientes y mandíbula (bruxismo); manos y pies fríos, tensión muscular; diarrea o estreñimiento; insomnio; tartamudeo, hasta alteraciones de la piel.

En cuanto a los síntomas psicológicos, Karina Sánchez Apaza, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, menciona: agotamiento; distanciamiento emocional de la tarea; reducción de la eficacia laboral; dificultad para concentrarse; aumento en los errores; disminución de la memoria; ansiedad; preocupación en exceso; pensamiento catastrófico y lento; cambio en el estilo de vida; inquietud, miedo o pánico; preocupación excesiva e irritabilidad; reducción del deseo sexual; disminución de la autoestima y constantes cambios de humor, entre otros  que, si no son tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y desestabilidad emocional.

A largo plazo, el Síndrome de Burnout puede contribuir al deterioro de la salud mental y física del individuo, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos psicológicos como la depresión y disminución general de la calidad de vida”, precisa.

Regularmente, las personas que sufren de síndrome de Burnout atraviesan por tres fases clásicas: 

a. Fase de agotamiento emocional,

b. Fase de despersonalización o cinismo, y

c. Fase de falta de realización personal.

Sánchez, dice que “estas fases reflejan el deterioro progresivo del bienestar emocional y la satisfacción laboral”.

El tratamiento aconsejable para superarlo puede incluir terapia psicológica, cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, medicamentos. “Es crucial buscar el apoyo de profesionales de la salud mental para abordar tanto los aspectos emocionales como las fuentes de estrés laboral”, puntualiza la psicóloga.

Unifranz
También es crucial abordar las fuentes de estrés laboral y promover un entorno de trabajo positivo

Es posible prevenir este síndrome

Para Sánchez la prevención de esta enfermedad implica la gestión adecuada del estrés laboral, la promoción de un equilibrio entre trabajo y vida personal, el establecimiento de límites y la creación de un entorno de trabajo saludable. La conciencia temprana de los síntomas y la intervención también son clave.

“Las empresas deben promover una cultura que valore el bienestar de los empleados, ofrecer programas de apoyo psicológico, fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, y estar atentas a signos de agotamiento en sus empleados”, explica la psicóloga.

También es crucial abordar las fuentes de estrés laboral y promover un entorno de trabajo positivo.

El Síndrome de Burnout no afecta solo al individuo, sino también a la eficacia y productividad de la organización en su conjunto. Abordar el bienestar de los empleados no solo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia inteligente para el éxito a largo plazo de la empresa.

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