Regular más que restringir: la tecnología ayuda a lograr aprendizajes significativos en niños y adolescentes 

Regular más que restringir: la tecnología ayuda a lograr aprendizajes significativos en niños y adolescentes 

La aparente conectividad y entretenimiento que ofrecen  los smartphones, las redes sociales, los videojuegos y otras plataformas digitales, plantea una preocupación cada vez más creciente: la adicción digital. 

El fenómeno ha desatado un acalorado debate sobre la necesidad de regular estas plataformas a fin de proteger la salud mental y el bienestar de la niñez y juventud.

Ricardo Román, director del colegio Alberto Blest Gana de Chile, afirma que la solución del problema no pasa por la prohibición o restricción del acceso a Internet o a los teléfonos celulares sino que “bien regulados y enfocados, (estas herramientas) pueden ser útiles para generar aprendizajes profundos y significativos en todas las asignaturas y niveles”.

Para el pedagogo chileno, el desafío principal de la educación actual no son las pantallas, sino actualizar los procesos -en el aula y más allá-, para que pongan en el centro del protagonismo a los estudiantes.

“La evidencia pedagógica nos dice que las y los jóvenes aprenden haciendo cosas que les hacen sentido, donde puedan experimentar e implicarse en un ambiente de confianza y afecto, y en donde la motivación y el vínculo con el docente son primordiales”, agrega.

En la misma línea, Eliana Exalto, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, considera que los sistemas educativos de muchos países ya utilizan la tecnología (robótica e inteligencia artificial) en el desarrollo curricular como una herramienta para potencializar las capacidades y habilidades de los niños y adolescentes. 

“El uso incontrolado del Internet y teléfono celular podría ser un aspecto negativo en el desarrollo del niño porque el Internet aumenta su vulnerabilidad a riesgos y peligros. Lamentablemente, muchos niños, al contar con el acceso en línea, no están supervisados y esto se vuelve más peligroso para ellos mismos”, reflexiona la académica.

Evidentemente, las redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok y Snapchat, junto con los videojuegos en línea, ofrecen experiencias altamente inmersivas que pueden resultar adictivas para los jóvenes. La constante estimulación, la validación social instantánea y la sensación de pertenencia que proporcionan estas plataformas pueden generar una dependencia preocupante, afectando negativamente la salud mental y el desarrollo personal de los usuarios más jóvenes.

Exalto puntualiza que los riesgos a los que se exponen los niños y adolescentes por el uso desmedido del celular o Internet son varios:  problemas de privacidad, suplantación de identidad, adicción a RRSS, ciberbullying, contacto con desconocidos potencialmente peligrosos, grooming, sexting, sextorsión o fake news, entre otros.

Regular más que restringir: la tecnología ayuda a lograr aprendizajes significativos en niños y adolescentes.

Un debate de ida y vuelta

Numerosos estudios han documentado los efectos adversos del uso excesivo de las redes sociales y los videojuegos en los niños y adolescentes, incluyendo problemas de sueño, ansiedad, depresión, baja autoestima y dificultades en las relaciones interpersonales. 

Estos hallazgos han avivado el llamado de expertos, padres y legisladores para que se tomen medidas concretas para regular estas plataformas y proteger a los jóvenes de los peligros de la adicción digital.

El debate cobró fuerza en los últimos años. Los defensores de la regulación argumentan que es necesario establecer límites claros y salvaguardias para proteger a los jóvenes de la explotación y los riesgos para la salud mental asociados con el uso excesivo de estas plataformas. Proponen medidas como la limitación del tiempo de pantalla, la restricción de la publicidad dirigida a niños y adolescentes, y la implementación de herramientas de control parental más efectivas.

En tanto, los detractores de la regulación advierten sobre los posibles efectos negativos de intervenciones gubernamentales excesivas en la libertad de expresión y la innovación en línea. 

Argumentan que la responsabilidad primaria recae en los padres y tutores para supervisar y limitar el acceso de los niños y adolescentes a estas plataformas, y que la educación sobre el uso responsable de la tecnología es fundamental para abordar el problema de la adicción digital.

En medio de este debate, la Unión Europea y varios de sus países miembros han comenzado a tomar medidas para abordar la adicción digital entre los jóvenes. 

En 2023, la Comisión Europea propuso una serie de directrices para proteger a los niños en línea, que incluyen la prohibición de ciertas prácticas de publicidad dirigidas a menores y la promoción de entornos en línea seguros y saludables. Además, varios países europeos han introducido legislación para regular el tiempo de pantalla y la publicidad en línea dirigida a niños y adolescentes.

A medida que continúa el debate, queda claro que se requiere una acción concertada y multidisciplinaria para abordar el problema de la adicción digital entre los jóvenes. Si bien es importante proteger la libertad en línea y fomentar la innovación, también es crucial garantizar la seguridad y el bienestar de la próxima generación en un mundo cada vez más digitalizado. 

Mientras tanto, Eliana Exalto sugiere tomar algunas medidas preventivas a fin de lograr que la interacción de los niños y adolescentes con la tecnología sea positiva, desde tener control en las horas de uso, supervisión de un adulto o tutor, comunicación asertiva de los tutores con los niños y adolescentes, no darle al niño el celular como si solo fue una herramienta de distracción, hasta aprovechar las nuevas herramientas de manera positiva en cualquier área que se utilice.

“Encontrar un equilibrio entre estos objetivos será fundamental para garantizar un futuro saludable y sostenible para nuestros niños y adolescentes. La tecnología tiene que ser una aliada para nuestras vidas y no un perjuicio ni incomodidad en la vida de nuestros hijos”, reflexiona la académica.

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