Trabajo remoto representa casi el 30 % de la demanda laboral en Bolivia, según estudio pionero del Observatorio Nacional del Trabajo de Unifranz
El trabajo remoto dejó de ser una excepción en Bolivia para consolidarse como una modalidad laboral en crecimiento. Así lo revela el estudio “Demanda en Bolivia por empleo remoto”, elaborado por el Observatorio Nacional del Trabajo (ONT) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que señala que cerca del 30 % de las demandas laborales en el país corresponden actualmente a empleos bajo esta modalidad.
La investigación —presentada durante la IV Feria de Empleabilidad de Unifranz, en La Paz— constituye el primer diagnóstico de su tipo en Bolivia, al ofrecer una radiografía de los sectores, competencias y desafíos vinculados al trabajo remoto.
“Una foto de lo que está pasando”
El coordinador del ONT, Rafael Vidaurre, explicó que el estudio fue realizado entre febrero y mayo de 2025, a partir del análisis de avisos laborales publicados en plataformas digitales.
“Lo que hemos hecho es un estudio de la demanda laboral por empleo remoto y hemos encontrado algunas características importantes. La primera es que la modalidad remota ocupa más o menos el 30 % de las demandas laborales en el país entre los meses de febrero a mayo de este año”, señaló.
Vidaurre añadió que la investigación identifica un cambio estructural en la forma en que las empresas bolivianas se organizan. “El nivel que más requiere empleo remoto es el operativo; eso quiere decir que se han trasladado ya varias labores de ejecución de tareas al nivel digital”. Esta tendencia —según el coordinador— muestra que el país está asimilando con rapidez la transformación tecnológica que redefine los espacios laborales.
Sectores y ciudades que lideran el cambio
El informe del Observatorio revela que el 77 % del empleo remoto en Bolivia se concentra en el sector servicios, especialmente en tecnología informática, mientras que áreas como administración y finanzas representan el 13 % y marketing y ventas apenas el 3 %.
En cuanto a la distribución geográfica, La Paz encabeza la demanda de trabajo remoto, seguida por Santa Cruz y Cochabamba.
“La ciudad de La Paz es la que más demanda empleo remoto”, precisó Vidaurre, destacando el peso de instituciones públicas, organismos internacionales y empresas de servicios en la capital administrativa del país.
Competencias más valoradas
El estudio también detalla las competencias técnicas y transversales que las empresas buscan en los trabajadores remotos. Entre las primeras destacan el dominio del idioma inglés, el manejo de Excel y las metodologías ágiles de proyectos. En el ámbito de las habilidades blandas, los empleadores valoran el liderazgo, el trabajo en equipo, la responsabilidad y la proactividad.
“Las instituciones educativas deben prestar atención a las competencias que exige el mercado, que van más allá de la currícula tradicional. El mercado valora las habilidades complementarias, la capacidad de adaptación y el aprendizaje continuo”, enfatizó Vidaurre, subrayando el rol de las universidades en la formación de talentos preparados para entornos digitales.
Brechas y desafíos
El informe identifica tres grandes desafíos para consolidar el trabajo remoto en Bolivia: la falta de normativa específica y su baja fiscalización, la alta informalidad laboral y la persistente brecha digital.
Vidaurre detalló que “la normativa es muy básica y tiene un bajo nivel de fiscalización, por lo que no podemos monitorear los resultados”. A ello se suma el hecho de que el 70 % de la población ocupada se encuentra en el sector informal, lo que limita el cumplimiento de derechos laborales y la cobertura social. “El tercer desafío que ya es tecnológico es la brecha digital: el acceso a conectividad, a dispositivos y la alfabetización digital”, agregó.
Oportunidad para la modernización
A pesar de los obstáculos, el ONT destaca que el trabajo remoto representa una oportunidad estratégica para la formalización, inclusión y modernización del mercado laboral boliviano. La expansión de la conectividad y el fortalecimiento de las competencias digitales pueden convertir esta modalidad en un motor de desarrollo sostenible.
El estudio recomienda revisar la normativa vigente, fortalecer la infraestructura digital e impulsar la capacitación en habilidades tecnológicas y de autogestión. Además, plantea la necesidad de que las políticas públicas promuevan la inclusión digital en áreas rurales y sectores vulnerables.
“Necesitamos hacer un seguimiento más periódico para ver cómo evoluciona este tema y que el estudio sea un insumo importante para el diseño de políticas públicas, de tal forma que las brechas actuales no se profundicen, sino que ayuden a cerrarlas”, concluyó Vidaurre.
Una tendencia que llegó para quedarse
El Observatorio Nacional del Trabajo de Unifranz proyecta que el empleo remoto continuará creciendo en los próximos años, impulsado por la digitalización y las demandas de flexibilidad de las nuevas generaciones.
En palabras del propio Vidaurre, este fenómeno es “una foto de lo que está pasando”, pero también un punto de partida para pensar en una nueva cultura laboral en Bolivia, más conectada, inclusiva y sostenible.