Cómo educar y criar hijos en tiempos de inteligencia artificial: desafíos y estrategias para un futuro incierto

Por Manuel Joao Filomeno Nuñez

Criar hijos en la era de la inteligencia artificial (IA) plantea uno de los mayores desafíos contemporáneos para padres y educadores. Las tecnologías inteligentes están transformando la educación, el trabajo y las relaciones humanas, reconfigurando las habilidades necesarias para el futuro. Frente a un mundo donde las máquinas aprenden y deciden, los adultos deben enseñar a los niños a mantener lo más esencial: la autonomía, la empatía y la capacidad de pensar por sí mismos.

“La inteligencia artificial tiene el potencial de adaptar los contenidos educativos a las necesidades individuales de los estudiantes, mejorando significativamente los resultados de aprendizaje”, afirma Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC).

La IA ofrece oportunidades extraordinarias para personalizar la enseñanza, pero también exige una revisión profunda de la forma en que criamos y formamos a las nuevas generaciones. 

“La inteligencia artificial está cambiando la manera en que aprendemos y enseñamos, obligándonos a repensar los modelos tradicionales y a formar individuos capaces de adaptarse a un entorno en constante evolución”, advierte, por su parte, Andrea Henao, miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El auge de la IA ha llevado a expertos como Benjamin Wallace y Sam Altman a debatir sobre qué habilidades deben priorizar los padres. El Foro Económico Mundial (WEF) estima que el 65% de los niños actuales trabajará en empleos que hoy no existen, lo que obliga a fomentar competencias flexibles y una mentalidad abierta al cambio. En este contexto, la autonomía y la agencia personal —la capacidad de tomar decisiones y perseverar ante la adversidad— emergen como pilares esenciales de la crianza moderna.

Pedró insiste en que la educación del futuro no puede limitarse a acumular conocimientos, sino que debe desarrollar pensamiento crítico, adaptabilidad y ética. “La educación debe preparar a los estudiantes para vivir y trabajar en un mundo impulsado por la IA, desarrollando competencias digitales y éticas”, señala. Este llamado resuena más allá de las aulas: también interpela a los hogares, donde se siembran las bases de la curiosidad, la empatía y la responsabilidad.

Henao complementa esta visión al destacar el papel de los sistemas inteligentes como tutores personalizados que ofrecen apoyo según las necesidades del niño. Sin embargo, advierte que la tecnología no debe sustituir el acompañamiento humano. 

“Los sistemas de IA pueden ofrecer retroalimentación inmediata, pero el vínculo emocional y la orientación de los padres siguen siendo insustituibles”, puntualiza.

Diez claves prácticas para criar hijos en la era de la inteligencia artificial

Frente a la obsolescencia de muchos sistemas educativos, surgen experiencias innovadoras como Alpha School, en Estados Unidos, que utiliza IA para adaptar el aprendizaje y garantizar que los alumnos dominen el 90% de una materia antes de avanzar. El modelo combina el estudio académico con habilidades blandas —oratoria, colaboración, emprendimiento— y un sistema de recompensas que refuerza la autonomía. Aunque su éxito se atribuye también al entorno socioeconómico favorable, plantea una pregunta crucial: ¿cómo incorporar la personalización y la flexibilidad sin perder la equidad?

La guía práctica elaborada a partir de estudios recientes y experiencias internacionales ofrece recomendaciones concretas para los padres que desean preparar a sus hijos ante la incertidumbre tecnológica. Entre los ejes principales destacan:

Aceptar la incertidumbre: el futuro será imprevisible; lo importante es mantener la serenidad y priorizar una infancia plena sobre el éxito académico.

Fomentar la autonomía: incluir a los niños en decisiones cotidianas fortalece su sentido de responsabilidad y confianza.

Estimular la curiosidad: permitir la exploración libre y el aprendizaje autodirigido ayuda a formar mentes creativas y resilientes.

Reforzar las habilidades humanas: empatía, colaboración y liderazgo serán los rasgos más valiosos frente a la automatización.

Desmitificar la educación tradicional: más que títulos, el futuro demandará la capacidad de aprender y adaptarse continuamente.

Educar en valores y ética: reflexionar sobre las consecuencias de los actos es clave para un uso responsable de la tecnología.

Usar la tecnología como medio, no como fin: promover un uso creativo y equilibrado de herramientas digitales.

Cultivar la adaptabilidad: enseñar a manejar la frustración ante los cambios fortalece la resiliencia emocional.

Fomentar la autoexploración: ayudar a los niños a descubrir sus intereses y talentos más allá del currículo.

Priorizar el vínculo familiar: en un mundo hiperconectado, el contacto humano sigue siendo el mayor refugio emocional.

Educar para lo humano en tiempos de máquinas

Criar en la era de la inteligencia artificial no significa preparar a los hijos para competir con las máquinas, sino para convivir con ellas sin perder lo humano. Pedró y Henao coinciden en que el verdadero reto está en equilibrar la innovación tecnológica con la formación ética y emocional. La IA puede ser una gran aliada en el aprendizaje, pero la tarea de enseñar empatía, juicio moral y sentido de comunidad seguirá siendo humana.

Como resume Benjamin Wallace, criar en este nuevo contexto “exige asumir la incertidumbre y centrarse en aquello que hace la vida auténticamente humana”. En medio de algoritmos y automatización, la misión de los padres es clara: formar individuos capaces de pensar, sentir y decidir con libertad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *