Medicina regenerativa con células madre: una esperanza para sanar desde adentro

Por Lily Zurita Zelada

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Cuando Sofía, una joven con diagnóstico de artritis reumatoide, escuchó que su dolor podía aliviarse gracias a un tratamiento con células madre, sintió que una puerta se abría frente a ella. Hasta entonces, había probado fármacos y terapias convencionales sin grandes resultados. La medicina regenerativa, todavía nueva en Bolivia, le ofrecía algo distinto: la posibilidad de que su propio cuerpo participara activamente en la reparación del daño. Este tipo de historias son cada vez más frecuentes y reflejan cómo la ciencia avanza en la búsqueda de soluciones para enfermedades crónicas y degenerativas.

La medicina regenerativa es una de las ramas más prometedoras de la ciencia médica. Se centra en reemplazar, fabricar o regenerar células, tejidos u órganos para restaurar su funcionamiento. A diferencia de los tratamientos tradicionales, que suelen enfocarse en aliviar los síntomas, esta especialidad busca devolver la vitalidad al organismo desde adentro. 

“La medicina regenerativa es proactiva más que reactiva; aprovecha los mecanismos naturales de reparación del cuerpo y los complementa con biotecnología”, explica el médico y docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, Olair Miranda.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no cuenta con un marco regulatorio unificado para la medicina regenerativa, esta utiliza principios de ingeniería y ciencias de la vida para crear sustitutos biológicos con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Para el Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería (NIBIB) de Estados Unidos, “la medicina regenerativa es un campo amplio que incluye la ingeniería de tejidos, pero también incorpora la investigación sobre auto curación – donde el cuerpo usa sus propios sistemas, algunas veces con ayuda de material biológico extraño, para recrear células y reconstruir tejidos y órganos”.

Avances en medicina regenerativa

Entre los avances más recientes destacan la bioimpresión 3D, que permite generar estructuras como cartílago o piel; la ingeniería de tejidos, que combina células madre y factores de crecimiento; y las terapias celulares, que utilizan inyecciones de células madre o moléculas bioactivas para regenerar zonas afectadas. 

Estos progresos han convertido a la medicina regenerativa en una aliada clave para enfrentar patologías antes consideradas imposibles de tratar.

Las protagonistas de este cambio son las células madre, células especiales con capacidad de autorrenovarse y transformarse en otros tipos celulares. 

Según el académico, existen diferentes tipos: embrionarias, adultas, perinatales y pluripotentes inducidas, cada una con ventajas y limitaciones. Su obtención puede realizarse a través de médula ósea, tejido adiposo, sangre periférica o cordón umbilical. 

“Hoy se habla mucho de las células madre porque tienen el potencial de convertirse en hueso, músculo, tejido cardíaco e incluso en neuronas. Son una herramienta extraordinaria para la medicina moderna”, asegura Miranda.

¿Cuándo recurrir a este tipo de tratamientos?

Los tratamientos regenerativos con células madre suelen realizarse en casos de enfermedades degenerativas o cuando las terapias convencionales no muestran eficacia. La extracción de células del propio paciente, su cultivo y posterior aplicación en la zona dañada permite reparar tejidos y mejorar la calidad de vida. 

En el mundo, se han documentado experiencias alentadoras en patologías hematológicas como la anemia de Fanconi, en afecciones pulmonares pediátricas o incluso en investigaciones sobre alopecia.

Sin embargo, no todo es certeza. La medicina regenerativa enfrenta riesgos y desafíos, tales como la posibilidad de formación tumoral, el rechazo inmunológico, infecciones por manipulación inadecuada y, sobre todo, la falta de regulación clara en algunos países. 

“No podemos olvidar que muchas terapias están aún en etapa experimental. El entusiasmo debe ir acompañado de ciencia sólida y bioseguridad. El futuro es esperanzador, pero hay que avanzar con responsabilidad”, subraya Miranda.

Cuál es la situación en Bolivia

En Bolivia, la medicina regenerativa ha dado pasos importantes, especialmente en el uso de células madre mesenquimales adultas. Estos procedimientos se aplican en enfermedades como osteoartritis, lupus, diabetes, cirrosis o lesiones medulares. 

Miranda explica que el país cuenta con un marco normativo, establecido por el Decreto Supremo 1115, que regula la donación, almacenamiento y trasplante de células, órganos y tejidos para garantizar la protección del derecho a la salud. No obstante, persiste la preocupación por la existencia de clínicas no reguladas que ofrecen tratamientos sin evidencia científica suficiente.

El desafío para Bolivia es seguir consolidando un camino basado en investigación, ética y acceso seguro. La falta de infraestructura y presupuesto limita el alcance, pero también abre un espacio de oportunidad para que universidades, médicos y centros de investigación sumen esfuerzos. 

“Nuestro país tiene talento y compromiso. Si logramos invertir en investigación y regulamos de forma adecuada, la medicina regenerativa puede convertirse en una alternativa real para miles de pacientes”, reflexiona Miranda.

La historia de Sofía todavía se escribe. Sus dolores han disminuido gracias al tratamiento y, más allá de la ciencia, lo que ha recuperado es la esperanza. Precisamente eso lo que encierra la medicina regenerativa: no solo el poder de reconstruir tejidos, sino también la posibilidad de devolverle a las personas la ilusión de vivir con bienestar.

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