Cinco áreas y 21 competencias digitales que deben dominar docentes y estudiantes en el siglo XXI

En la era digital, la educación ha experimentado una transformación sin precedentes. La integración de tecnologías en el proceso de enseñanza-aprendizaje ya no es opcional, sino una necesidad para garantizar una formación integral y adaptada a las exigencias del mundo moderno.  

“Las instituciones educativas, incluidas las universidades, han acelerado un proceso de fortalecimiento de las competencias educativas de sus docentes, a través de la implementación de sistemas de gestión del aprendizaje, los cuales permiten la realización de actividades que refuerzan lo aprendido, desarrollando así habilidades para alcanzar la metacognición”, explica Mario Ariel Quispe Orellana, responsable de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Quispe indica que la pandemia aceleró la implementación de sistemas de gestión del aprendizaje (LMS), promoviendo entornos de aprendizaje personal (PLE) que refuerzan la autonomía de estudiantes y docentes.  

Un modelo de referencia en esta evolución educativa es el DigCompEdu, un marco europeo diseñado para evaluar y mejorar las competencias digitales del profesorado, permitiéndoles integrar la tecnología de manera efectiva en su práctica pedagógica. Este modelo identifica cinco áreas clave y 21 competencias esenciales que todo docente y estudiante del siglo XXI debería desarrollar.  

  1. Comunicación y colaboración  

El avance de las tecnologías digitales ha revolucionado la comunicación y el trabajo colaborativo, lo que exige nuevas habilidades en el ámbito educativo:  

– Interacción mediante tecnologías digitales: uso adecuado de plataformas de comunicación como correos electrónicos, videollamadas y redes sociales.  

– Compartir información y contenidos digitales: distribución ética y segura de materiales educativos en formato digital.  

– Participación ciudadana en línea: uso de herramientas digitales para el activismo y la participación cívica.  

– Colaboración mediante canales digitales: trabajo en equipo con herramientas como Google Drive, Microsoft Teams y Trello.  

– Netiqueta: aplicación de normas de comportamiento en entornos digitales para fomentar un ambiente de respeto.  

– Gestión de la identidad digital: Creación y protección de la identidad en línea en redes sociales y otras plataformas.  

  1. Creación de contenidos digitales  

La producción de material digital es clave en el ámbito educativo, facilitando la difusión de información de manera innovadora:  

– Desarrollo de contenidos digitales: creación de textos, imágenes, videos y podcasts educativos.  

– Integración y reelaboración de contenidos: edición y combinación de materiales digitales para mejorar su utilidad.  

– Derechos de autor y licencias: conocimiento sobre propiedad intelectual y licencias como Creative Commons.  

– Programación: aplicación de lenguajes como HTML, Python o JavaScript en la educación.  

  1. Seguridad  

El acceso a la tecnología conlleva riesgos, por lo que es esencial conocer y aplicar medidas de seguridad:  

– Protección de dispositivos: uso de antivirus y cortafuegos para prevenir ciberataques.  

– Protección de datos personales: implementación de contraseñas seguras y cifrado de información.  

– Protección de la salud: prevención de efectos negativos del uso excesivo de pantallas y redes sociales.  

– Protección del entorno: uso sostenible de dispositivos electrónicos para reducir el impacto ambiental.  

  1. Información y alfabetización informacional  

En la era de la sobreinformación, la capacidad de buscar y evaluar datos confiables es fundamental:  

– Navegación, búsqueda y filtrado de información: uso eficiente de buscadores y bases de datos.  

– Evaluación de información: identificación de fuentes confiables para evitar la desinformación.  

– Almacenamiento y recuperación de información:oOrganización segura y accesible de datos en la nube o dispositivos físicos.  

  1. Resolución de problemas  

El pensamiento crítico y la creatividad son esenciales para afrontar los desafíos digitales:  

– Resolución de problemas técnicos: diagnóstico y solución de fallos en software y hardware.  

– Identificación de necesidades y respuestas tecnológicas: selección de herramientas digitales adecuadas para cada contexto.  

– Innovación en el uso de la tecnología: exploración de nuevas aplicaciones digitales en educación y trabajo.  

– Identificación de lagunas en la competencia digital: evaluación y mejora continua de habilidades tecnológicas.  

El desafío de cerrar la brecha digital  

Un estudio de la Fundación Internet Bolivia reveló que, durante el primer año de la pandemia, Bolivia presentaba desigualdades notables en el acceso a Internet. Mientras el 70% de los hogares urbanos contaban con conexión, solo el 21% de los hogares rurales disponían de este recurso.  

La desigualdad económica también es un factor clave: nueve de cada 10 hogares de mayores ingresos tenían acceso a Internet, frente a sólo uno de cada diez en los sectores más pobres. Las brechas de género también son preocupantes: en áreas urbanas, el 78% de los hombres usaban Internet, comparado con solo el 14% en zonas rurales.  

Para Quispe, reducir estas desigualdades es crucial, de lo contrario, las competencias digitales solo beneficiarán a un sector de la población y no a la sociedad en su conjunto, reduciendo su impacto.

“Todos los estudiantes merecen las mismas oportunidades para alcanzar sus metas y desarrollar sus habilidades. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) permiten optimizar tiempos y mejorar los hábitos de estudio, pero sin acceso equitativo, su impacto sigue siendo limitado”, finaliza el experto. 

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