Asma: la enfermedad crónica que no se cura, pero sí se controla

Por Lily Zurita Zelada

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Desde los cinco años, Berenice convive con el asma. Sus días de infancia estuvieron marcados por visitas constantes al hospital, noches en vela y una fragilidad que parecía permanente. En el colegio, correr o jugar al aire libre era un reto, y las crisis respiratorias la hacían sentir distinta. Sin embargo, con el tiempo aprendió a conocer su cuerpo, a identificar desencadenantes y a apoyarse en la medicina y en hábitos saludables para vivir con plenitud.

El asma es una enfermedad respiratoria crónica que afecta a millones de personas en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 más de 262 millones de personas la padecían y se registraron 455.000 muertes relacionadas. Aunque no tiene cura, especialistas coinciden en que es controlable y que un manejo adecuado permite llevar una vida normal. La clave está en la prevención, el tratamiento personalizado y la educación sobre la enfermedad.

“El asma implica inflamación y estrechamiento de los bronquios, lo que provoca tos, sibilancias, dificultad para respirar y opresión en el pecho. Puede variar de episodios leves a situaciones potencialmente mortales”, explica Griselda Vargas, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

A lo largo de su vida, Berenice comprendió que controlar el asma no solo dependía de los inhaladores, sino también de cambios en su entorno. En la adolescencia enfrentó el estigma de ser “la chica que no puede correr”, pero también descubrió el poder del conocimiento: aprendió a usar su inhalador, a reconocer señales de alarma y a exigir atención médica oportuna. Como resalta Vargas, la prevención empieza con la identificación de factores de riesgo: desde evitar alérgenos como polvo o polen, hasta mantenerse alejada del humo del tabaco.

Hoy, la diseñadora gráfica de 32 años practica yoga, mantiene una dieta antiinflamatoria y evita los desencadenantes ambientales. Estos cambios coinciden con lo señalado por Vargas: “El apoyo emocional, la educación y el estilo de vida saludable son fundamentales para quienes viven con asma”.

Detectar y tratar el asma a tiempo

El diagnóstico se basa en la historia clínica, los síntomas y pruebas como la espirometría, que mide la función pulmonar. Los signos de alarma más frecuentes son tos persistente, dificultad para respirar, sibilancias y sensación de opresión en el pecho. Según Vargas, buscar atención médica temprana es clave para evitar complicaciones y acceder a un tratamiento adecuado.

El arsenal terapéutico incluye inhaladores de rescate y de prevención, espaciadores y nebulizadores. En casos graves, se pueden recetar corticoides orales o incluso medicamentos biológicos de última generación. 

“La investigación actual busca terapias más específicas y efectivas, con medicamentos dirigidos a la inflamación para personalizar el tratamiento”, apunta Vargas.

Mitos y realidades sobre el asma

Aunque el asma sigue rodeado de mitos, los especialistas son claros en desmentirlos. Para el neumólogo argentino Alejandro Meretta, “es una enfermedad crónica, no tiene cura. Tiene tratamiento, pero no se erradica. Es invalidante y familiar, porque impacta también en quienes conviven con el paciente”.

Uno de los temores más comunes está en el uso prolongado de corticoides inhalados. Al respecto, Meretta aclara que “su absorción sistémica es mínima cuando se usan correctamente. Hoy existen combinaciones de corticoides y broncodilatadores que, con un solo puf al día, permiten prevenir crisis y mantener el control”.

El camino de Berenice es testimonio de que vivir con asma no significa vivir con limitaciones. A través de disciplina, información y apoyo médico, transformó una condición crónica en un impulso para cuidarse y compartir su experiencia con otros. “Lo fundamental es el autocontrol”, destaca Meretta, y Berenice lo confirma en cada respiración profunda durante sus sesiones de yoga: el asma no define su vida, solo le recuerda que debe cuidarse con conciencia y responsabilidad.

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