Hábitos que ayudan a convivir con la tecnología sin riesgos

Por Aldo Juan Peralta Lemus

Fomentar un uso consciente y responsable de los dispositivos digitales es clave para prevenir diversos efectos negativos a causa del uso excesivo.

La tecnología es parte inseparable de la vida cotidiana. Desde el trabajo y la educación hasta el entretenimiento y la socialización, gran parte de nuestras actividades diarias se desarrollan frente a pantallas. Sin embargo, este avance trae consigo un reto importante: aprender a usar la tecnología de manera saludable y consciente, para evitar efectos negativos en la salud física, mental y emocional.

Carlos De la Barra, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, señala que es fundamental fomentar la autorregulación en el uso de la tecnología, promoviendo una relación más saludable y equilibrada con los dispositivos digitales. “La tecnología no es el enemigo, pero sí lo es su uso sin control”, destaca.

Según el académico, fomentar un uso consciente y responsable de los dispositivos digitales es clave para prevenir diversos efectos negativos a causa del uso excesivo o inadecuado. Entre estos efectos se encuentran la distracción constante, la pérdida de atención, la dependencia digital e incluso el deterioro de las relaciones interpersonales, ya que muchas veces se prioriza la conexión virtual por sobre el vínculo presencial.

Diversos estudios respaldan esta preocupación al señalar que el uso prolongado e incontrolado de la tecnología puede impactar negativamente tanto en la salud mental como física. Estas consecuencias se reflejan en trastornos del sueño, disminución de la productividad, aumento del estrés, dificultades para concentrarse e incluso síntomas propios de una adicción digital, que afectan especialmente a niños, adolescentes y jóvenes adultos.

En la actualidad, los dispositivos digitales más comunes que niños, adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes utilizan a diario son los smartphones, computadoras (portátiles y de escritorio), tabletas, consolas de videojuegos y televisores, con un fuerte énfasis en el acceso a redes sociales y plataformas de contenido como YouTube, Instagram, TikTok y WhatsApp. En este contexto las recomendaciones más saludables incluyen:

1. Establecer límites de tiempo frente a la pantalla: Uno de los principales hábitos saludables es establecer límites de tiempo frente a las pantallas. El uso excesivo de dispositivos electrónicos puede generar fatiga visual, insomnio, dolores musculares, sedentarismo y problemas de concentración. Es recomendable hacer pausas cada 45 o 60 minutos, aplicar la regla 20-20-20 (cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia durante 20 segundos) y evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.

“El principal riesgo físico sobre la visión es la fatiga visual, que es el problema más común, causado por el esfuerzo constante de enfocar a corta distancia. Los síntomas incluyen ojos secos, irritados, visión borrosa, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Otro riesgo es la miopía; estudios sugieren que el uso prolongado de pantallas, especialmente en niños, podría aumentar el riesgo de desarrollar miopía o empeorarla”, explica Sirley Miranda, docente de la carrera de Medicina en Unifranz.

2. Ergonomía y salud física: Este hábito es clave para mantener una postura adecuada. Pasar horas frente a una computadora o un celular puede causar molestias en el cuello, la espalda o las muñecas. Para evitarlo, es importante usar sillas ergonómicas, mantener el monitor a la altura de los ojos y adoptar una postura recta. Además, incluir momentos de estiramiento o actividad física ligera durante el día favorece la salud corporal.

“El uso prolongado de dispositivos móviles puede llevar a problemas posturales, con malas posturas que causan dolores de cuello, espalda y hombros”, añade la doctora de Unifranz.

3. Uso consciente de redes sociales: Muchas veces, el uso de la tecnología deriva en una sobreestimulación constante y dependencia emocional. Para evitarlo, se puede establecer horarios para revisar redes, silenciar notificaciones innecesarias y priorizar el contacto cara a cara cuando sea posible. Fomentar la desconexión digital durante las comidas o en momentos familiares también mejora la calidad de las relaciones interpersonales.

4. Evitar la multitarea digital: Se recomienda dedicar bloques de tiempo a una sola tarea. Por ejemplo, la técnica Pomodoro es un método de gestión del tiempo que divide el trabajo en intervalos de 25 minutos, seguidos de breves descansos de 5 minutos, sin revisar el teléfono ni correos electrónicos.

“La multitarea digital no es sinónimo de eficacia, porque realizar varias tareas al mismo tiempo genera una ilusión de productividad, pero en realidad reduce la calidad del aprendizaje y del desempeño”, explica De la Barra.

5. Crear zonas libres de tecnología: Designar áreas de la casa, como el comedor o el dormitorio, como espacios sin dispositivos ayuda a fomentar la interacción familiar o el descanso. Es importante guardar los dispositivos en un lugar común durante las comidas o antes de dormir.

6. Practicar el “detox digital”: Otro hábito fundamental consiste en dedicar un día a la semana (o algunas horas) a desconectarse completamente de dispositivos electrónicos y enfocarse en actividades como leer, caminar o meditar. Por ejemplo, planificar un sábado por la mañana sin tecnología, reemplazándola con ejercicio al aire libre.

Adoptar hábitos responsables frente a la tecnología no significa rechazarla, sino aprender a convivir con ella con equilibrio y criterio. Estar conectado con la tecnología no es malo, pero saber cuándo y cómo desconectar es esencial para mantener la salud física y mental en equilibrio.

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