Siete hábitos para fortalecer la memoria y cuidar tu salud mental

Olvidar dónde dejamos las llaves, el nombre de una persona recién presentada o los motivos de nuestra visita a la tienda son experiencias comunes. Estos episodios, aunque cotidianos, nos recuerdan la importancia de fortalecer la memoria, una capacidad esencial para nuestro bienestar.
Según los especialistas, existen dos tipos de memoria: la de corto plazo, que almacena información temporalmente mientras resulta útil, y la de largo plazo, que conserva aprendizajes y recuerdos relevantes durante años. Fortalecer ambas no solo previene el olvido, sino que también contribuye a mantener la agilidad mental a lo largo de la vida.
“Existen dos tipos de memoria, de corto y de largo plazo. En el caso de la primera, una vez que la información deja de ser útil o se ha concluido con la tarea, se elimina para dar paso a nueva información. Si necesitamos conservarla, pasa a la memoria de largo plazo”, explica Pedro Wáskar Aramayo, docente de Psicología en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
El experto enfatiza que la memoria es uno de los procesos psicológicos básicos que nos permiten adaptarnos al entorno y ser funcionales. Su fortalecimiento puede lograrse mediante técnicas específicas, como la mnemotecnia, que se basa en la creación de imágenes mentales o asociaciones verbales. Ejemplos como el “método de los lugares”, que consiste en vincular elementos a recordar con espacios familiares, muestran cómo estrategias de organización mental ayudan a retener mejor la información.
Además de estas técnicas, Aramayo señala que la clave está en la elaboración significativa de los contenidos. Relacionar lo nuevo con conocimientos previos genera conexiones más sólidas en el cerebro, facilitando el recuerdo a largo plazo. También destaca la importancia de la práctica repetida y de generar “claves de acceso” que permitan recuperar la información cuando parezca estar en la punta de la lengua.
En este contexto, fortalecer la memoria no depende únicamente de ejercicios intelectuales. Factores como la salud física, el descanso, la alimentación y el manejo del estrés son igual de determinantes. Por ello, distintos expertos y organismos de salud han identificado siete hábitos que pueden ayudarnos a mantener una mente más activa y un recuerdo más nítido.
Los siete hábitos para fortalecer la memoria
- Ejercicio físico regular
Aramayo sostiene que la memoria también se beneficia del movimiento. Caminar, correr o practicar deportes favorece la circulación y la oxigenación del cerebro, mejorando sus funciones cognitivas. La Mayo Clinic respalda esta afirmación al señalar que la actividad física incrementa el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro. Se recomienda acumular al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada.
- Dormir bien
El descanso de calidad es indispensable para consolidar recuerdos. Durante el sueño profundo, el cerebro organiza y archiva la información aprendida durante el día. Los adultos deberían dormir entre siete y nueve horas cada noche, evitando interrupciones que puedan alterar las fases de sueño reparador.
- Alimentación saludable
Una dieta equilibrada protege y potencia la memoria. El consumo de ácidos grasos omega-3, presentes en pescados y frutos secos, estimula la actividad neuronal. Alimentos como frutos rojos y vegetales de hoja verde, ricos en antioxidantes, protegen las células cerebrales del daño oxidativo. En cambio, el exceso de azúcares y alcohol puede contribuir a la pérdida de memoria.
- Estimulación mental
Así como el cuerpo requiere entrenamiento, la mente también. Leer, aprender un idioma, tocar un instrumento o resolver acertijos estimula la plasticidad cerebral y refuerza las conexiones neuronales. Dedicar algunos minutos al día a actividades intelectuales mantiene la memoria en forma.
- Reducir el estrés
El estrés crónico eleva los niveles de cortisol, hormona que interfiere en el aprendizaje y la retención. Estrategias como la meditación, la respiración profunda y el mindfulness ayudan a proteger la memoria. Practicar pasatiempos relajantes, como la jardinería o la pintura, también contribuye al equilibrio emocional y cognitivo.
- Mantener relaciones sociales
La interacción social activa diferentes áreas del cerebro, favoreciendo la memoria y la atención. Conversar, compartir experiencias y participar en actividades en grupo estimula habilidades cognitivas. Además, el apoyo emocional reduce la depresión y el aislamiento, factores que debilitan la salud cerebral.
- Organización y hábitos diarios
Mantener rutinas claras y utilizar herramientas como listas o calendarios libera espacio mental y previene olvidos. Hábitos simples, como colocar siempre las llaves en el mismo lugar, permiten que el cerebro establezca patrones fáciles de recordar.
Fortalecer la memoria no es un asunto menor; se trata de cuidar una de las funciones esenciales que nos permite aprender, relacionarnos y adaptarnos al mundo.
Como destaca Aramayo, comprender cómo funciona la memoria y adoptar hábitos saludables son pasos clave para mantener la mente activa y prevenir el deterioro cognitivo.
“La buena noticia es que la memoria, como un músculo, puede entrenarse. Integrar estos siete hábitos en la vida cotidiana no solo ayuda a recordar mejor, sino que también contribuye a un bienestar integral que se refleja en nuestra calidad de vida”, finaliza el docente de Psicología en Unifranz.