Por Lily Zurita
No hay salud sin salud mental. El maestro Lao Tzu, uno de los filósofos más relevantes de la civilización china (VI – IV a. C.), decía que la salud es la posesión más grande del ser humano, a propósito de este derecho fundamental y elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
En un mundo cada vez más cambiante, preservar la salud mental y el bienestar del individuo cobran mayor relevancia y demandan el establecimiento de relaciones saludables que den forma al mundo en el que vivimos.
La salud mental es un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial, afronta las tensiones de la vida, trabaja de forma productiva y fructífera y aporta algo a su comunidad, asegura la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este martes 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental a fin de crear conciencia sobre los problemas de salud mental y movilizar esfuerzos en apoyo de las personas que las padecen. Se trata de una iniciativa de la Federación Mundial de la Salud Mental, con el respaldo de la OMS.
Las enfermedades de salud mental se han convertido en una epidemia silenciosa que está afectando a la población mundial, con la depresión y la ansiedad como principales causas de discapacidad. Los trastornos mentales no distinguen edad, género, nivel socioeconómico o lugar de residencia.
Las afecciones, según la OMS, comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no necesariamente es así.
Los datos son alarmantes. Al menos, 450 millones de personas en el mundo están afectadas por un problema de salud mental. La prevalencia de estos trastornos varía según la región, pero es un problema global. Una de cada cuatro personas presenta un trastorno mental a lo largo de su vida y una persona se suicida en el mundo cada 40 segundos, aproximadamente.
En Bolivia no existen datos precisos, pero en general, se observa un aumento de los problemas de salud mental debido a factores como el estrés, la pobreza, la violencia y la falta de acceso a servicios de salud mental.
Los problemas de salud mental pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas, interfiriendo en sus relaciones, trabajo y bienestar emocional, asegura el director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, James Robles.
“Pueden manifestarse a través de síntomas emocionales, cognitivos y conductuales que pueden ser discapacitantes si no se tratan adecuadamente”, precisa.
Hay que cuidar la salud mental
La salud mental es esencial para el bienestar general y el funcionamiento efectivo en la vida cotidiana.
Robles indica que “un buen estado de salud mental mejora la capacidad de afrontar el estrés, tomar decisiones, establecer relaciones saludables y lograr metas”.
Factores de riesgo
Los problemas de salud mental pueden disminuir la calidad de vida de una persona al afectar su bienestar emocional y su capacidad para disfrutar de las actividades cotidianas. También pueden interferir en sus relaciones interpersonales, causándole conflictos, aislamiento social o dificultades para establecer relaciones saludables.
Las dificultades de salud mental pueden influir en el rendimiento laboral o académico, porque pueden provocar la disminución de la concentración, absentismo laboral o escolar y dificultades para cumplir con responsabilidad.
“Existe una estrecha relación entre la salud mental y la salud física. Los problemas de salud mental no tratados pueden aumentar el riesgo de enfermedades físicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes y trastornos autoinmunitarios”, puntualiza el académico.
Asimismo, las personas que sufren algún trastorno mental pueden tener dificultades para cuidar de sí mismas, lo que incluye la alimentación adecuada, el ejercicio y el sueño. En casos graves, pueden llevar a pensamientos y comportamientos suicidas o autolesiones, lo que representa un riesgo significativo para la vida.
Para Robles la predisposición genética también puede aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos mentales. Además, los desequilibrios químicos en el cerebro pueden contribuir a problemas de salud mental.
El psicólogo agrega que otros desencadenantes contra la salud mental son:
- El trauma, como abuso infantil, violencia, accidentes graves o experiencias de guerra.
- El estrés continuo en la vida, ya sea por problemas financieros, laborales o personales, puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión.
- El consumo excesivo de alcohol y drogas puede aumentar el riesgo de trastornos como la adicción y la depresión.
- La pobreza, el desempleo, la discriminación, el aislamiento social y la falta de apoyo familiar.
- Las enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas o diabetes.
- Los antecedentes familiares de trastornos mentales también pueden aumentar el riesgo.
- Experiencias negativas en la infancia, como negligencia, abandono o falta de apoyo emocional.
Falta de interacción social y aislamiento pueden contribuir a la depresión y la ansiedad.