¿Qué emociones y sentidos guían realmente nuestras decisiones al viajar?

Por Lily Zurita Zelada

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La elección de un destino turístico rara vez responde a la lógica. En cada viaje interviene una emoción, un recuerdo que despierta o una sensación que nos conecta con aquello que deseamos experimentar. Viajar, en esencia, es un acto profundamente sensorial.

Una reciente investigación realizada por estudiantes y docentes de la carrera de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) confirma esta premisa: los sentidos son los verdaderos protagonistas en el comportamiento del turista y en la construcción de experiencias que perduran en la memoria.

Orlando Poma, docente de la carrera de Hotelería y Turismo en Unifranz, explica que el propósito central del estudio —uno de los proyectos ganadores de las Jornadas de Investigación Unifranz 2025— fue comprender qué sentido tiene mayor influencia en la decisión de compra turística.

“Elegimos no con el cerebro; básicamente elegimos con el corazón”, afirma, subrayando la dimensión emocional que guía al viajero. Su investigación buscó identificar si la vista, el oído, el olfato o el gusto tienen mayor peso al momento de escoger un hotel, un paquete o una experiencia.

La respuesta sorprendió incluso a los investigadores. “El ganador ha sido el olfato, porque el olfato tiene una conexión directa con el hipotálamo. El hipotálamo es la parte emocional”, señala Poma. Esta relación explica por qué los turistas se conectan tan profundamente con recuerdos construidos alrededor de aromas y sensaciones que evocan alegría, tranquilidad o familiaridad. La vista puede atraer, pero el olfato —como reveló el estudio— es lo que realmente permanece.

Hoy, el turismo ha dejado de ser una simple experiencia visual o de movimiento para convertirse en una vivencia plenamente multisensorial. Cada destino ya no se recorre sólo con los ojos, sino con todos los sentidos.

“El turismo sensorial propone descubrir los lugares a través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, ampliando la manera en que las personas se relacionan con su entorno. Esta modalidad transforma la forma en que experimentamos los lugares, permitiendo una conexión profunda y auténtica con el entorno y la cultura”, afirma Valeria Angulo, experta en temas turísticos.

El olfato, un puente hacia los destinos

La estudiante Estefanía Ramos refuerza los hallazgos al explicar la relevancia de este sentido en la construcción de estrategias turísticas. “Uno de los sentidos que es esencial en esta investigación para determinar el destino turístico es el olfato”, asegura. Durante el estudio observaron cómo los aromas influyen en la decisión final del visitante y, sobre todo, en su capacidad para recomendar el destino.

Ramos destaca que el olfato también incide en el efecto boca a boca, tan importante para la promoción turística. “Nos ayuda a hacer un marketing boca a boca (…) para que estos mismos turistas jalen más personas a estos destinos turísticos”.

El gusto y los sabores que definen un viaje

Pero no todo es aroma. La experiencia turística también tiene un componente profundamente gastronómico, especialmente en destinos que conectan tradición, cultura y sabor. Así lo explica Lilian Rocío Estrada, estudiante del sexto semestre de Turismo. Su equipo trabajó en un caso aplicado al destino Copacabana, donde el gusto es uno de los mayores motivadores de visita.

“Nuestra elección del destino turístico es lo que sería Copacabana… los turistas van por el pescado”, comenta. Se trata de un atractivo que convoca especialmente a familias que buscan un viaje tranquilo, conectado con la naturaleza y la gastronomía local que tiene que ver con sabores propios del lago Titicaca.

Para Estrada, la investigación permitió comprender cómo degustar un platillo típico puede convertirse en la razón principal para viajar. El turismo gastronómico, cada vez más en auge, reafirma que los sabores son recuerdos imborrables que definen destinos.

La vista: la primera puerta de entrada

La estudiante Sara Bripo Clavisalla complementa el análisis desde otro sentido fundamental: la vista. Su investigación confirma que es la primera impresión visual la que despierta el interés inicial del turista. “Capta a primera vista lo que sería el destino que tú vas a escoger”, señala.

Sin embargo, aclara que este impacto inicial no es suficiente para consolidar la experiencia del viajero. “El primero que te convence siempre va a ser la vista, pero el que se queda en tu cerebro (…) va a ser el sentido del olfato”. En esa interacción entre lo que se observa y lo que se siente, se construye un viaje completo.

Bripo también destaca el rol del gusto dentro de esta elección, especialmente en un país reconocido por su identidad culinaria: “Es uno de los que más llega a apasionar… nuestra gastronomía es superamplia y es uno de los que más atrae a nuestros turistas”.

La investigación combinó documentación y presencia en  campo. “Hemos investigado y, de igual manera, los hemos visitado de manera independiente, lo cual nos ha ayudado a fortalecer cada uno de los dos aspectos”, afirma. Para ella, esta experiencia resume la filosofía formativa de la carrera: “No solamente se queda en la teoría, sino que aprendemos mediante la práctica”.

Los sentidos: una oportunidad para el turismo boliviano

Los resultados de este estudio no solo enriquecen la formación académica de los estudiantes; también abren una ventana estratégica para el sector turístico boliviano. Conocer qué sentidos influyen más en la decisión del visitante permite diseñar experiencias auténticas, memorables y emocionalmente potentes, donde la gastronomía, los aromas locales y los paisajes se integran para construir una identidad turística sólida.

La investigación confirma que cada viaje es una experiencia sensorial completa. Y cuando un destino logra despertar emociones profundas, el turista no solo regresa: también se convierte en embajador de lo vivido.

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