Psico-Conecta: la alianza que lleva salud mental a mujeres afrobolivianas en Yungas

Por Antonio Ortega

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En medio de los verdes paisajes de los Yungas, donde el acceso a la salud mental es todavía un privilegio distante, un proyecto universitario busca cambiar la historia. Se trata de Psico-Conecta, una iniciativa impulsada por la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, que a través de la tecnología y el trabajo colaborativo, acerca atención psicológica primaria a mujeres afrobolivianas que enfrentan desafíos emocionales profundos.

Este Proyecto Integrador comenzó su primera fase junto a la Asociación de Mujeres Afrobolivianas Cimarronas. Este es un colectivo que reúne a mujeres afrodescendientes comprometidas con la defensa de sus derechos, la recuperación de su memoria histórica y la promoción del bienestar integral de sus comunidades. El término “cimarrona” ha sido resignificado por estas mujeres como símbolo de resistencia, dignidad y orgullo identitario. Desde su creación, las Cimarronas impulsan acciones culturales, educativas y de incidencia social en los Yungas y otras regiones del país.

Las dificultades de acceso geográfico, la escasez de profesionales en salud mental y las barreras económicas son parte de la realidad cotidiana para las Cimarronas. “No todas pueden acudir a una consulta presencial, pero eso no significa que deban quedarse sin apoyo”, afirma Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de Unifranz.

La respuesta llegó a través de la tecnología. Psico-Conecta ofrece sesiones virtuales donde las usuarias pueden dialogar con psicólogos formados para brindar una atención empática, profesional y adaptada a sus contextos culturales.

“La virtualidad no reemplaza el contacto humano, pero permite que mujeres de lugares remotos puedan ser escuchadas, contenidas y acompañadas por profesionales”, explica la directora Loayza.

Desafíos emocionales con nombre propio

Las mujeres afrobolivianas de los Yungas no solo lidian con el aislamiento geográfico. Cargan también con el peso de años de discriminación racial, desigualdad económica, violencia de género y migración forzada. Condiciones que, según relatan desde la Asociación Cimarronas, han generado altos niveles de estrés, ansiedad y episodios depresivos que, en muchos casos, nunca han sido tratados por falta de servicios especializados.

“Nosotras hemos resistido con redes de apoyo comunitarias, fortaleciendo nuestra identidad y acompañándonos entre nosotras. Pero contar ahora con profesionales que entienden nuestra historia y nuestra cultura nos abre nuevas posibilidades de sanar”, señala Guisela Vázquez Zabala, lideresa de las Cimarronas.

Para ella, el trabajo conjunto con Unifranz representa mucho más que un servicio asistencial. “Esto es un proceso de aprendizaje mutuo. Los estudiantes y profesionales no solo nos apoyan a nosotras, también enriquecen su formación con realidades que muchas veces la academia no muestra”, añade.

Tecnología con propósito social

Lejos de ser un experimento aislado, Psico-Conecta se proyecta como un modelo de innovación social que apuesta por ampliar el acceso a la salud mental en Bolivia. “Este es solo el inicio de lo que queremos seguir construyendo como universidad. La salud mental no puede seguir siendo un privilegio de las ciudades. Todos, sin importar dónde vivamos, merecemos ser escuchados y acompañados”, concluye Loayza. En un país donde los índices de salud mental preocupan y las brechas de atención siguen siendo amplias, proyectos como Psico-Conecta demuestran que la tecnología, cuando se une a la empatía, puede transformar realidades y acercar derechos fundamentales a quienes más lo necesitan.

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Antonio Ortega

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