¿Por qué hemos dejado de leer?

¿Por qué hemos dejado de leer?

Existen muchas razones por las cuales las personas, particularmente los jóvenes, dejaron de leer con regularidad. La más importante, tal vez, es por el uso constante de la tecnología en el cotidiano vivir que ha afectado la capacidad de atención y dedicación para una buena lectura.

En su adolescencia, María Isabel devoraba libros en un par de días. Paulo Coelho, Gabriel García Márquez, Isabel Allende y Mario Benedetti eran sus autores preferidos, al margen de la literatura obligatoria que le daban en el colegio o la universidad. También le gustaba leer libros de historia y acompañaba a su papá en la lectura de noticias, reportajes y crónicas que se publicaban en el periódico.

Con el paso de los años, el trabajo, las obligaciones del hogar, el cuidado de sus hijos y los compromisos sociales acabaron con su rutina. Hace como tres meses, María Isabel decidió retomar su hábito, pero con los ebooks desde una tableta, pero el sueño y el cansancio la vencen, dejando ‘para mañana’ el abrir nuevamente un buen libro. 

En el siglo pasado, en un contexto sociocultural e histórico que caracterizaba a generaciones denominadas baby boomers y ‘X’, el hábito de la lectura estaba solidificado, ya sea por gusto o por obligación. Sin embargo, la incursión tecnológica ha hecho que las actuales generaciones (millenials o centenials) sean afectadas en esa positiva rutina.

“Es posible que esté decreciendo el hábito por la lectura en sí, debido al tema tecnológico”, dice Liudmila Loayza, directora de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a tiempo de aclarar que es un requisito imprescindible en la formación académica; pero que hoy existen métodos alternativos para obtener información, como son los podcasts o los vídeos.  

La lectura siempre va a ser importante, porque a través de ella obtenemos información y producimos pensamientos. La mejor forma de comunicar los pensamientos es a través del lenguaje. El lenguaje escrito se va a consolidar mejor, en cuanto a redacción, sintaxis y ortografía, si se tiene un buen nivel de lectura.  

La tecnología al servicio de la lectura

Las nuevas tecnologías no son las únicas causantes de los bajos índices de lectura que se registran no solo a nivel nacional sino mundial, más aún cuando las tecnologías han irrumpido en sociedad con una serie de herramientas digitales que fomentan ese hábito, principalmente en cuanto a la forma de leer.

Como ejemplo, Loayza menciona que, dentro de los procesos de aprendizaje, existen ciertos trastornos, como la dislexia (tendencia a invertir letras que son parecidas en forma), afectando al hábito de lectura.

“Cuando una persona tiene dislexia pues también tiene dificultades en lo que es lectura de comprensión, haciendo que desestime la lectura y se convierta en una persona que no le guste leer”, dice la académica.

Ante estas dificultades, la tecnología ha ayudado con aplicaciones interactivas que pueden hacer que el cerebro se entrene en la percepción, mostrando varias palabras parecidas, detectando la que es diferente, otorgando premios, o sea, son aplicaciones que logran motivar y corregir a los lectores en estos aspectos.

Estas alternativas tecnológicas pueden mejorar la condición propia de la lectura y también pueden ayudar a leer con mayor velocidad, a comprender mejor los textos y a entrenar la percepción.

Tipos de lectura

“Como proceso mental, la lectura es una traducción de símbolos a ideas en la que se aprehende determinada información. Es la primera toma de contacto con el tema y un paso fundamental para el estudio. Requiere atención y concentración”, según el Servicio de Bibliotecas de la Universidad de Extremadura.

Si bien hay una infinidad de clasificaciones de los tipos de lectura, de forma general se identifican:

  • Lectura recreativa. Como método de entretenimiento.
  • Lectura reflexiva. Se obtiene mensaje o enseñanza y se reflexiona sobre él.
  • Lectura superficial. Se lee de manera rápida un texto para conocer su contenido general y saber si será útil o de interés.
  • Lectura informativa. Para conocer una información.
  • Lectura musical. Se leen símbolos que reflejan sonidos musicales.
  • Lectura braille. Sistema de lecto escritura que se realiza a través del tacto.

Loayza, en tanto, resume en dos los tipos de lectura: de formación y de recreación y que con la tecnología hay una infinidad de libros, tanto de formación, de comprensión y de recreación en formato digital e interactivo.

Cómo fomentar la lectura de aprendizaje

Es importante analizar los recursos tecnológicos y académicos que se acomodan a las diversas formas de aprender, principalmente cuando las personas tienden a ser visuales, kinestésicas o auditivas.

En caso de ser visuales, el lector tendrá mayor facilidad de extraer información de un texto. Cuando son auditivas, es más fácil escuchar un podcast o un audiolibro para retener la información, y cuando son kinestésicos, se puede recurrir a vídeos o cosas que evoquen sensaciones que puedan asociar para aprender.

“No quiere decir que para aquella persona que es más auditiva o más kinestésica, vamos a desmerecer la lectura. Todos tenemos que tener un buen nivel de lectura de comprensión, lectura crítica, para formarnos bien, para consolidar mejor nuestros procesos de información y el pensamiento”, indica la académica.

“Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía”, decía el expresidente norteamericano John Kennedy. De ahí la importancia de seguir fomentando el hábito de la lectura en textos físicos, en los que sean de mayor utilidad en la apropiación de toda la información posible y disponible.

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