Leishmaniasis: una amenaza silenciosa que necesita atención y prevención

Por Lily Zurita Zelada

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En las últimas semanas, el municipio de Cotoca, en Santa Cruz, se ha visto envuelto en rumores y preocupación tras la circulación de información en redes sociales sobre posibles casos de leishmaniasis en perros de albergues locales. Aunque aún no existe un informe oficial del Servicio Departamental de Salud (SEDES), la noticia ha encendido las alarmas por la posible afectación a los seres humanos.

Rosario Córdova Olguín, docente de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que la leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que puede transmitirse de animales a personas solo en condiciones específicas. 

“Lo que circula en redes es la parasitación en perros de albergues en Cotoca. No se cuenta con una información oficial realizada por el SEDES, pero de confirmarse, los perros representan el hospedero animal de mayor importancia para el contagio al hombre debido a su cercanía y convivencia”, advirtió.

¿Qué es la leishmaniasis y cómo se transmite?

La leishmaniasis es una enfermedad causada por protozoos del género Leishmania. Su transmisión ocurre a través de la picadura de pequeños insectos conocidos como “mosquitos de arena”, que habitan principalmente en zonas selváticas. Existen tres formas clínicas: cutánea, mucocutánea y visceral, siendo esta última potencialmente mortal.

“El hombre se infecta cuando realiza trabajos como la pesca, la caza, el desmonte de árboles o la cosecha de productos como la almendra y el cacao, en zonas endémicas. No se trata de un contagio directo entre personas o animales, sino que es indispensable la presencia del vector transmisor”, aclaró Córdova.

En el caso de los perros, la situación es preocupante porque actúan como reservorios naturales. Si los animales están infectados y existe el mosquito transmisor, el riesgo de contagio al ser humano se incrementa considerablemente.

Manifestaciones clínicas: señales de alerta en humanos

Las consecuencias de la leishmaniasis dependen del tipo de infección. En su forma cutánea, provoca lesiones visibles en la piel, redondeadas y con bordes elevados, que aparecen en el lugar de la picadura. La leishmaniasis mucocutánea afecta boca, nariz y garganta, generando dificultades para alimentarse y una desnutrición progresiva. La forma visceral es la más grave: compromete órganos internos como el hígado y el bazo, y puede ser mortal si no se trata a tiempo.

“Si existen perros contagiados y el vector está presente, habrá la probabilidad de contagio al ser humano. La leishmaniasis visceral suele ser mortal porque afecta a órganos vitales. Por eso, la prevención y el diagnóstico temprano son claves”, enfatiza la especialista.

Tratamiento y prevención: pasos imprescindibles

En Bolivia, la leishmaniasis cuenta con tratamiento gratuito a través de un programa nacional de diagnóstico y control. Los pacientes que sospechen tener síntomas deben acudir inmediatamente a un centro de salud. No existen remedios caseros efectivos y la atención médica es imprescindible.

“El tratamiento es netamente farmacológico y gratuito. El paciente debe acercarse a su centro de salud. La mejor medida de prevención es atacar al vector mediante insecticidas, repelentes y mosquiteros, sobre todo cuando realizamos actividades en zonas endémicas”, señaló Córdova.

El tratamiento más usado es a base de compuestos de antimonio pentavalente, como el glucantime y el pentostam. En Santa Cruz existen dos centros de referencia especializados: el Centro Dermatológico de Jorochito, que ofrece diagnóstico y tratamiento, y el CENETROP, que realiza diagnósticos confirmatorios.

Zonas endémicas y riesgos futuros

La leishmaniasis no es una enfermedad nueva en Bolivia. Sus focos endémicos están asociados a regiones selváticas y actividades rurales que implican un contacto directo con el hábitat natural del vector. Sin embargo, el avance de las fronteras agrícolas y la deforestación generan un aumento de riesgo de transmisión en comunidades cercanas.

“Este tipo de parasitosis es propio de actividades de campo. Mientras sigamos invadiendo el hábitat del vector con la caza, el desmonte y la agricultura, tendremos casos. Además, debido a que son poco frecuentes en la ciudad, el diagnóstico se vuelve difícil para el personal de salud que muchas veces no tiene la experiencia adecuada para sospechar de una leishmaniasis”, advierte la docente de Unifranz.

Un llamado a la prevención y la conciencia

La leishmaniasis es una enfermedad silenciosa, que muchas veces se detecta cuando ya ha avanzado en el organismo. La clave está en la prevención: el uso de repelentes, mosquiteros y ropa protectora durante actividades de campo, además de la vigilancia veterinaria en mascotas que puedan actuar como reservorios.

Por ese motivo, los expertos sugieren información temprana, acceso al tratamiento y conciencia sobre el impacto ambiental son las herramientas más poderosas para frenar su propagación. La leishmaniasis no distingue entre perros y humanos; afecta a todos por igual cuando no se toman las medidas adecuadas.

“Debemos estar informados y acudir al sistema de salud en cuanto aparezcan síntomas sospechosos. La prevención y el diagnóstico temprano pueden salvar vidas”, concluye Rosario Córdova.

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