Las 10 habilidades para la vida según la OMS: claves para el bienestar y la educación

Por Manuel Joao Filomeno Nuñez

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica diez habilidades esenciales para fortalecer el desarrollo psicosocial y ayudar a que niños, jóvenes y adultos enfrenten de manera efectiva los desafíos cotidianos. Estas competencias, conocidas como habilidades para la vida, buscan promover una convivencia saludable, mejorar la toma de decisiones y favorecer el bienestar emocional en contextos educativos, sociales y personales.

“Estas habilidades permiten que las personas se comprendan a sí mismas, interactúen de manera positiva con su entorno y actúen con mayor claridad y responsabilidad”, señala Mario Ariel Quispe, miembro de la Jefatura de Enseñanza Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

Quispe explica que su importancia recae en que estas habilidades promueven una formación integral que no solo se limita a lo académico, sino que impulsa el desarrollo humano y social. Es por esto, indica el especialista, que incorporar estas competencias en los procesos formativos ayuda a construir ciudadanos más empáticos, críticos y capaces de afrontar la presión o la incertidumbre.

De acuerdo con la OMS, las diez habilidades se agrupan en cinco dimensiones centrales que dialogan entre sí y se refuerzan mutuamente. 

La primera de ellas es el autoconocimiento, entendido como la capacidad de identificar emociones, valores, fortalezas y áreas de mejora. Esta habilidad permite reconocer cómo se actúa frente a diversas situaciones y construir decisiones más conscientes. Junto a ella se encuentra la empatía, indispensable para comprender las perspectivas de los demás y establecer relaciones humanas respetuosas, sensibles y responsables.

La segunda dimensión está relacionada con las interacciones sociales. Incluye la comunicación eficaz, que supone expresar ideas, emociones y necesidades de forma clara, respetuosa y asertiva, así como las relaciones interpersonales, que potencian la cooperación, la convivencia positiva y la resolución pacífica de conflictos. Estas competencias resultan especialmente valiosas en aulas y entornos familiares donde el diálogo y la escucha activa son fundamentales para el aprendizaje y la cohesión.

El tercer grupo aborda la capacidad de gestionar desafíos cotidianos. La toma de decisiones implica evaluar opciones, consecuencias, valores y dimensiones éticas antes de actuar; mientras que la resolución de problemas exige identificar obstáculos, analizarlos y proponer soluciones creativas, sostenibles y socialmente responsables. Para Quispe, estas habilidades son cruciales porque “permiten actuar con mayor autonomía, reducir impulsividad y fortalecer la responsabilidad personal y colectiva”.

La OMS también destaca la relevancia del pensamiento creativo y el pensamiento crítico. El primero impulsa la generación de ideas novedosas y flexibles para enfrentar situaciones diversas; el segundo permite analizar información, identificar argumentos, valorar evidencias y tomar decisiones fundamentadas. En un contexto saturado de datos y desafíos complejos, ambas competencias se vuelven imprescindibles para la innovación educativa y la ciudadanía informada.

Finalmente, la quinta dimensión se centra en el bienestar emocional. El manejo de emociones ayuda a reconocer, expresar y regular adecuadamente los sentimientos propios para evitar respuestas impulsivas o conflictivas. A su vez, el manejo del estrés permite aplicar estrategias para reducir tensiones, adaptarse a la presión y mantener el equilibrio ante cambios o dificultades. Estas habilidades favorecen entornos más saludables y resilientes, tanto en la vida personal como en entornos formativos y laborales.

En conjunto, las diez habilidades para la vida propuestas por la OMS representan un enfoque integral que va más allá de la enseñanza tradicional. Ofrecen herramientas prácticas para mejorar la convivencia, fortalecer la autonomía y promover la salud mental. Como concluye Quispe, “desarrollar estas competencias es indispensable para formar personas capaces de vivir en armonía consigo mismas y con los demás, afrontando con inteligencia emocional los retos de un mundo en constante transformación”.

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