Inteligencia Artificial en odontología: la revolución que empieza en el diagnóstico

Por Leny Chuquimia

Una mancha en la encía, una molestia que pasa desapercibida o una radiografía difícil de interpretar son pequeños signos que, si no se detectan a tiempo, pueden dar pie a enfermedades graves. La Inteligencia Artificial (IA) promete ser ese “ojo” extra que acompañe al odontólogo, ayudándole a prevenir antes de que sea demasiado tarde.

En la carrera de Odontología de la Universidad Privada Franz Tamayo, Unifranz, un grupo de docentes y estudiantes se adentra en este terreno aún poco explorado en Bolivia, el del Uso de la IA para el diagnóstico de enfermedades orales. Su investigación, presentada en las Jornadas de Investigación 2025, no sólo reveló el potencial clínico de estas tecnologías, sino también los retos y las preguntas que plantea su integración en la práctica odontológica.

Se trata de un tema poco documentado y durante el proceso de investigación, que duró cuatro meses, se concluyó que la inteligencia artificial y las nuevas actualizaciones permiten tener diagnósticos mucho más rápidos y precisos, señala la docente guía, Daniela Rodríguez Arce. 

Este hallazgo conecta con una de las principales promesas de la IA en medicina, acortar tiempos, reducir el margen de error y dar más certezas a médicos y pacientes.

“Nos motivó la necesidad de explorar herramientas innovadoras que permitan un diagnóstico más preciso y accesible de las patologías orales que podamos encontrar. Consideramos esencial comprender cómo puede aplicarse en odontología para mejorar la calidad de vida de los pacientes y optimizar los procedimientos clínicos”, sostiene el estudiante Daniel Monroy Ardaya. 

La investigación 

El trabajo explora cómo distintas herramientas basadas en IA ya se están aplicando en el ámbito clínico. El equipo verificó y comprobó el uso de plataformas como WeDiagnostix y OralScan para analizar imágenes y detectar lesiones en etapas tempranas, mientras que bases de datos como INPLASY facilitan la sistematización de la investigación científica. 

En paralelo, tecnologías como Invisalign con IA permiten diseñar alineadores dentales personalizados, acelerando la planificación y mejorando la precisión de los tratamientos.

“Nos llamó la atención que plataformas como WeDiagnostix y OralScan utilizan algoritmos de análisis de imagen para identificar lesiones orales en fases muy tempranas. La precisión de esas tecnologías combinada con la rapidez de procesamiento nos demostró el enorme potencial de la IA como apoyo de la práctica clínica cotidiana”, asegura Monroy.

La IA también se abre camino en la relación con los pacientes y en la formación profesional. Chatbots y asistentes virtuales empiezan a ser utilizados como herramientas de orientación previa a la consulta, resolviendo dudas básicas y fomentando la educación dental preventiva. En el terreno académico, estos recursos ofrecen simulaciones y entornos de aprendizaje que preparan a los futuros odontólogos para un ejercicio clínico más digitalizado.

Una odontología interdisciplinaria

Uno de los cambios más significativos que dejó la investigación para los estudiantes fue la visión misma de la odontología. Monroy explica: “Nuestra percepción del odontólogo y la odontología evolucionó a una visión más interdisciplinaria, donde podemos combinar lo tradicional con lo tecnológico”. 

Añade que “la odontología ya no debe concebirse únicamente como una práctica clínica tradicional, sino como un campo de constante integración con la informática, la bioingeniería y la innovación tecnológica”.

La propia formación profesional deberá adaptarse a esta transformación. Desde su rol como docente, Rodríguez Arce plantea que los futuros odontólogos deberán dominar competencias digitales: “Las habilidades que deben desarrollar los futuros odontólogos son habilidades digitales y tecnológicas, deben conocer las aplicaciones, las páginas o los prompts para la IA”.

Pacientes mejor informados, profesionales más preparados

La investigación también subraya un fenómeno creciente: los propios pacientes recurren cada vez más a sistemas de IA o buscadores avanzados para informarse sobre su salud. Esto, lejos de ser una amenaza, puede convertirse en un recurso positivo.

 “La IA es muy utilizada por los pacientes, para sus búsquedas específicas. Esto hace que puedan buscar, corroborar o conocer más sobre la información que les damos. Así tanto pacientes como odontólogos tendremos más confianza para avanzar en los tratamientos que se proponen”, explica Rodríguez Arce.

No obstante, la docente advierte que no todo debe dejarse en manos de los algoritmos: “Si bien es una herramienta que puede ayudarnos, al igual que cualquier herramienta en internet, siempre debemos buscar referencias bibliográficas, respaldadas con artículos científicos, con libros y autores, para que se eviten errores al momento del diagnóstico”.

Ese mismo criterio se extiende al terreno ético. Aunque aún no hay marcos regulatorios claros, la investigadora considera que la clave está en usar la IA como apoyo y no como sustituto: 

“En la parte de la ética, esto todavía no está muy regulado, pero pienso que si sabemos utilizar la IA como un apoyo, a la larga nos va a servir para atender a los pacientes de forma más rápida y con diagnósticos más certeros, con menos fracasos en tratamientos y consulta”, explica.

Retos locales, oportunidades globales

La investigación también deja al descubierto un desafío regional: la escasez de bibliografía actualizada en español. Los estudiantes tuvieron que recurrir a artículos en inglés, lo que, aunque demandante, enriqueció su análisis. 

“Entre las principales dificultades que encontramos, está la escasez de bibliografía al respecto y más aún actualizada en español. Se recurrió a estudios científicos en inglés, lo que nos permitió una visión más completa y crítica”, explica Monroy.

Para Rodríguez Arce, más que barreras, en Bolivia y Latinoamérica existen oportunidades. “Hay mucho potencial en estas tecnologías, gracias a la era digital que nos permite estar interconectados con el mundo. En el contexto boliviano o latinoamericano no veo barreras, sino que hay que socializar con los colegas para que se animen a utilizarlos”.

Una mirada hacia el futuro

El horizonte que se dibuja a partir de esta investigación es el de una odontología más precisa, preventiva y personalizada. Monroy proyecta que, en el futuro, el odontólogo será un profesional que “mantendrá el liderazgo en la atención clínica pero que contará con un apoyo indispensable en sistemas de la IA. La IA será recurso de uso diario para la planificación de tratamiento, diseño de prótesis, interpretación radiográfica y la previsión del riesgo”.  

Sin embargo, aclara que el componente humano seguirá siendo insustituible: “La empatía, la ética y la toma de decisiones clínicas es algo que la IA nunca podrá reemplazar”.

Ese equilibrio entre tecnología y humanidad parece ser el núcleo de la investigación. Y es también la promesa de un futuro donde las herramientas digitales no desplacen al odontólogo, sino que lo potencien en su rol: ofrecer diagnósticos más certeros, tratamientos más efectivos y, en última instancia, una mejor calidad de vida para los pacientes.

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