Educación, la mejor inversión en tiempos de crisis
Por Antonio Ortega

En un contexto de incertidumbre económica y cambios acelerados en el mercado laboral, la educación se consolida como una de las inversiones más seguras y estratégicas. Lejos de ser solo una herramienta técnica, el aprendizaje continuo brinda capacidades adaptativas que permiten a las personas enfrentar desafíos, reinventarse profesionalmente y construir un futuro más resiliente.
Carlos Molina, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz La Paz, sostiene que el conocimiento es la base para la estabilidad laboral.
“Hoy, más que nunca, necesitamos formar profesionales flexibles, con pensamiento crítico y capacidad de reinventarse ante los cambios. La educación permite que las personas enfrenten la incertidumbre con mayores herramientas y alternativas de acción”, afirma el director.
La resiliencia nace del aprendizaje
Ser resiliente en la actual coyuntura económica implica asumir la educación como un proceso permanente. Jenny Andia, economista y directora de la carrera de Ingeniería Económica de Unifranz La Paz, está a favor de un proceso educativo constante: “La resiliencia educativa significa entender que aprender no es una etapa que termina. Quienes apuestan por actualizar sus competencias tienen mayores posibilidades de superar adversidades, reinsertarse en el mercado laboral y emprender nuevos caminos a futuro”.
Molina coincide con su colega y añade que, en un mercado laboral dinámico, las habilidades de hoy podrían no ser suficientes mañana. “Por eso es fundamental que los trabajadores inviertan en su formación, desarrollen nuevas competencias y mantengan una actitud abierta al cambio”, resalta. Precisamente Unifranz impulsa el emprendimiento y la formación de profesionales con un espíritu emprendedor.
Invertir en educación: una decisión estratégica
Andia subraya que invertir en educación genera retornos económicos y sociales a largo plazo. “Cada año adicional de estudio incrementa los ingresos potenciales y mejora las condiciones de vida. A nivel país, una población más educada impulsa el crecimiento económico y reduce las brechas de desigualdad”, sostiene.
Por su parte, Molina enfatiza que la educación también es clave para la innovación y el emprendimiento. “Un país que apuesta por formar a su gente es un país que genera soluciones, enfrenta las crisis con creatividad y construye un futuro más sólido para sus trabajadores”, asegura.
Los bolivianos, añade Molina, suelen ser emprendedores y están constantemente buscando generar mayores ingresos. Sus palabras están respaldadas por las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE); según esta entidad, el 54,1 % de la Población Económicamente Activa (PEA) se identifica como emprendedora, lo que refleja una marcada tendencia a crear sus propias oportunidades frente a un mercado laboral que no siempre ofrece empleos formales.
Molina concluye que la mejor manera de fortalecer el trabajo es a través de una educación continua que permita a las personas crecer profesionalmente y adaptarse a los desafíos del entorno laboral.