Colaborador, un nuevo paradigma en el mundo laboral

Colaborador, un nuevo paradigma en el mundo laboral

El mundo evoluciona, se transforma y reajusta de acuerdo a sus necesidades. Estos procesos devienen luego en cambios de paradigma que modifican las reglas del juego para todos los actores.

Uno de estos cambios se da en el mundo laboral, donde los trabajadores o empleados dan paso a los colaboradores.

A diferencia de los trabajadores, quienes realizan un trabajo a cambio de un salario, los colaboradores están siempre dispuestos a colaborar con otros en el logro de una meta común.

Para Pablo Ardaya, director nacional de Capital Humano de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, concebir al trabajador como colaborador conlleva un mayor compromiso porque se esfuerzan en comprender el propósito de la organización, poner empeño, pasión, intelecto y compromiso.

“Todos estos elementos que las personas llevan consigo cuando se incorporan a la empresa hacen que, justamente, sean consideradas colaboradoras del objetivo, es decir, del propósito organizacional”, asegura.

Las personas son las que dan vida y espíritu a los procesos, que por muy bien diseñados y tecnológicos que estén requieren indefectiblemente del alma de los colaboradores para hacer que ese proceso sea increíble ya que solo las personas son capaces de entender y explotar la tecnología para lograr mejores resultados.

Ardaya recuerda que, hasta el siglo pasado, las empresas y los empresarios lo que necesitaban era mano de obra, es decir fuerza bruta para que, a través de esa fuerza mercantilizada en el trabajo, se convierta en un dependiente de una empresa y venda en sí, su fuerza y su tiempo.

“De un tiempo a esta parte, las empresas se han dado cuenta que más allá de la fuerza bruta o física, las personas tienen algo más poderoso que es propiamente su conocimiento, su actitud, sus habilidades y sus valores. Todos estos elementos que, además les permiten conseguir logros, hacen que las buenas empresas ya no vean a estas personas que trabajan para ellos como simple fuerza bruta, sino como socios que permiten lograr resultados, de ahí el término colaborador”, agrega.

Evidentemente, las personas se han convertido en el alma y el cerebro detrás de los procesos dentro de las organizaciones. Hoy, muchas empresas son conscientes de que las personas son valiosas y que, si quieren tener éxito, necesitan pensar en el valor añadido de la pasión y el compromiso de esas personas.

El cambio de nomenclatura en la administración laboral es un reflejo de que hay una evolución natural en las empresas en la gestión de capital humano. 

Pasar de la denominación ‘recursos humanos’ a ‘talento humano’ y, actualmente, a ‘capital humano’ es un reconocimiento a las cualidades humanas de los colaboradores. 

Ardaya explica que, incluso, otras empresas ya están hablando de la ‘gestión de las personas’, entendiendo a la persona como un elemento integral, que engloba talento, conocimiento, ganas, pasión y otros aspectos adicionales que lo hacen único.

“Cuando nos damos cuenta de que la persona es mucho más compleja, que viene con competencias, con habilidades y con sentimientos a nuestra organización, es donde cobra importancia el saber gestionar esta parte intangible que las personas tienen. Un buen trabajador no es solamente un buen trabajador, sino también es una persona íntegra”, puntualiza.

¿Cómo lograr el cambio?

De acuerdo con un estudio realizado por el Banco Industrial de Guatemala, una de las maneras exitosas de lograr el cambio de un trabajador a un colaborador, es a través de programas de reconocimiento para las personas que se desempeñan en la organización. Estos programas ayudan a inspirar la creatividad, a mejorar la productividad, a tener una menor rotación del personal, entre otros. Un programa de reconocimiento eficaz y exitoso es aquél que se aplica a todos los colaboradores y que los motivan porque se convierte en un reto ser reconocido.

“La clave para el éxito de las empresas es lograr incrementos continuos en la productividad de los colaboradores. No importa si es ventas, servicio al cliente, producción, o el mismo staff de soporte, ya que al final del día lo importante es lograr que los colaboradores hagan lo que la empresa necesita. El reconocimiento de la experiencia es uno de los factores más importantes en la percepción global de las compañías como un gran lugar para trabajar”, explica la institución financiera.

Habilidades blandas

A diferencia de los empleadores de décadas pasadas, los responsables de capital humano del siglo XXI no buscan solo conocimientos duros, sino que, con el pasar de los años y los cambios tecnológicos y sociales, han cobrado cada vez mayor importancia las habilidades blandas.

Ardaya indica que las habilidades blandas son aquellas que permiten a las personas relacionarse unas con otras, reinventarse, entender y comprender los elementos y, sobre todo, proyectarse hacia mejores niveles. En tanto, las competencias duras no sólo hacen referencia a la fuerza, sino también a un conocimiento aplicativo.

“No me serviría de nada si una persona, que atiende a los clientes o usuarios y sabe manejar excelentemente el sistema (…), no tuviera incorporada una habilidad blanda, como la atención al cliente, las ganas de ayudar, el comprometerse con dar solución a una persona”, dice Ardaya.

Recientemente, el Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), parte del Centro de Pensamiento Estratégico de Unifranz, presentó el estudio “Competencias laborales en las empresas bolivianas”, el cual revela que en el nivel estratégico de las empresas se valoran, en mayor proporción, las competencias de comunicación efectiva (escrita), resolución de problemas y habilidades de contacto (astucia política). Mientras que las menos valoradas son las de independencia/autonomía, visión del negocio y motivación y delegación. 

Por otro lado, a nivel táctico, las competencias más valoradas son las de motivación y delegación, integridad/honestidad y responsabilidad. Mientras que las menos valoradas son las de impacto e influencia, manejo de conflictos y habilidades de contacto. 

Unifranz
La clave para el éxito de las empresas es lograr incrementos continuos en la productividad de los colaboradores

Todas estas competencias son consideradas habilidades blandas

Ambiente laboral

El concepto de ambiente laboral ha cobrado relevancia actualmente para las organizaciones porque tiene efecto sobre las personas, los procesos y los resultados. 

Un buen ambiente laboral no es un ambiente libre de problemas, sino es un lugar donde la persona se siente cómoda y, por lo tanto, saca todas sus competencias y habilidades para entregarse al 100% a su trabajo. 

“El ambiente influye en las personas por lo que gestionar un ambiente laboral amigable y cohesionado es sumamente importante”, puntualiza el experto.

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