«Ceremonia», la cinta de Rodrigo Bellott cautiva en su premiere paceña
Por Antonio Ortega
Las luces de la sala 2 del Multicine se apagan lentamente. Durante un momento, el silencio se apodera del lugar y los espectadores se sumergen en un universo envuelto por la magia verde del bosque, cabañas ecológicas que se levantan entre senderos montañosos y por la majestuosidad de los helechos gigantes que protegen la vida en Samaipata. Así comienza la travesía cinematográfica de Ceremonia, la más reciente película del reconocido director boliviano Rodrigo Bellott, que fue estrenada la noche del martes 28 de octubre en la ciudad de La Paz.
La obra destaca no solo por su narrativa introspectiva, sino también por su estrecha relación con el territorio donde fue concebida. Ceremonia es la primera película creada, rodada y estrenada íntegramente en el valle cruceño de Samaipata, un enclave turístico único por su riqueza histórica, cultural y natural.
La producción logró unir a vecinos, turistas, artistas y productores audiovisuales en una experiencia inédita, en la que el cine se fusionó con la identidad local y con la energía espiritual que muchos aseguran sentir en este destino.
Durante la presentación, Bellott compartió varias reflexiones sobre el proceso creativo que dio vida al largometraje. Él mira a esta película desde un crecimiento personal y profesional.
“Una de las cosas que aprendí en este proceso es que el propósito no es lo que haces con tu vida; el propósito es el impacto que tus acciones tienen sobre los demás y en tu comunidad”, afirmó el director Rodrigo Bellott frente al público.
Para el cineasta, Ceremonia es también una carta de amor a Samaipata, lugar donde actualmente reside y del que disfruta sus montañas, su clima y su gente. “Esta película es mi agradecimiento a este pueblo que me adoptó, a Samaipata que me dio una manera de ver el cine diferente”, añadió.
Unifranz en el cine
Uno de los elementos especiales detrás de esta producción es la presencia de talento joven boliviano. El equipo que acompañó a Bellott estuvo conformado por cerca de medio centenar de personas, entre las cuales destacaron estudiantes de las carreras de Publicidad y Marketing, Diseño Gráfico y Producción Cross Media, y Periodismo de la Universidad Franz Tamayo.
Los estudiantes no solo cumplieron labores de apoyo, sino que se integraron de lleno al proceso profesional de rodaje, realizando contenido del detrás de cámaras, asistiendo en la producción y viviendo en primera persona los desafíos de una filmación real en locaciones naturales.
Bellott destacó la disciplina y el compromiso de los estudiantes: “Siempre he confiado en el potencial de las nuevas generaciones, y ha sido inspirador ver el entusiasmo y la disposición de los estudiantes de Unifranz que se sumaron al trabajo en Ceremonia.
“Fue una filmación exigente —empezábamos antes del amanecer y seguíamos hasta la noche—, pero ellos se mantuvieron firmes, con ganas de aprender y contribuir, integrándose con gran actitud a un equipo de profesionales del cine boliviano y español”, señaló.
Su participación refuerza el modelo educativo de Unifranz que impulsa el “Aprende Haciendo”, permitiendo que los futuros comunicadores, productores audiovisuales y profesionales del marketing adquieran experiencia real en la industria.
“El aprender haciendo es la esencia de nuestro modelo educativo innovador. En Unifranz, hemos implementado un sistema en el que el estudiante es el protagonista de su propio proceso de aprendizaje”, explicó Eva Foronda, decana académica de Unifranz La Paz.
Rodrigo Bellott es uno de los grandes referentes del cine boliviano contemporáneo. Dirigió Tu me manques, película que representó a Bolivia en la carrera por el Oscar en 2020, además de títulos como Dependencia Sexual (2003), considerada obra de culto del cine nacional, y ¿Quién mató a la llamita blanca? (2006), una road movie que marcó un antes y un después en la comedia boliviana por su estética y humor profundamente locales.
Al finalizar la proyección de Ceremonia, una lluvia de aplausos colmó la sala. El público reconoció no solo la belleza visual de la obra, sino también la intimidad de su mensaje. La historia, que narra un viaje interior en medio de la naturaleza samaipateña, deja una huella en la audiencia que trasciende la pantalla.