Actividades que estimulan liderazgo y responsabilidad en jóvenes y adolescentes

Por Aldo Juan Peralta Lemus

El liderazgo responsable en jóvenes no surge de manera espontánea; se construye a partir de experiencias.

Fomentar el liderazgo responsable en jóvenes es una tarea clave para construir comunidades más justas, colaborativas y capaces de enfrentar los retos sociales actuales. Aunque el liderazgo suele asociarse con habilidades como tomar decisiones, hablar en público o coordinar grupos, hoy se reconoce que un líder verdaderamente valioso debe también ser empático, ético y consciente del impacto de sus acciones. Por ello, diversas actividades pueden ayudar a que los jóvenes desarrollen una visión más integral y comprometida del liderazgo.

Alejandro Zegarra, coach y vicerrector adjunto de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) destaca que antes de liderar cada persona debe conocer qué capacidades tiene.

“El liderazgo es un factor que debemos afianzar en nuestros jóvenes, porque antes de liderar a otros, debemos conocer las capacidades que tenemos nosotros mismos. Encontrar su propósito de vida les ayudará a encaminarse hacia una dirección que les permitirá ayudar a los demás a través de su profesión”, destaca Zegarra.

Una de las actividades más efectivas para conocer las capacidades son los proyectos de impacto comunitario, donde los jóvenes identifican una problemática local —como limpieza de espacios públicos, apoyo a adultos mayores, resguardo de animales o campañas de reciclaje— y diseñan soluciones con recursos limitados. Este tipo de actividades les permite comprender la importancia de planificar, coordinar tareas, trabajar con otros y asumir responsabilidades reales frente a su entorno.

Otra estrategia es el trabajo colaborativo basado en retos, como hackatones sociales o dinámicas de pensamiento creativo. Estos ejercicios no solo estimulan la innovación, sino que fortalecen la capacidad de diálogo, la resolución de conflictos y la toma de decisiones bajo presión. Además, fomentan el respeto por la diversidad de ideas y el valor del consenso como herramienta de construcción colectiva.

Tatiana Montoya, docente de la carrera de Psicología en Unifranz, sostiene que el proceso de formación en liderazgo inicia con reconocer las fortalezas propias de cada estudiante a través de las actividades. 

“Evaluamos qué habilidades, qué capacidades ellos ya tienen y qué les conviene desarrollar para ser líderes. Todos podemos ser líderes y tendríamos que tener un guía para que podamos desarrollar esta habilidad de liderazgo”, destaca Montoya.

Los programas de mentoría entre pares también juegan un rol determinante. Cuando los jóvenes reciben o brindan acompañamiento académico, emocional o deportivo a otros, experimentan de primera mano el impacto positivo que puede generar una guía responsable. Ser mentor implica escuchar, orientar sin imponer, confiar y aprender de la otra persona, lo que ayuda a formar líderes más sensibles y solidarios.

El liderazgo responsable en jóvenes no surge de manera espontánea; se construye a partir de experiencias que les permiten comprender la importancia de la colaboración, la empatía y la toma de decisiones conscientes. 

Por ello, las actividades prácticas y el compromiso social se han convertido en herramientas clave para impulsar un liderazgo auténtico y orientado al bien común. Algunas dinámicas y espacios adicionales que favorecen este crecimiento son:

  • Voluntariado: Participar en organizaciones benéficas o causas sociales desarrolla la empatía, la organización y el compromiso.
  • Deportes en equipo: Fomentan el trabajo en equipo, la comunicación, la disciplina y la gestión de conflictos y victorias.
  • Clubes y comités estudiantiles: Ser parte de un comité estudiantil, el anuario, o un periódico estudiantil enseña a los jóvenes a trabajar en grupo, a establecer metas y a ser responsables de sus acciones.
  • Proyectos grupales: Iniciar o liderar proyectos como la organización de un evento, la recaudación de fondos para una causa o la creación de un anuario o un club de programación permite a los jóvenes desarrollar habilidades de planificación, gestión y liderazgo.

Asimismo, las actividades artísticas y expresivas, como el teatro, la música o la poesía, proporcionan espacios seguros para explorar emociones, fortalecer la autoestima y desarrollar la habilidad de comunicar mensajes con propósito. En especial, el teatro aplicado permite trabajar la empatía al ponerse en el lugar de otros y comprender distintas realidades.

Un ejemplo de ello es el Futures Week 2025, un espacio clave para proyectar escenarios de futuro y activar procesos de transformación desde la academia, donde los jóvenes universitarios y de colegio pueden poner a prueba su liderazgo, aprender y proponer ideas que impacten en la sociedad. Como Camila Crespo, estudiante de la carrera de Publicidad y Marketing de Unifranz, expresó el entusiasmo de los jóvenes de participar en este tipo de actividades. 

“El Futures Week es un laboratorio repleto de ideas. Es el escenario perfecto donde los jóvenes dejamos de imaginar el futuro para empezar a construirlo”, sostuvo Crespo.

Todas estas actividades, en conjunto, contribuyen a que los jóvenes no solo desarrollen habilidades técnicas, sino también un profundo sentido de responsabilidad social. Formar líderes responsables no significa moldear figuras de autoridad rígidas, sino acompañar a las nuevas generaciones para que se conviertan en agentes de cambio conscientes, capaces de inspirar, colaborar y transformar positivamente su entorno.

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