¿Cómo la figura paterna influye en la autoestima y salud mental de los hijos?

¿Cómo la figura paterna influye en la autoestima y salud mental de los hijos?

En un mundo donde el enfoque en la crianza de los hijos hace énfasis en la figura materna, expertos en psicología y desarrollo infantil destacan que la imagen paterna también desempeña un papel esencial en la salud mental de los hijos.

La presencia activa y comprometida de ambos padres en la vida de los hijos tiene un impacto significativo en su bienestar emocional y psicológico, indica Gabriela Triveño, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz. 

“La interacción con el padre no solo proporciona un modelo de comportamiento para los niños, sino que también les brinda una sensación de seguridad, estabilidad y autoestima”, puntualiza.

Hasta los 10 años, Andrea era “la niña de sus ojos” de su padre. A pesar que ella tenía dos hermanos menores, su padre se desvivía por ella, jugaban horas interminables en el parque, con las barbies o los rompecabezas y le ayudaba con las tareas escolares. Poco tiempo después, ese padre que había idealizado como “el mejor del mundo” se puso distante y, de un día para el otro, dejó la casa, cargado de un par de maletas y uno que otro recuerdo. 

Para Andrea, ése fue uno de los momentos más tristes de su vida, pero no el más doloroso. Desde ese día, ella volvió a verlo sólo un par de veces más. No estuvo en su graduación del colegio ni en su colación de grado, tampoco en su boda o en el bautismo de sus hijas. Hoy, a sus 33 años, divorcio de por medio, esta joven madre cree que gran parte de sus malas decisiones estuvieron marcadas por la ausencia de la figura de su papá. 

“Estoy hablando de un padre bueno; uno que me diera consejos cuando lo necesitaba, que me hubiera apoyado en lo que yo quería estudiar. Necesitaba un papá que esté conmigo, que me aconseje para que no me equivoque. Creo que cuando me casé, lo que estaba buscando era reemplazar el cariño perdido de mi papá”, reflexiona.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) asegura que los padres tienen vital importancia en el desarrollo integral de los niños y niñas, puesto que son “los primeros educadores, camaradas y compañeros de juego del niño”. 

“Esta interacción es fundamental para que el aprendizaje sea eficaz y, al respecto, la ayuda a los padres desfavorecidos es especialmente útil para fomentar el aprendizaje de los niños de corta edad, pues no se tiene la certeza de que el apego del niño al adulto que se cuida de él es condición sine qua non para un desarrollo armonioso”, indica el organismo internacional. 

Al respecto, Triveño sostiene que, más que la figura masculina, la figura de un padre o de quien cumpla esa función es importante porque transmite la ley.

“Los niños no vienen al mundo sabiendo distinguir el mal del bien, lo correcto de lo incorrecto, lo moral de lo inmoral. Hace falta otro, llámese padre, que transmita esa ley en la crianza, de dos maneras; con su ejemplo y haciendo que el niño la cumpla”, dice la académica.

María López, psicóloga infantil de nacionalidad española, explica que «la relación padre-hijo es crucial para el desarrollo emocional saludable de los niños. Los padres no solo actúan como protectores, sino que también desempeñan un papel vital en el fomento de la autonomía, la resiliencia y la capacidad para establecer relaciones saludables en la vida adulta».

El padre también representa un ideal al que los niños aspiran llegar. El padre no es necesariamente el padre biológico, hay padres adoptivos, hay padrastros o abuelos que hacen de padres.

Los niños que tienen una relación cercana con sus padres tienden a mostrar un mejor rendimiento académico, tienen menos probabilidades de involucrarse en comportamientos de riesgo como la delincuencia juvenil y tienen una mayor capacidad para manejar el estrés y los desafíos de la vida.

“El padre tiene mucho valor. La función paterna permite, además, un ordenamiento del mundo simbólico del niño que es muy necesario para el logro de aprendizajes significativos en él”, agrega, por su parte, la docente universitaria.

Para Triveño, siendo el padre un ideal y modelo a seguir, tiene gran importancia tanto para los hijos varones como para las mujeres. 

“La función materna como la paterna representan ideales de cómo querrán ser los hijos y, sobre todo, el tipo de relación que tienen los padres entre ellos y con otros puede funcionar como un modelo del tipo de relación y dinámica afectiva a futuro”, manifiesta. 

Fomentar una relación sólida entre padres e hijos, desde una edad temprana, puede sentar las bases para una vida adulta satisfactoria y equilibrada.  

La figura del padre desempeña un papel crucial en el desarrollo emocional, social y cognitivo de los hijos. Promover una paternidad activa y comprometida no solo beneficia a los niños individualmente, sino que también contribuye positivamente a la salud mental y el bienestar familiar en su conjunto.

La presencia activa y comprometida de ambos padres en la vida de los hijos tiene un impacto significativo en su bienestar emocional y psicológico.

¿Función paterna devaluada?

Triveño aclara que la funciones paterna y materna no están determinadas por la biología, ya que son funciones que se cumplen en determinados momentos de la vida. 

“Una madre soltera, así como un padre soltero, ejercerán ambas funciones en determinados momentos en la vida de los hijos”, puntualiza.

La función paterna ha sido devaluada progresivamente, indica María Calvo Charro, en un informe para el Instituto Internacional sobre la Familia de España. 

Según la experta, el modelo social ideal y dominante ahora es el consistente en la relación madre-hijo. Y el padre se considera prescindible o es valorado y aceptado en la medida en que sea una especie de segunda madre. 

En la misma línea, la profesora de estudios de la mujer del Wellesley College, Rosanna Hertz, afirma con rotundidad que los padres simplemente no son necesarios. El núcleo familiar es el constituido por la madre y el hijo.  

La función materna y la función paterna no son iguales ni intercambiables ya que las dos figuras son indispensables, para el equilibrado desarrollo de la personalidad y para una correcta socialización, dice Calvo.  

“Los niños necesitan modelos masculinos para convertirse en hombres. A partir de los 7 años los niños prefieren la compañía de hombres. Sin embargo, pasan la mayor parte del tiempo de su vida rodeados de mujeres”, explica. 

Además, necesitan personas que les ofrezcan modelos saludables y virtuosos de conducta, donde el papel del padre es esencial, al igual que en la adolescencia cuando necesitan modelos de referencia, que los acompañen en la aventura de buscar sentido a sus vidas y les transmitan valores.

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