Creatividad como política urbana: el horizonte que plantea Futures Week 2025
Por Leny Chuquimia
Cuando escuchamos “ciudad creativa”, no hablamos solamente de grafitis, murales o festivales de arte como algo estético o complementario, hablamos de una nueva manera de pensar la vida urbana a partir de las ideas como fuente de desarrollo. En el marco del Futures Week 2025, que convertirá a La Paz en laboratorio de futuros posibles, este concepto se vuelve brújula y motor, un eje para imaginar, debatir y construir la ciudad que queremos habitar.
“La visión de la carrera de Diseño Gráfico y Producción Crossmedia nos debería conducir -a ciudadanos y autoridades- a tomar acciones que aprovechen las particularidades que los imaginarios urbanos estimulan y traducirlas en hechos, obras y vínculos humanos más inclusivos”, sostiene Rómulo Walter Reyesvilla Mendez, docente de Unifranz y speaker de Futures Week 2025.
En su mirada, la ciudad creativa no solo adorna, sino, transforma. “Es una referencia urbana caracterizada por las innovaciones en cultura, paisaje, culinaria, servicios o calidad de vida, en ciertos distritos, las cuales pueden generar -incluso- mayores ingresos económicos a los ciudadanos que los habitan”.
El Futures Week 2025 es organizado por Unifranz, con el apoyo de The Millennium Project, la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER) y 2030 Construyendo Futuros. Es una iniciativa colaborativa enfocada en la promoción de la cultura del futuro y la sostenibilidad, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El encuentro propone una agenda inspiradora centrada en cinco ejes: Ciudad Saludable, Ciudad Culta, Ciudad Consciente, Ciudad Creativa y Ciudad Tecnológica. Más allá de ser un congreso académico, es un laboratorio de ideas donde los participantes imaginan, prototipan y construyen proyectos que pueden transformar la realidad urbana y social del país.
Por qué ahora, por qué aquí
El mundo vive un giro histórico hacia economías basadas en conocimiento, identidad y cultura. Las ciudades que prosperan no son sólo las más tecnológicas, sino las más capaces de articular innovación con tradición, creatividad con comercio, cultura con convivencia.
De Seúl a Medellín, de Lisboa a Ciudad de México, hay un patrón que se repite y que nos muestra una premisa, donde hay imaginación urbana, hay futuro.
Pero no se trata de pintar fachadas. Se trata de construir ecosistemas: instituciones flexibles, ciudadanía activa, barrios que respiran cultura, innovación que nace tanto de talleres digitales como de mercados tradicionales.
Se trata, sobre todo, de generar oportunidades sin expulsar a quienes ya habitan la memoria de la ciudad. Se trata de saber que la creatividad es un semillero económico solo cuando es compartida.
Reyesvilla insiste en algo fundamental: la creatividad no prospera en aislamiento. La conversión de la innovación en motor económico radica en la concertación entre ciudadanos gestores y autoridades promotoras. Esta sinergia debe generar movimiento económico para las ciudades.
La Paz frente a su propio espejo
El impulso creativo paceño ya existe: su cultura festiva, su gastronomía andina urbana, sus diseñadores emergentes, su potencia migrante, sus artesanos digitales, sus barrios vibrantes. La ciudad, sin embargo, se encuentra ante una disyuntiva histórica, la de convertir esta riqueza en estructura o dejarla disolverse en iniciativas aisladas.
Reyesvilla recuerda una reflexión reciente al participar en el comité editor de la obra “La Paz en el Bicentenario, una visión prospectiva”. Señala que la ciudad “nos encarga” tareas como identificar tendencias demográficas y económicas, operar cambios institucionales, garantizar desarrollo inclusivo y sostenible, y potenciar el turismo.
Todos ellos, sostiene, son desafíos técnicos, políticos y sociales. Todos, a la vez, son oportunidades para hacer de La Paz un territorio donde lo ancestral y lo futurista no se excluyen, sino que se abrazan.
Hacia una creatividad que construye futuro
La ciudad creativa demanda algo más profundo que políticas culturales: exige pactos urbanos. Impulsa procesos donde diseñadores, artesanos, músicos, programadores, cocineras, jóvenes innovadores y autoridades caminen juntos. Reclama infraestructura que inspire, educación que libere, economía que incluya y políticas que no confundan progreso con desplazamiento.
El futuro urbano latinoamericano y boliviano dependerá de si somos capaces de comprender que la creatividad es un bien público, una fuerza social y una herramienta económica. Dependerá de si las calles, las plazas y los espacios digitales pueden convertirse en lugares donde nacen proyectos, donde se mezclan acentos y saberes, donde la memoria se vuelve innovación.
En este marco, el Futures Week 2025 abre una ventana. A través de ella las ciudades pueden verse como capital de creatividad, ciudad laboratorio, territorios que honran sus raíces mientras escalan hacia horizontes globales. La pregunta, entonces, no es qué tan creativos somos, sino qué tan dispuestos estamos a convertir esa creatividad en convivencia, bienestar y dignidad.
El reto es grande, pero la promesa lo es más, una ciudad donde los sueños se diseñan, se colaboran y se celebran. Una urbe que no solo mira al futuro, sino que lo fabrica. No es solamente un horizonte estético. Es un proyecto humano. Una ciudad creativa es, ante todo, una ciudad que cree en su gente.
La Futures Week 2025 invita a toda la ciudadanía a sumarse a este ejercicio colectivo de imaginación y acción. La participación es gratuita, y los interesados pueden registrarse en la página web oficial: www.futuresweek.org.