Estudiantes de Unifranz crean sistema educativo para personas con baja visión que transforma vidas

En las aulas universitarias se respira innovación, pero también consciencia social, en este escenario, un grupo de jóvenes decidió poner su talento al servicio de una causa poco visibilizada: mejorar las oportunidades de aprendizaje para personas con baja visión. El resultado de esa motivación es un sistema de información y gestión de contenido educativo que hoy ya funciona en el centro de educación especial Aprecia, y que promete marcar una diferencia real en la vida de niños y jóvenes con esta discapacidad.
El proyecto, desarrollado por estudiantes de la carrera de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, está pensado para responder a dos necesidades concretas: la administración eficiente de recursos en la institución y la creación de herramientas interactivas que permitan a los estudiantes con baja visión aprender y practicar lectura y escritura en braille, así como habilidades numéricas y de orientación.
“Hemos desarrollado un sistema administrativo para el Centro Aprecia y también para los mismos jóvenes y niños que vienen a esta institución a estudiar braille y a practicar tanto números como lenguaje. También incorpora pequeños juegos con reconocimiento de audio, para que puedan escuchar y, en algunos casos, ver, según su nivel de visión”, explica Kevin Javier Sanga Ortiz, uno de los integrantes del equipo Tralaleritos, autores de la innovación tecnológica
El software ha sido instalado en un servidor con sistema operativo Ubuntu, lo que permite que todas las computadoras de la sala de computación de Aprecia puedan acceder al mismo. El lenguaje principal de programación utilizado fue PHP.
“Queríamos que no se limitara a una sola máquina, sino que estuviera disponible para todos los usuarios a la vez”, agrega Jesús Diego Iriarte Salazar, también miembro del equipo.
Inspiración y compromiso social
La idea no surgió en un laboratorio cerrado, sino en un contacto directo con la realidad. “Lo que nos inspiró fue la misma institución”, recuerda Sanga. “Al principio pudimos hablar directamente con la directora, ver cómo practicaban y detectar lo que les faltaba. Eso nos dio la motivación para crear algo adaptado a sus necesidades”.
Iriarte complementa: “Nos concentramos en estudiantes con baja visión, no en visión nula, para que también puedan prepararse para el proceso de pérdida progresiva y entender cómo adaptarse. Además, al no tener un sistema administrativo, todo se hacía a mano, así que también quisimos facilitar esa parte”.
Más allá de su utilidad técnica, este proyecto refleja un compromiso con quienes enfrentan barreras no solo físicas, sino también sociales y económicas.
“Hay personas que no tienen los recursos necesarios para practicar los aprendizajes que implican tener la baja visión o la visión nula. Nosotros nos motivamos por esa situación”, señala Jesús.
Un trabajo en equipo con impacto real
Además de Kevin y Jesús, el equipo Los Tralareritos lo completan Rafael Alejandro Fabiani Cortés, Yesenia Azfrith Blanco Mamani y Fabiani Choque Callisaya. Cada uno aportó sus conocimientos y habilidades para llevar el proyecto de la idea a la implementación.
El sistema no es un prototipo de laboratorio: ya está en uso, y los estudiantes planean mantenerlo y expandirlo. Entre las mejoras previstas están la incorporación de nuevos juegos y herramientas para reforzar tanto el aprendizaje como la gestión interna de la institución.
Una mirada desde la academia
Para Noemí Moller, directora de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, iniciativas como esta son la prueba tangible de un modelo educativo que prioriza el aprendizaje práctico con impacto social.
“Nuestro propósito siempre es tener un impacto en nuestro medio. Estos proyectos han sido pensados con un impacto social de colaboración. Los estudiantes han desarrollado sus capacidades empáticas y sus conocimientos técnicos para que la vida de estas personas sea más llevadera”, explica.
La entrega del sistema al Centro Aprecia formó parte de un evento más amplio: la Hackaton Psicosocial Change Maker, realizada el 28 y 29 de abril, que reunió a 18 equipos de estudiantes desde primero hasta noveno semestre, con el apoyo de la carrera de Psicología. De los cuatro equipos ganadores, Los Tralareritos obtuvieron el segundo lugar.
Innovación que transforma
En total, participaron alrededor de 150 estudiantes que, en apenas dos días, desarrollaron soluciones tecnológicas orientadas a personas con discapacidad visual. Aunque el evento fue una competencia, el verdadero premio fue ver cómo esas ideas se convierten en herramientas útiles para quienes más lo necesitan.
Para Unifranz, este tipo de iniciativas son parte de un modelo educativo innovador basado en “aprender haciendo”, que fomenta la creatividad, el trabajo en equipo y la responsabilidad social. Proyectos como el de Los Tralareritos demuestran que la tecnología, en manos de estudiantes motivados, puede tener un impacto directo y positivo en la comunidad.
En palabras Moller: “Estos productos no son solo ejercicios académicos; son aportes reales para que las personas con discapacidad visual tengan más alternativas tecnológicas. Eso es lo que buscamos: que el conocimiento universitario se traduzca en soluciones concretas para la sociedad”.