Por Manuel Filomeno
En las últimas décadas, el mundo se ha acelerado. El ritmo de nuestras vidas se mueve a una velocidad vertiginosa y, a veces, es muy difícil parar y tomarse un respiro. Las tareas se suceden una tras otra y, con frecuencia, nos sentimos agobiados por la montaña de pendientes que nos esperan en casa o en el trabajo.
Este ritmo vertiginoso, sobre todo en la vida laboral ha desembocado en la aparición de condiciones y trastornos mentales relacionados al cansancio extremo, uno de éstos es el “burnout” o agotamiento laboral.
En enero de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente el Síndrome de Burnout como una enfermedad de trabajo. Se trata de un tipo de agotamiento físico, emocional y mental que resulta de la exposición prolongada al estrés laboral crónico que se produce debido a la excesiva presión que tiene lugar en el entorno laboral.
El síndrome de desgaste ocupacional es “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito (…), se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”, asegura la OMS.
“A largo plazo, el Síndrome de Burnout puede contribuir al deterioro de la salud mental y física del individuo, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos psicológicos como la depresión y disminución general de la calidad de vida”, precisa, Karina Sánchez Apaza, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La psicóloga indica que los síntomas físicos de este síndrome van desde jaquecas; gastritis; aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable; menor eficacia del sistema inmune; taquicardia; sudoración, temblor corporal, tics nerviosos; obesidad y sobrepeso; pérdida del cabello y aparición de la caspa; menstruación irregular; enfermedades cardiacas; presión de dientes y mandíbula (bruxismo); manos y pies fríos, tensión muscular; diarrea o estreñimiento; insomnio; tartamudeo, hasta alteraciones de la piel.
En cuanto a los síntomas psicológicos, la profesional menciona: agotamiento; distanciamiento emocional de la tarea; reducción de la eficacia laboral; dificultad para concentrarse; aumento en los errores; disminución de la memoria; ansiedad; preocupación en exceso; pensamiento catastrófico y lento; cambio en el estilo de vida; inquietud, miedo o pánico; preocupación excesiva e irritabilidad; reducción del deseo sexual; disminución de la autoestima y constantes cambios de humor, entre otros que, si no son tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y desestabilidad emocional.
Este síndrome no sólo afecta a las personas, sino que también tiene implicaciones en la eficacia y productividad de la organización en su conjunto. Abordar el bienestar de los empleados no sólo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia inteligente para el éxito a largo plazo de la empresa.
Cómo superarlo
A continuación, cinco maneras de superar el burnout:
- Aceptar que el burnout es un problema estructural
El burnout se trata de un problema estructural, no personal, causado por la falta de recursos, la mala gestión, los plazos irrazonables, las cargas de trabajo demasiado elevadas y los procesos mal pensados. Si éstos se combinan con una falta de respeto y aprecio, pueden volverse destructivos.
Por lo tanto, cuando nos sentimos particularmente deprimidos, debemos recordarnos a nosotros mismos acerca de las causas externas que han causado nuestro sufrimiento, en lugar de culparnos constantemente a nosotros mismos.
- Aceptar que el agotamiento es un problema cultural
El burnout es también un problema cultural, debido a creencias culturales sobre el trabajo, el tiempo y nuestro propio valor.
Hoy en día, esperamos que el trabajo no sólo genere un salario, sino también un propósito, un significado, una identidad, un estatus, tal vez incluso la salvación, cuando en realidad es solo otro aspecto de nuestras vidas. Este enredo del trabajo con valores más profundos puede ser peligroso.
- Profundizar en el autoconocimiento
Un paso crucial en el paso del burnout a la vitalidad es profundizar en nuestro autoconocimiento.
Sólo cuando conocemos nuestros patrones, y de dónde vienen, podemos manejarlos de manera efectiva. Sin el autoconocimiento no es posible tomar decisiones sabias. Si no entendemos las motivaciones y miedos básicos, seremos sacudidos por nuestras emociones como pequeñas embarcaciones a la deriva sin poder hacer nada en un mar agitado.
- Determinar lo que está y lo que no está bajo nuestro control
Elabora una lista de tus principales factores estresantes internos y externos. ¿Qué es exactamente lo que te está agotando tanto? ¿Son personas específicas, plazos, carga de trabajo, presión de tiempo o ruido interno? Luego, reflexiona sobre cuáles de estos factores estresantes están bajo tu control y cuáles no.
La energía escasea cuando estamos agotados, quemados o deprimidos, por lo que las cuestiones de conservación de energía no son un asunto trivial.
- Ver el burnout como una oportunidad de aprendizaje
El agotamiento suele ser el resultado de malos hábitos de trabajo de larga data y creencias dañinas profundamente internalizadas sobre nosotros mismos y nuestros valores. Tomará tiempo y trabajo desentrañar estas creencias, pero será un tiempo bien empleado.
El agotamiento es una señal de advertencia. Es nuestro cuerpo diciendo: «No, no puedes seguir así». Nos obliga a dejar de hacer lo que estamos haciendo y a reflexionar sobre cómo trabajar de forma sostenible y equilibrada, y a hacer cambios duraderos.
Los duros regímenes de diálogo interno y de mejora de la productividad no solucionarán el problema. Y tampoco, lo hará la visión abstracta si no se combina con una aceptación radical y una acción basada en valores.
La prevención es muy importante
Para Sánchez la prevención de esta enfermedad implica la gestión adecuada del estrés laboral, la promoción de un equilibrio entre trabajo y vida personal, el establecimiento de límites y la creación de un entorno de trabajo saludable. La conciencia temprana de los síntomas y la intervención también son clave.
“Las empresas deben promover una cultura que valore el bienestar de los empleados, ofrecer programas de apoyo psicológico, fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, y estar atentas a signos de agotamiento en sus empleados”, explica la psicóloga.
También es crucial abordar las fuentes de estrés laboral y promover un entorno de trabajo positivo.
En las últimas décadas, el mundo se ha acelerado. El ritmo de nuestras vidas se mueve a una velocidad vertiginosa y, a veces, es muy difícil parar y tomarse un respiro. Las tareas se suceden una tras otra y, con frecuencia, nos sentimos agobiados por la montaña de pendientes que nos esperan en casa o en el trabajo.
Este ritmo vertiginoso, sobre todo en la vida laboral ha desembocado en la aparición de condiciones y trastornos mentales relacionados al cansancio extremo, uno de éstos es el “burnout” o agotamiento laboral.
En enero de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró oficialmente el Síndrome de Burnout como una enfermedad de trabajo. Se trata de un tipo de agotamiento físico, emocional y mental que resulta de la exposición prolongada al estrés laboral crónico que se produce debido a la excesiva presión que tiene lugar en el entorno laboral.
El síndrome de desgaste ocupacional es “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito (…), se refiere específicamente a los fenómenos en el contexto laboral y no debe aplicarse para describir experiencias en otras áreas de la vida”, asegura la OMS.
“A largo plazo, el Síndrome de Burnout puede contribuir al deterioro de la salud mental y física del individuo, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos psicológicos como la depresión y disminución general de la calidad de vida”, precisa, Karina Sánchez Apaza, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
La psicóloga indica que los síntomas físicos de este síndrome van desde jaquecas; gastritis; aumento de la presión arterial y mayor incidencia de colon irritable; menor eficacia del sistema inmune; taquicardia; sudoración, temblor corporal, tics nerviosos; obesidad y sobrepeso; pérdida del cabello y aparición de la caspa; menstruación irregular; enfermedades cardiacas; presión de dientes y mandíbula (bruxismo); manos y pies fríos, tensión muscular; diarrea o estreñimiento; insomnio; tartamudeo, hasta alteraciones de la piel.
En cuanto a los síntomas psicológicos, la profesional menciona: agotamiento; distanciamiento emocional de la tarea; reducción de la eficacia laboral; dificultad para concentrarse; aumento en los errores; disminución de la memoria; ansiedad; preocupación en exceso; pensamiento catastrófico y lento; cambio en el estilo de vida; inquietud, miedo o pánico; preocupación excesiva e irritabilidad; reducción del deseo sexual; disminución de la autoestima y constantes cambios de humor, entre otros que, si no son tratados a tiempo, pueden ser causa de depresión y desestabilidad emocional.
Este síndrome no sólo afecta a las personas, sino que también tiene implicaciones en la eficacia y productividad de la organización en su conjunto. Abordar el bienestar de los empleados no sólo es una responsabilidad ética, sino también una estrategia inteligente para el éxito a largo plazo de la empresa.
Cómo superarlo
A continuación, cinco maneras de superar el burnout:
- Aceptar que el burnout es un problema estructural
El burnout se trata de un problema estructural, no personal, causado por la falta de recursos, la mala gestión, los plazos irrazonables, las cargas de trabajo demasiado elevadas y los procesos mal pensados. Si éstos se combinan con una falta de respeto y aprecio, pueden volverse destructivos.
Por lo tanto, cuando nos sentimos particularmente deprimidos, debemos recordarnos a nosotros mismos acerca de las causas externas que han causado nuestro sufrimiento, en lugar de culparnos constantemente a nosotros mismos.
- Aceptar que el agotamiento es un problema cultural
El burnout es también un problema cultural, debido a creencias culturales sobre el trabajo, el tiempo y nuestro propio valor.
Hoy en día, esperamos que el trabajo no sólo genere un salario, sino también un propósito, un significado, una identidad, un estatus, tal vez incluso la salvación, cuando en realidad es solo otro aspecto de nuestras vidas. Este enredo del trabajo con valores más profundos puede ser peligroso.
- Profundizar en el autoconocimiento
Un paso crucial en el paso del burnout a la vitalidad es profundizar en nuestro autoconocimiento.
Sólo cuando conocemos nuestros patrones, y de dónde vienen, podemos manejarlos de manera efectiva. Sin el autoconocimiento no es posible tomar decisiones sabias. Si no entendemos las motivaciones y miedos básicos, seremos sacudidos por nuestras emociones como pequeñas embarcaciones a la deriva sin poder hacer nada en un mar agitado.
- Determinar lo que está y lo que no está bajo nuestro control
Elabora una lista de tus principales factores estresantes internos y externos. ¿Qué es exactamente lo que te está agotando tanto? ¿Son personas específicas, plazos, carga de trabajo, presión de tiempo o ruido interno? Luego, reflexiona sobre cuáles de estos factores estresantes están bajo tu control y cuáles no.
La energía escasea cuando estamos agotados, quemados o deprimidos, por lo que las cuestiones de conservación de energía no son un asunto trivial.
- Ver el burnout como una oportunidad de aprendizaje
El agotamiento suele ser el resultado de malos hábitos de trabajo de larga data y creencias dañinas profundamente internalizadas sobre nosotros mismos y nuestros valores. Tomará tiempo y trabajo desentrañar estas creencias, pero será un tiempo bien empleado.
El agotamiento es una señal de advertencia. Es nuestro cuerpo diciendo: «No, no puedes seguir así». Nos obliga a dejar de hacer lo que estamos haciendo y a reflexionar sobre cómo trabajar de forma sostenible y equilibrada, y a hacer cambios duraderos.
Los duros regímenes de diálogo interno y de mejora de la productividad no solucionarán el problema. Y tampoco, lo hará la visión abstracta si no se combina con una aceptación radical y una acción basada en valores.
La prevención es muy importante
Para Sánchez la prevención de esta enfermedad implica la gestión adecuada del estrés laboral, la promoción de un equilibrio entre trabajo y vida personal, el establecimiento de límites y la creación de un entorno de trabajo saludable. La conciencia temprana de los síntomas y la intervención también son clave.
“Las empresas deben promover una cultura que valore el bienestar de los empleados, ofrecer programas de apoyo psicológico, fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, y estar atentas a signos de agotamiento en sus empleados”, explica la psicóloga.
También es crucial abordar las fuentes de estrés laboral y promover un entorno de trabajo positivo.