Por Lily Zurita
En el extenso campo de la salud, la fonoaudiología emerge como una pieza fundamental en el abordaje de trastornos de la comunicación, habla y lenguaje a fin de mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos del habla y lenguaje afectan a millones de personas en todo el mundo, desde niños hasta adultos mayores.
Estos trastornos se manifiestan de diversas formas, tales como dificultades para pronunciar ciertos sonidos, tartamudez, fluidez en la recepción o uso social del lenguaje, entre otros.
Patricia del Carmen Sanabria Quintana, coordinadora del diplomado “Trastornos de la comunicación, habla y lenguaje. Fonoaudiología”, de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que los primeros signos de alerta de este trastorno aparecen antes de los cuatro años.
“Hacia los dos años de edad, los niños y niñas adquieren la capacidad para unir palabras formando pequeñas frases y el vocabulario llega alrededor de las 50 palabras inteligibles. Este criterio es importante para detectar un retraso en la adquisición del habla”, puntualiza.
Estas dificultades afectan a la expresión y la comprensión del lenguaje y no se explican como una discapacidad intelectual, un trastorno del desarrollo, un déficit auditivo o un trastorno neurológico, sino como trastorno del habla y lenguaje que debe ser tratado por un profesional fonoaudiólogo.
“Los fonoaudiólogos utilizan una variedad de técnicas para ayudar a sus pacientes a desarrollar habilidades lingüísticas y de habla adecuadas para su edad y contexto. Su importancia radica en la mejora de la calidad de vida de las personas, ya que una comunicación efectiva es fundamental para el desarrollo personal y social”, dice la académica.
Avances tecnológicos revolucionan esta área
Uno de los avances más significativos que ha revolucionado el campo de la fonoaudiología es la integración de la tecnología en los tratamientos.
“Gracias a los dispositivos y programas especializados, los fonoaudiólogos podemos ofrecer intervenciones más personalizadas y efectivas, adaptadas a las necesidades individuales de cada paciente”, sostiene Alejandra Chávez, fonoaudióloga de profesión.
Los programas de software diseñados específicamente para la terapia del habla y lenguaje permiten a los pacientes practicar ejercicios de pronunciación, mejorar su vocabulario y desarrollar habilidades de comunicación de una manera interactiva y motivadora.
Además, el uso de dispositivos de asistencia auditiva y de comunicación, como audífonos y dispositivos de comunicación aumentativa y alternativa (CAA), ha transformado la forma en que las personas con trastornos de la comunicación interactúan con su entorno.
«La tecnología ha abierto nuevas puertas en el campo de la fonoaudiología, permitiéndonos ofrecer tratamientos más personalizados y efectivos. Estos avances nos han brindado herramientas poderosas para ayudar a nuestros pacientes a superar los desafíos en su comunicación y mejorar su calidad de vida», afirma Chávez.
A pesar de los avances tecnológicos, los fonoaudiólogos enfatizan la importancia del enfoque integral en el tratamiento de los trastornos del habla y lenguaje.
Además de utilizar la tecnología como una herramienta complementaria, es fundamental abordar las necesidades emocionales, sociales y cognitivas de los pacientes para lograr resultados óptimos.
Tratamiento del trastorno
El tratamiento debe realizarse desde una perspectiva multidisciplinar, estableciendo una coordinación terapéutica permanente entre los diferentes profesionales implicados y la familia, con el propósito de reducir las dificultades específicas y favorecer el desarrollo integral del paciente.
Sanabria puntualiza que el tratamiento es, principalmente, logopédico y la intervención debe iniciarse lo antes posible, puesto que demanda un proceso de reeducación individualizado y específico.
“El objetivo primordial es ofrecer herramientas para comunicarse competentemente a pesar de las dificultades del lenguaje y programar una terapia sobre todos aquellos aspectos específicos que están más alterados, teniendo en cuenta los síntomas según el grado de desarrollo del niño y su estadio evolutivo. En los casos más graves y de larga duración, la relación costo-beneficio debe valorarse, pues los niños con dificultades crónicas pueden requerir múltiples tratamientos de carácter psicopedagógico, psicológico o fisioterapéutico”, explica la especialista.
Para Sanabria, los tratamientos ayudan a reducir los efectos del trastorno en los pacientes:
- Mejora de la comunicación: la terapia fonoaudiológica puede incluir ejercicios para mejorar la articulación, la fluidez del habla, la comprensión del lenguaje y la producción de sonidos.
- Tratamiento de trastornos de la voz: se puede ayudar a tratar estos trastornos a través de técnicas de ejercicios y terapia de voz personalizada, lo que permite recuperar la voz y mejorar la calidad de la comunicación.
- Rehabilitación auditiva: incluye la adaptación de audífonos, la enseñanza de técnicas de comunicación y el uso de tecnología de asistencia. La rehabilitación auditiva permite recuperar la audición y mejorar la calidad de vida.
- Terapia del lenguaje: consiste en mejorar las habilidades lingüísticas y comunicativas del paciente, a fin de tener un mejor desempeño académico y social.
- Mejora de la deglución: los trastornos de la deglución pueden afectar la calidad de vida. La fonoaudiología puede ayudar a mejorar la deglución a través de técnicas de ejercicios y terapia personalizada.
“En caso de no ser tratado a tiempo, aumenta el riesgo de manifestar disfuncionalidades en muchos otros ámbitos, más allá del propio lenguaje”, señala la docente universitaria.
La fonoaudiología desempeña un papel vital en la sociedad moderna, ayuda a las personas a superar los obstáculos en su comunicación y facilita su integración en la comunidad.
Con el respaldo de los avances tecnológicos, los tratamientos fonoaudiológicos están evolucionando hacia un enfoque más personalizado y efectivo, brindando esperanza y oportunidades a aquellos que enfrentan desafíos en su capacidad de comunicarse con el mundo que los rodea.