Una solución desde El Alto: estudiante crea prótesis controlada por IA y de bajo costo

Por Ricardo Espinoza

Prótesis de mano
Una solución desde El Alto: estudiante crea prótesis controlada por IA y de bajo costo

Cuando Ronald Choque, un joven oriundo de El Alto, decidió estudiar Ingeniería de Sistemas, no imaginó que años más tarde diseñaría una prótesis de mano con potencial para cambiar vidas. Lo que nació como un proyecto académico, hoy se convirtió en una propuesta real, funcional y mucho más accesible que las opciones convencionales en el mercado.

“La idea nace como parte de un proyecto académico donde el docente nos exigió que exista un aporte social y que sea base para un futuro cercano”, cuenta Ronald. “Vimos que las prótesis, ya sean estéticas o electrónicas, tenían precios muy elevados, el aprendizaje de uso era complejo y necesitaban mucho mantenimiento. Entonces, pensamos en una alternativa intuitiva, económica y fácil de usar”, dice Ronald, quien cursa el último semestre de su carrera en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz El Alto.

Tecnología con propósito

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que más de 30 millones de personas en el mundo necesitan una prótesis o un dispositivo ortopédico funcional. Sin embargo, apenas una de cada diez puede acceder a uno.

En Bolivia, según reportes del Comité Nacional de Personas con Discapacidad (CONALPEDIS), existen alrededor de 36.100 personas con discapacidad física-motora, ellas no cuentan con los recursos para adquirir una prótesis debido al elevado costo que, en gran parte de los casos, se constituye en una limitante.

A nivel nacional, los precios en el mercado pueden llegar a costar hasta los mil dólares americanos, dependiendo de las características como funcionalidad y estética; entre la gama de ofertas, existen prótesis personalizadas hiperrealistas, estéticas y funcionales a través de impresión 3D. En contraste, la propuesta de Ronald tendría un costo estimado de entre 1.500 y 1.700 bolivianos.

Evolución del proyecto

En 2023, junto a su compañero de clase, Aaron Huanca, crearon la primera versión de una prótesis que imitaba los movimientos de una mano humana mediante sensores y un guante conectado al cuerpo del usuario. Sin embargo, este diseño, aunque innovador, tenía limitaciones: “mucho cableado, dispositivos incómodos y una estética rudimentaria”, asegura Ronald.

Hoy, el joven alteño presenta una segunda versión mucho más funcional gracias a los conocimientos adquiridos en la mención de Inteligencia Artificial (IA) que cursa en Unifranz.

Desarrolló un modelo de IA que replica los movimientos de una mano anatómica captada por la cámara de un celular. Esa imagen se comunica con la prótesis vía Bluetooth, eliminando cables, sensores y mejorando la comodidad del usuario. Esta mejora reduce el mantenimiento, facilita el aprendizaje de uso e integra tecnología cotidiana —como los smartphones— para generar mayor accesibilidad.

Formación que transforma

Ronald reconoce el rol que ha jugado su formación en Unifranz en este proceso. “El aprender haciendo es una exigencia constante para operar en entornos reales. La mención de especialización en IA me ayudó a identificar las tecnologías que debía implementar, el Proyecto Integrador me exigió investigación rigurosa y, participar en las Jornadas de Investigación Unifranz – evento académico nacional organizado para fomentar y premiar la investigación realizada por estudiantes y docentes de la universidad -, validó mi propuesta con profesionales”, detalla.

Más allá de lo técnico, el proyecto le permitió crecer profesionalmente y reafirmar su compromiso social. “A los estudiantes que dudan de sus capacidades, mi mensaje es claro: ¡Atrévanse a intentarlo! En el proceso adquirirán habilidades y experiencia necesarias para superar cualquier desafío”, dice.

En cuanto a su posible futura incursión en el mercado, Ronald afirma que es viable. Gestiona apoyo y retroalimentación de expertos para avanzar en el registro legal y mejoras técnicas, además de buscar alianzas para llegar a más personas, optimizando costos y funcionalidad.

Ronald resume el propósito de su iniciativa con claridad: “Estos proyectos fomentan una mentalidad innovadora y solidaria, vinculando teoría con práctica para resolver problemas reales. Desarrollamos empatía y responsabilidad, demostrando que la tecnología puede mejorar vidas”.

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