Tecnología que cuida: cómo los dispositivos personales están transformando la salud
El avance de los dispositivos digitales personales ha marcado una nueva era en la manera de entender, monitorear y cuidar la salud. Hoy, relojes inteligentes, pulseras de actividad, sensores portátiles y aplicaciones móviles permiten a millones de personas tomar el control de su bienestar en tiempo real, desde la palma de su mano.
Jimmy Venegas, decano académico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que la interacción entre paciente y médico ha cambiado. Considera que ahora están teniendo una interacción y un acercamiento totalmente diferente al que tradicionalmente se tenía, a razón del acceso de información que brinda la tecnología.
“Con la aparición de dispositivos electrónicos como relojes inteligentes, tensiómetros, glucómetros y otros dispositivos, que se conectan por diferentes medios con nuestros dispositivos móviles, como los celulares, permiten que el paciente ahora tenga una gráfica en la que vamos a poder observar: por ejemplo, la presión arterial del paciente, tomada tres veces al día en el último mes”, explica Venegas.
Lo que antes era terreno exclusivo de laboratorios o centros médicos, ahora está al alcance del usuario común. Medir la frecuencia cardíaca, controlar el sueño, monitorear los niveles de oxígeno, calcular pasos diarios o llevar un registro del estrés ya no requiere una cita médica: basta con un smartwatch o una app especializada.
Existen estudios y ejemplos que demuestran cómo la tecnología y los dispositivos personales están transformando la atención a la salud. Los dispositivos personales, como wearables, smartphones y sensores médicos, están transformando la atención sanitaria al permitir el monitoreo en tiempo real, la personalización de tratamientos y la promoción de hábitos saludables. Entre ellos, los más conocidos, corresponden a:
– Wearables de salud: Son relojes inteligentes, anillos y pulseras como el Apple Watch Series 9, Oura Ring y Embrace de Empatica que permiten monitorizar la frecuencia cardíaca, oxígeno en sangre, patrones de sueño, temperatura corporal y más. Estos dispositivos ofrecen alertas tempranas ante irregularidades y permiten compartir datos con profesionales sanitarios.
– Monitores continuos de glucosa: Dispositivos como Dexcom G7 y FreeStyle Libre 3, miden la glucosa en sangre en tiempo real y envían alertas al smartphone, facilitando el manejo de la diabetes sin necesidad de pinchazos frecuentes.
– Pulsioxímetros inteligentes y dispositivos de presión arterial: Permiten a los pacientes medir y registrar sus constantes vitales en casa, detectando problemas como asma, hipoxia o hipertensión.
– Tecnología portátil para enfermedades crónicas: Dispositivos como marcapasos inteligentes y monitores de ventilación ajustan su funcionamiento según las necesidades del paciente y previenen situaciones de riesgo.
– Apps de salud y telemedicina: Plataformas digitales y aplicaciones móviles permiten consultas remotas, seguimiento de tratamientos y acceso a información médica personalizada.
Un estudio sobre hipertensión, del Journal of the American Heart Association, destacó el uso de tensiómetros conectados, como los de Omron junto con aplicaciones móviles, han mejorado el cumplimiento de los pacientes con la afección. El estudio mostró que los usuarios que monitoreaban su presión arterial con dispositivos conectados reducían la presión sistólica en un promedio de 10 mmHg («milímetros de mercurio». Es una unidad de medida de presión, comúnmente utilizada para medir la presión arterial) más que los que no usaban tecnología.
Otro estudio, sobre actividad física del American Journal of Preventive Medicine, sostiene que los dispositivos de seguimiento de actividad, como los de Garmin y Fitbit, incrementaron la actividad física en un 20% en usuarios sedentarios al proporcionar retroalimentación personalizada y metas diarias. Esto se asoció con una reducción del 5 al 10% en el índice de masa corporal en programas de pérdida de peso.
Estos dispositivos no solo ofrecen datos, sino que promueven cambios de hábitos. Al mostrar estadísticas diarias sobre el cuerpo y el comportamiento, fomentan una mayor conciencia sobre la actividad física, la calidad del descanso y la necesidad de desconectarse del estrés cotidiano. Se convierten, de alguna manera, en asistentes o entrenadores personales digitales.
“Se puede utilizar esa información para tomar una decisión. Ahora se registran múltiples variables y parámetros que más bien van a permitir que el médico pueda tomar buenas decisiones. Entonces, el médico y el paciente están teniendo una interacción y un acercamiento, creo que totalmente diferente al que tradicionalmente se tenía”, explica Venegas.
Además, la inteligencia artificial (IA) está ampliando las capacidades de estos dispositivos. Muchos ya pueden detectar patrones anómalos y enviar alertas preventivas ante signos de fibrilación auricular, caídas bruscas o niveles de glucosa preocupantes. Estos dispositivos pueden salvar vidas.
Por otro lado, la relación entre médico y paciente se vuelve más colaborativa, y el ciudadano gana un rol activo en el cuidado de su cuerpo y mente. La tecnología, bien aplicada, empodera. “Hoy tienes a pacientes que asisten a una consulta, a la sala de emergencias, con conocimiento que antes no tenía, no estaba disponible de manera masiva”, sostiene el académico.
Es evidente que los dispositivos personales están revolucionando la salud al empoderar a los usuarios para monitorear su bienestar, detectar problemas tempranamente y colaborar con profesionales médicos.
El futuro ya está aquí, en forma de un reloj en la muñeca, un anillo inteligente o una app en el celular, desde wearables hasta dispositivos médicos especializados, su integración con la medicina y la inteligencia artificial está marcando el camino hacia una atención sanitaria más proactiva y personalizada. Cuidar la salud es también una decisión tecnológica.
