Por Carlos Dabdoub Arrien, Vicerrector de UNIFRANZ
En marzo de 2020, días previos al inicio de la más larga cuarentena de la historia en Bolivia a causa de la pandemia de la COVID-19, se realizaba en Santa Cruz de la Sierra el primer Foro Internacional de Educación Superior (ES). El fin de este cónclave era generar una zona donde participen todos aquellos sectores ligados con la academia, buscando sinergias, a fin de instaurar políticas públicas, de cara a los retos que enfrenta la ES en el siglo XXI.
Este 2 y 3 de mayo, en el predio de CAINCO, se realizará el V Foro Internacional de Innovación Educativa (FIIE) – “El Futuro de la Educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica”, que sin duda será uno de los más importantes en Bolivia. Participan expertos del más alto nivel en la implementación de sistemas educativos en América Latina (ALA), Europa y Estados Unidos. Las más importantes autoridades de la UNESCO para la ES, la Organización Universitaria Interamericana (OUI), la Red de Administradores Universitarios (RAUI), la Asociación Nacional de Universidades Privadas de Bolivia (ANUP), así como altos miembros del Ministerio de Educación de Bolivia y Chile, rectores, directores de colegios, maestros y estudiantes, han confirmado su presencia.
El FIIE 2024 busca construir un espacio plural, por una educación inclusiva, pertinente y relevante, donde se analizarán temas actuales y acuciantes como: la importancia de la internacionalización de la ES; gobernanza y políticas públicas educativas para el desarrollo sostenible, en un mundo híper conectado; la empleabilidad, competencias del mañana y aprendizaje a lo largo de la vida; desafíos del mundo digital y la inteligencia artificial, nuevas formas de aprender y virtualidad, entre otros.
¿Por qué debemos proyectar el futuro de la educación desde Bolivia? Coincidimos con Verónica Ágreda, rectora de UNIFRANZ cuando afirma que “Nuestros sistemas educativos están bajo la presión constante para innovar, reinventarse y encontrar respuestas a cómo convivir en paz y generar riqueza; cómo mantener nuestro medioambiente y biodiversidad o nuestro acervo cultural, tradiciones y costumbres (frente a la globalización); cómo hacer que la tecnología sea utilizada de manera positiva, por el bien de la humanidad”.
Hace pocos meses, con el apoyo del PNUD y del proyecto Millennium, la Universidad Franz Tamayo, publicó el libro “Latinoamérica 2050. Retos, escenarios y acciones”. Identificaba tres contextos posibles, dependiendo de lo que se haga a partir del ahora. El primero hace referencia a una ALA “deseable o ideal”. Es cuando todos los retos han sido superados, donde impera una sociedad democrática, que alcance paz, justicia y bienestar social; el segundo habla de un escenario “posible o probable” deterioro. Aquí, las brechas de cumplimiento de los desafíos se mantienen en promedio, algunos índices mejoran, pero otros empeoran. Por último, el escenario “catastrófico” -el peor de todos-, muestra un detrimento generalizado con gobiernos caquistocráticos, donde reina la migración a grandes ciudades, aumenta la pobreza y la solastalgía, esa forma de angustia que domina a los pueblos de ALA, a causa del cambio climático.
Coincidamos todos que mejorar la educación, hoy por hoy, representa una de las últimas esperanzas para transmutar al país. Ya decía Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Sé que estamos todavía a tiempo. Vivimos una época inexorable que corre a prisa, como la sociedad misma. No nos dejemos pisar por este presente, pródiga en excelentes oportunidades para transformar la educación en Bolivia.