Sabores de los Yungas: destinos gastronómicos que conquistan paladares de turistas

Los Yungas de La Paz son mucho más que un corredor ecológico de transición climática y geográfica. Esta región, de vegetación exuberante y caminos serpenteantes, es también un tesoro culinario que cada vez gana más protagonismo como atractivo turístico. Con una oferta gastronómica tan diversa como su geografía, los Yungas se están consolidando como una ruta de sabores que invita a descubrir la identidad de este lugar a través de su gastronomía.
Juan Carlos Nuñez, docente de la carrera de Administración Hotelera y Turismo de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que la oferta gastronómica del lugar es variada, gracias a sus características naturales que atrae a los turistas y por los sabores únicos de la región.
“Con una oferta gastronómica tan diversa como su geografía, los Yungas se están consolidando como una ruta de sabores que invita a descubrir la identidad profunda de Bolivia a través del paladar”, afirma Nuñez.
Desde Pongo hasta Rurrenabaque, incluso hasta llegar a Ixiamas, pasando por pueblos como Caranavi, Palos Blancos o, más cerca, Coroico, Chulumani e Irupana, los Yungas ofrecen un viaje multisensorial donde la cocina se convierte en memoria viva, herencia cultural y puente entre generaciones.
“Se pueden encontrar diferentes platos dependiendo de la zona que se visite. Por ejemplo, se puede hacer una parada para comer en Pongo y degustar una buena trucha de río”, destaca el académico. Pongo ofrece una experiencia gastronómica atractiva: ubicado a menos de una hora de La Paz, es un destino turístico emergente que se centra en la trucha, con restaurantes que la preparan a la parrilla, al limón, entre otras opciones comunes.
Los productos locales como el plátano, la yuca, el palmito, el cacao, la miel, las frutas tropicales, el café de altura y la carne de monte son la base de una cocina que mezcla tradiciones afrobolivianas, aymaras y mestizas, y que se sirve en mercados, ferias, restaurantes, hoteles o nuevos emprendimientos turísticos con visión sostenible.
“Uno de los más tradicionales es el desayuno yungueño, que tiene arroz, plátano frito, carne, huevo, pan y café, y se consume especialmente en las mañanas porque brinda energía”, señala Nuñez. El desayuno yungueño es famoso por su generosa porción, que puede variar ligeramente en los componentes, pero generalmente incluye huevo, carne, queso, tomate y palta, acompañados de café de la región.
Este platillo fue pensado para proporcionar energía a los comensales y es parte fundamental de la cultura local, además de ser un atractivo para los visitantes que buscan sabores auténticos. Actualmente, el desayuno yungueño está incluido en los menús de restaurantes y hoteles como parte de la experiencia turística.
Otro lugar destacado es Yolosa. Según el académico, allí se puede disfrutar de un buen almuerzo yungueño-coroiqueño en base a “puti” (plátano verde cocido), acompañado de arroz y carne del día, que tradicionalmente era un producto de la caza de la mañana.
Para los más aventureros, la oferta incluye experiencias gastronómicas en ecoalbergues o comunidades, donde los propios pobladores enseñan a preparar platos típicos como el escabeche de pollo (una sopa a base de pollo pero sin vinagre), acompañada con plátano maduro entero, rodajas de tomate, bastones de zanahoria, cebolla, papa y la sopa especiada con una combinación de pimienta, comino y aceite sometidas al fuego para darle el sabor característico de un plato que generalmente se consume en Caranavi.
“En Palos Blancos, Sapecho o Rurrenabaque, la oferta incluye peces de agua dulce como pacú, paiche o bagre, cocidos a la brasa y envueltos en hojas de plátano, acompañados de yuca y arroz. En lugares más adentro, más selváticos, encontramos comida muy exótica como el lagarto, que puede ser la carne del día, aunque esas ya son opciones más extremas. En la parte sur de los Yungas, hay variaciones como la hualusa con coco, miel y una proteína del día”, enfatiza el académico.
Sin embargo, comenta que uno de los platos más exóticos para comer en la región yungueña es el llamado tujo frito, un preparado a base de hormigas de la región conocidas también como «hormiga culona» o “cepe”. Es una especie de hormiga voladora del tamaño aproximado de tres centímetros. Su parte trasera, o abdomen, es lo que se come, generalmente frito y con sal, e incluso mezclado con arroz.
“Hay hongos gigantes en la zona de Coroico que son comestibles, en París un plato de hongos es muy valorado, hablamos de más de 100 euros y en Bolivia menos de cinco dólares”, explica Nuñez, como otra de las ofertas de platos exóticos. Así también destaca que no todo se ofrece al turista extranjero, por razones de inocuidad e higiene.
Uno de los mayores orgullos de los Yungas es su café orgánico de altura, reconocido a nivel internacional por su aroma afrutado y su acidez equilibrada. En municipios como Caranavi se puede participar en rutas del café, donde el visitante conoce todo el proceso, desde la recolección hasta la taza.
Comer en los Yungas es aprender sobre su historia de resistencia y su cultura viva. La creciente valoración de la gastronomía local como recurso turístico ha impulsado a emprendedores a promover ferias gastronómicas, festivales de café, rutas del cacao y encuentros con el turismo.
Los Yungas, con su oferta culinaria diversa y auténtica, están atrayendo cada vez más interés en el turismo gastronómico boliviano: uno que se saborea plato a plato, sorbo a sorbo, y que deja en cada viajero la certeza de haber vivido algo más que una comida.