Por Diego And´res Sabat
Ciudades a más de 3.500 metros de altura presentan niveles de oxígeno bajos que pueden afectar a las personas con problemas de respiración o cardiacos que están acostumbrados a vivir al nivel del mar. A fin de reducir riesgos, médicos de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) recomiendan evitar el consumo de alcohol, café, mantener hidratado el cuerpo, una alimentación balanceada y tener actividad física reducida para una correcta aclimatación.
“El cuerpo tiene una alta capacidad de adaptación a situaciones de estrés que se producen al llegar a una ciudad de altura. Para una óptima adaptación, no debemos someternos a más situaciones que alteren el sistema nervioso como el consumo de alcohol, tabaco o comidas muy pesadas que tengan una incidencia en la respiración y circulación sanguina”, explica Abraham Medina, anestesiólogo y docente de Unifranz.
El experto aseguró que un proceso que parta de una hidratación constante y una alimentación balanceada permitirá una aclimatación entre seis horas a seis meses afirma Medina quien es especialista en el funcionamiento del cuerpo humano en altura en las asignaturas de cardiología y anestesiología.
Una de las principales transformaciones que experimenta la persona que visita la altura está relacionada con el suministro de oxígeno. A medida que ascendemos a altitudes más elevadas, la presión atmosférica disminuye y lleva a una menor concentración de oxígeno en el aire. Por esta razón, las personas con problemas respiratorios tienden a tener dificultas en este proceso de aclimatación.
Se considera de “gran altitud” a las ciudades entre 3500 y 5500 metros. En estos niveles, los cuerpos enfrentan desafíos y se adaptan de manera extraordinaria a las condiciones extremas, lo que desencadena una serie de efectos sorprendentes.
«Es fascinante cómo nuestro cuerpo se adapta a vivir en altitud», afirma emocionado el joven especialista en anestesiología. “El aire que llega a los pulmones lo hace con una presión menor de oxígeno y aquí es donde empieza el mecanismo de adaptación a la altura, nuestras mejillas se enrojecen debido al incremento de la frecuencia respiratoria y cardiaca”.
El mecanismo de compensación al que se refiere Medina aumenta la cantidad de oxígeno que entra a los pulmones y lo transporta más rápido. Los pacientes inhalan y exhalan con mayor frecuencia, mientras el corazón late con mayor frecuencia para mantener la cantidad de oxígeno que necesita el cuerpo.
Luego surge la etapa crónica cuando el cuerpo del visitante empieza a producir más glóbulos rojos, generando la tan necesaria aclimatación. Este proceso se completa seis meses después de la llegada del visitante. Algunas de las evidencias visibles son labios morados y la sangre más espesa.
Una tercera etapa es la elevación del número de las mitocondrias. Para el Medina, esta es muy importante para el óptimo funcionamiento del individuo en altura porque hay más glóbulos rojos que transportan oxígeno que es transportado con mayor facilidad a los músculos, tejidos y sistema nervioso gracias al incremento de las mitocondrias.
Aunque este proceso genético puede causar algunos efectos negativos para una parte de la población. Según una investigación publicada el 2021 por el doctor Ricardo Amaru, oncoematólogo y biólogo molecular, en Bolivia, una de cada diez personas padece de poliglobulia. Esta es una condición vinculada a la sobreproducción de glóbulos rojos que incrementa la viscosidad de la sangre que dificulta su flujo a través de los vasos sanguíneos.
¿Qué le pasa a nuestro cuerpo en altitud extrema? Bolivia tiene muy pocos asentamientos mayores a 4500 metros de altura, pero tiene una cultura montañera que va creciendo de forma progresiva. Cada vez más picos bolivianos mayores a los seis mil metros son escalados por distintos montañistas nacionales que tienen una óptima aclimatación a la altura. “Condicionamos a nuestros cuerpos a trabajar en asfixia y cuando llegamos a ese periodo nos desenvolvemos con cierta normalidad», explica el Medina.
A más altura mayor compensación de las necesidades básicas. Por ejemplo, a más de ocho mil metros que se alcanzan en montañas de la cordillera del Himalaya, el cuerpo humano inicia su colapso, los pulmones empiezan a filtrar sangre y se da la triada de la muerte: hipotensión, el cerebro y el corazón dejan de recibir sangre óptimamente. Se produce hipotermia ante la baja temperatura corporal; las extremidades dejan de recibir sangre causando su congelamiento y se llega a la acidosis cuando el nivel de acidez de la sangre se altera. Al final, se produce una la falla total del individuo.