¿Qué es la RCP, la técnica que devuelve la vida en situaciones críticas?

Por Lily Zurita Zelada

La reanimación cardiopulmonar (RCP) es una intervención médica esencial que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en casos de paro cardiorrespiratorio. Según Karla Fernández Ocampo, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, la RCP es «un procedimiento médico que utilizamos para reanimar a una persona que está con un paro cardiorrespiratorio. Es decir, aquellos pacientes que están prácticamente muertos».

La RCP es un conjunto de maniobras destinadas a mantener la circulación sanguínea y la oxigenación en una persona que ha sufrido un paro cardiorrespiratorio. Estas técnicas buscan preservar la función cerebral y mantener al paciente con vida hasta que se puedan aplicar medidas más avanzadas. 

Fernández enfatiza que «es un procedimiento que lo puede saber cualquier persona que no está capacitada, como bomberos, policías, una madre o un padre. Son procedimientos muy necesarios y útiles en cuanto a conocimiento».

La RCP se utiliza cuando un paciente no presenta pulso ni respiración, lo que indica una ausencia de signos vitales. Las causas de esta situación son variadas e incluyen infartos, caídas, complicaciones hospitalarias, accidentes de tránsito y asaltos violentos. «Siempre que el paciente tenga la posibilidad de morir se tiene que aplicar la reanimación cardiopulmonar»., puntualiza la médico.

La Federación Mundial del Corazón da cuenta que cada año se registran aproximadamente 20,5 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en el mundo. Esta organización estima que estos padecimientos representan el 33% del total de fallecimientos a nivel global.

Dominar técnicas como la reanimación cardiopulmonar (RCP) es clave para reducir la mortalidad por infartos y otras afecciones cardiovasculares. Desde su creación a principios de la década de 1960, este procedimiento ha contribuido a salvar miles de vidas.

Identificación de una emergencia que requiere RCP

Para el personal no médico, es crucial reconocer los signos que indican la necesidad de iniciar la RCP.  Karla Fernández sugiere tres pasos básicos:

– Evaluar la respuesta del paciente. Si el paciente no responde a estímulos verbales o dolorosos, es una señal de alarma.

 Verificar el pulso. Palpar la región lateral del cuello para comprobar la presencia de pulso.

 Observar la respiración. Si no hay movimientos respiratorios, es indicativo de una emergencia.

Si el paciente está inconsciente, sin pulso y sin respiración, se debe iniciar la RCP de inmediato. En estos casos, según Fernández, «el paciente acaba de fallecer y nosotros hacemos las maniobras para que el paciente vuelva a tener signos vitales, es decir, lo reanimamos».

Existen dos niveles de RCP. El primero es básico y puede ser realizado por cualquier persona, solo requiere el uso de las manos para compresiones torácicas y, opcionalmente, ventilaciones boca a boca.

El otro nivel es avanzado. Involucra el uso de equipos especializados, como desfibriladores y la administración de medicamentos. En estos casos, la RCP debe ser ejecutada por personal médico capacitado. «Para la reanimación cardiopulmonar avanzada, sí o sí se tiene que tener conocimientos básicos en lo que es medicina, pero el RCP básico donde solo necesitamos nuestras manos y la boca para ventilar al paciente, pues lo puede utilizar cualquier persona», puntualiza la académica, quien además tiene estudios de posgrado en medicina legal y ciencias forenses y medicina estética y antienvejecimiento.  

Conocimiento de primeros auxilios en la población 

La capacidad de realizar maniobras de RCP no debe limitarse al personal médico. Fernández destaca que «es un requerimiento que incluso en el colegio se debería enseñar, porque nosotros podemos ayudar y la diferencia entre un segundo en el que tomemos la decisión de ayudar a alguien o no, va a definir mucho su pronóstico, y en algunos casos va a definir si ese paciente llega a sobrevivir o no».

Fernández recomienda que, ante una emergencia, lo primero es mantener la calma. Luego, se debe garantizar su seguridad. Si la persona está de pie o sentada, lo ideal es ayudarla a recostarse sobre una superficie firme y plana.

“El tercer paso, y el más importante, es trasladar al paciente a un centro de emergencias. Seamos o no médicos, enfermeros o personal de salud, siempre debemos llamar a los servicios de emergencia para que brinden la atención adecuada”, enfatiza.

El cuarto paso consiste en tranquilizar al paciente y evaluar su estado de forma sencilla, preguntándole si se siente bien, si puede hablar con claridad y si tiene movilidad. “Luego, debemos observar su rostro: si mantiene movimientos oculares, si conserva el color rosado habitual de la piel o si presenta alguna alteración”, afirma.

Para la especialista, cada eslabón es crucial y debe ejecutarse de manera eficiente para aumentar las probabilidades de supervivencia del paciente. La reanimación cardiopulmonar es una habilidad esencial que puede salvar vidas en situaciones críticas.

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