¿Por qué oír no basta y cómo entrenar una habilidad clave para comunicarnos mejor?

Por Manuel Joao Filomeno Nuñez

En un mundo acelerado, donde las conversaciones suelen reducirse a intercambios breves y respuestas automáticas, muchas personas confunden el acto de oír con el de escuchar. Sin embargo, ambos procesos distan mucho entre sí. Mientras oír es una función fisiológica, escuchar implica conciencia, intención y presencia. Y ese matiz marca la diferencia en la calidad de nuestras relaciones personales y profesionales.

“El no saber escuchar disminuye la confianza y provoca distorsiones en las relaciones, provocando una falta de claridad en la transmisión de ideas, sentimientos o intenciones”, advierte Consuelo Medina, docente en la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

Según la especialista, esta carencia puede “menoscabar el respeto que deberían establecer las personas al momento de la interacción, lo que deriva en un distanciamiento” .

Comprender para conectar

La psicóloga subraya que escuchar activamente es una habilidad que se cultiva: requiere práctica, paciencia y un compromiso real de estar presentes. Su explicación coincide con los aportes del psicólogo Carl Rogers, quien promovió la escucha empática como eje de una comunicación efectiva. En ese sentido, Medina señala que “aunque pueda parecer sencillo, la escucha activa requiere un esfuerzo considerable de nuestras capacidades cognitivas y empáticas”.

Ese esfuerzo es doble: por un lado, implica la dimensión interna de procesar con atención lo que se nos dice, y por otro, la dimensión externa de transmitir, mediante gestos y expresiones, que realmente estamos comprendiendo al interlocutor. La escucha activa no es pasiva: es un proceso que integra empatía, validación emocional y retroalimentación clara.

Oír no es suficiente

La diferencia entre oír y escuchar radica en la intención. Escuchar demanda suspender juicios, evitar interrupciones y conectar con lo que la otra persona dice y siente. Medina enfatiza que la comunicación es un puente emocional y psicológico: “Las palabras y su uso correcto influyen en las personas, pueden elevar el ánimo, fortalecer la autoestima y generar bienestar emocional”.

Cuando escuchamos activamente, no solo comprendemos mejor los mensajes, sino que generamos espacios seguros donde otros se sienten valorados. Por ello, la experta destaca los beneficios de esta práctica: favorece la asertividad, mejora la comprensión mutua y fortalece los vínculos.

Las ocho claves para escuchar activamente

1. Presta atención con todo tu ser

Evita distracciones, mira a los ojos y enfócate en comprender, no solo en oír.

2. Suspende el juicio

Escuchar no es evaluar, sino permitir que el otro se exprese sin miedo a ser etiquetado.

3. Calma tu diálogo interno

Si tu mente divaga, respira y vuelve al presente; la presencia es la base de la escucha.

4. Evita dar consejos prematuros

Antes de ofrecer soluciones, valida emociones. A veces acompañar es más necesario que intervenir.

5. Respeta los silencios del otro

No completes ni apresures las frases ajenas. Las pausas también comunican.

6. Abraza el silencio como puente

El silencio atento transmite respeto y apertura, sin presión.

7. Lee el cuerpo, no solo las palabras

El lenguaje no verbal —miradas, postura, gestos— revela información clave.

8. Verifica con humildad

Preguntar “¿Te entendí bien cuando dijiste…?” evita malentendidos y fortalece la conexión.

Más allá de las palabras

La escucha activa se aplica en múltiples contextos: desde conversaciones personales hasta debates, clases, entrevistas o reuniones laborales. Como muestran los estudios citados por Medina, existen distintos tipos —empática, apreciativa, comprensiva y crítica— que permiten profundizar en la comunicación según la situación.

En un entorno cada vez más mediado por pantallas y notificaciones, cultivar esta habilidad se vuelve urgente. Escuchar activamente no solo mejora la comunicación: transforma la manera en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Y, como recuerda una de las especialistas consultadas, “la verdadera escucha activa nos permite conectar y entender mejor a quienes nos hablan”.

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