Nuevos tratamientos para la fibrosis pulmonar

Por Aldo Juan Peralta Lemus

Se han logrado importantes mejoras en el tratamiento de la fibrosis pulmonar, especialmente después de la pandemia.

La fibrosis pulmonar, una enfermedad crónica y progresiva caracterizada por la cicatrización del tejido pulmonar que dificulta la respiración, ha sido durante décadas un desafío para la medicina. Su evolución silenciosa y su impacto devastador en la calidad de vida de los pacientes la convierten en una de las afecciones respiratorias más complejas de tratar. Sin embargo, en los últimos años, la ciencia ha logrado avances significativos que abren nuevas perspectivas de tratamiento y esperanza.

Gabriel Mendoza, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que, tras la pandemia, una de las secuelas más preocupantes en pacientes que padecieron la afección con cuadros graves ha sido la fibrosis pulmonar. Se ha evidenciado que desarrollaron una condición en la que el tejido pulmonar presenta cicatrices permanentes que reducen la capacidad respiratoria.

“Una de las principales secuelas que se ha observado entre los pacientes que tuvieron Covid-19 es la fibrosis pulmonar; o sea, que el tejido pulmonar dañado ha sido reemplazado por colágeno, lo cual endurece al pulmón y ya no es flexible”, explica el académico.

Actualmente, se han logrado importantes mejoras en el tratamiento de la fibrosis pulmonar, especialmente después de la pandemia. En los tratamientos se ha prestado mucha atención a tres tipos principales: la fibrosis pulmonar idiopática, la fibrosis pulmonar progresiva y la que aparece después de haber contraído la enfermedad de la pandemia.

Un estudio en América Latina muestra que hasta el 40 % de las personas que tuvieron Covid-19 siguen teniendo problemas para respirar —como falta de aire y cansancio— incluso mucho tiempo después de haberse enfermado. Además, el 56 % de estos pacientes presenta cambios en los pulmones que se pueden ver en tomografías.

“Tiene consecuencias a largo plazo, en las cuales las personas no pueden respirar normalmente, se cansan demasiado rápido o no pueden inspirar —es decir, meter aire a los pulmones— con normalidad. Estas secuelas, a veces, necesitan de fisioterapia para restablecer la función pulmonar”, sostiene el docente de Unifranz.

Avances en tratamientos

Los avances más importantes en el tratamiento de la fibrosis pulmonar incluyen el uso de medicamentos que ayudan a frenar el progreso de la enfermedad. También se están estudiando nuevas opciones, como terapias con células y tratamientos que fortalecen el sistema inmunológico.

Los antifibróticos, como la pirfenidona y el nintedanib, han demostrado ralentizar la progresión de la enfermedad, reduciendo la pérdida de función pulmonar y mejorando la afección. La pirfenidona es, por ahora, el único tratamiento aprobado para la fibrosis pulmonar idiopática. Los estudios han demostrado que ayuda a que los pulmones no se deterioren tan rápido y a que la enfermedad avance más lentamente.

Por su parte, el nintedanib es un medicamento que actúa bloqueando ciertas señales en el cuerpo que hacen que se formen cicatrices en los pulmones. Al hacer esto, ayuda a frenar el daño y evita que la enfermedad empeora rápidamente. Aunque ambas opciones no constituyen una cura definitiva, han cambiado el pronóstico de los pacientes, permitiéndoles mantener mayor autonomía y calidad de vida.

Otros avances y enfoques experimentales

En Canadá se están haciendo estudios para probar una nueva forma de usar la pirfenidona, esta vez en inhalador, con el objetivo de reducir los efectos secundarios en el estómago y lograr que el tratamiento funcione mejor en los pacientes.

Por otro lado, la Clínica Universidad de Navarra (España) está investigando el uso de células madre tomadas de la médula ósea como una posible opción para frenar el avance de la fibrosis pulmonar. Aunque todavía está en una fase temprana, esta terapia podría ayudar a complementar los tratamientos que ya existen.

Otro avance relevante se centra en el trasplante pulmonar, que sigue siendo la única opción curativa para casos avanzados. Gracias a la innovación en técnicas quirúrgicas y en la preservación de órganos, la tasa de éxito y la expectativa de vida tras la intervención han mejorado significativamente.

Al mismo tiempo, la investigación médica está estudiando nuevos tratamientos, como el uso de células madre, con la idea de reparar el daño en los pulmones y reducir la inflamación constante. Los estudios que se están realizando hasta ahora muestran resultados prometedores, con mejoras en el daño pulmonar y en la respiración de los pacientes.

Además, la medicina personalizada empieza a tener un papel importante, ya que buscar ciertas señales en el cuerpo permitirá adaptar los tratamientos a cada persona, haciéndolos más efectivos y con menos efectos secundarios.

Lo que antes parecía un camino sin retorno hoy se perfila como una lucha con más herramientas, más opciones y, sobre todo, más esperanza para los pacientes y sus familias.

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