En un contexto donde la planificación estratégica se torna esencial, el diálogo entre el Estado, las universidades públicas y privadas, y la sociedad civil se revela como un componente crucial para maximizar el impacto de la inversión en la educación superior.
En este escenario resalta la importancia de un enfoque colaborativo y participativo para establecer metas y políticas de Estado que trasciendan administraciones gubernamentales y promuevan el desarrollo sostenible de los países de la región, asegura Víctor Orellana, subsecretario de Educación Superior de Chile- Orellana compartió la experiencia del vecino país en este ámbito durante el V Foro internacional de innovación educativa: El futuro de la educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Creemos en un proceso de diálogo y de ese proceso de diálogo tripartito con los trabajadores, con el sector productivo y con las instituciones estatales, trazarnos algunas metas y políticas de Estado con gobernanza participativa que nos permitan llevar adelante metas país que trasciendan a los gobiernos”, puntualiza la autoridad educativa chilena.
Orellana menciona, como ejemplo, que, recientemente, en el Consejo Asesor para la Estrategia Nacional de Educación Técnico Profesional de Chile, se evidenció cómo este diálogo tripartito entre el sector público, los sindicatos y el sector productivo puede conducir a consensos y beneficios significativos mutuos.
“La mesa reunió a ministros, subsecretarios, líderes sindicales y empresariales, quienes coincidimos en la necesidad de una estrategia nacional de educación técnico profesional enfocada, por ejemplo, en el desarrollo del hidrógeno verde y otros sectores industriales emergentes. Este tipo de interacción permite que cada sector aporte su perspectiva, contribuyendo a una planificación más inclusiva y eficaz. Ésta es la manera de cómo nuestro gobierno ha tratado de encarar estos desafíos”, agrega.
Colaboración regional
Según el experto, la colaboración regional también juega un rol vital para el potenciamiento de la educación superior y que Sudamérica tiene un avance muy importante en el marco de la agenda propuesta por el presidente de Brasil, Lula da Silva (consenso de Brasilia), respecto a la creación de un espacio de cooperación científica sudamericano.
En la reciente conferencia regional de educación superior, Brasil anunció un significativo aporte de recursos para programas de intercambio universitario, lo cual se alinea con la estrategia chilena de fomentar la colaboración sudamericana en educación superior.
“La idea es no duplicar la iniciativa sino más bien articular con iniciativas que ya están ocurriendo porque en América Latina tenemos todavía una educación superior bastante disgregada, con poca colaboración entre nosotros”, señala.
Esta cooperación evitaría la duplicación de esfuerzos y promovería la creación de equivalencias en los sistemas de aseguramiento de la calidad, facilitando el intercambio académico y la investigación conjunta en temas de interés regional.
Rol de la educación superior
Orellana asegura que la educación superior en su país tiene una vital importancia. Parafraseando al presidente Gabriel Boric, indica que “el conocimiento es el cobre del siglo XXI”.
“Las ideas y el conocimiento especializado, no sólo como ideas abstractas o publicaciones científicas o investigaciones sino como capacidad de crear conocimiento científico y técnico de nuestra población, se tornan en la riqueza fundamental del futuro”, puntualiza.
Para la autoridad chilena, la educación superior que se ha construido a lo largo de estos últimos años en su país, con sus dificultades y potencialidades, debe tener la capacidad de coadyuvar “al desafío que tienen los pueblos latinoamericanos de alcanzar el desarrollo anhelado y, por lo tanto, satisfacer las necesidades básicas de la población, con justicia social, equidad e igualdad”.
Inteligencia artificial
Según Orellana, Chile ostenta el liderazgo regional en inteligencia artificial, tanto en normativa como en aplicación tecnológica, sin caer en una visión fetichista de la tecnología.
La inteligencia artificial debe desarrollarse y aplicarse de acuerdo a las necesidades específicas de América Latina, utilizando nuestras propias bases de datos y abordando nuestros desafíos particulares. Esto subraya la importancia de la presencia latinoamericana en discusiones globales sobre la regulación de esta tecnología, asegurando que se respeten criterios éticos y se protejan los intereses de la región, agrega.
“La inteligencia artificial generativa es, sin duda, una de las transformaciones más importantes que vamos a tener a nivel de especie humana y eso va a alterar todos los procesos sociales desde el consumo e incluso las relaciones familiares. Los algoritmos, de alguna manera, ya alteran las relaciones sociales. Sin embargo, es muy pronto para analizar su impacto”, afirma.
De ahí la importancia, de que la educación superior acompañe y refuerce las políticas de desarrollo productivo sostenible de cada gobierno y las estrategias regionales de desarrollo. La descentralización efectiva requiere que cada región formule y ejecute su propia estrategia de desarrollo para proyectos de largo plazo.
“Nuestro país tiene una política de inteligencia artificial para destinarla a aquellas áreas que son prioritarias; es muy importante que entendamos también que América Latina tiene que estar presente cuando el mundo discuta sobre la regulación de la inteligencia artificial”, señala.
Para que la educación superior realmente potencie el desarrollo del país, es indispensable un enfoque basado en el diálogo y la cooperación entre todos los sectores involucrados. Sólo a través de una planificación estratégica y colaborativa se podrán alcanzar las metas nacionales y optimizar la inversión pública en educación, asegurando un futuro más prometedor y sostenible para todos.