Investigación que toca el corazón: futuros médicos impulsan inclusión de personas con discapacidad en Alpacoma

Por Lily Zurita Zelada

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A veces, una investigación universitaria trasciende las aulas y se convierte en un aprendizaje profundamente humano. Eso fue lo que vivieron diez estudiantes de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), quienes llegaron hasta el distrito 6 de Alpacoma, en el municipio de Achocalla en La Paz, para realizar un diagnóstico sobre la situación de las personas con discapacidad. Lo que encontraron allí no solo enriqueció su formación, sino que despertó en ellos un compromiso real con la inclusión social y la dignidad humana.

Miriam Bautista, docente de la carrera de Medicina, recuerda que “el proyecto se ha realizado el semestre pasado. Hicimos la identificación de personas con discapacidad desde recién nacidos hasta los 60 años en la zona de Alpacoma. Lo que se quiere es la inclusión en la sociedad de esta población vulnerable”. 

La investigación, realizada por Ssalef Cajchaya Lipa, Karen Castillo Poma, Génesis Cayllagua Marca, Elizabeth Espinoza Huaman,  Antonela Inca Chávez, Magdiel Miranda Yucra, Jose Penaloza Peñaloza y Miriam Bautista Callisaya (docente), permitió conocer la realidad de niños, jóvenes y adultos mayores que, pese a sus limitaciones, continúan enfrentando barreras físicas, sociales y actitudinales que afectan su calidad de vida.

Una investigación que abre los ojos de los jóvenes

La investigación —denominada Características sociodemográficas de personas con discapacidad del distrito 6 de Alpacoma— fue desarrollada por diez estudiantes del sexto semestre de la carrera de Medicina y fue uno de los proyectos ganadores de las Jornadas de Investigación Unifranz 2025. Su trabajo combinó diagnóstico, sensibilización y contacto directo con las familias.

Bautista explica que esta experiencia permitió comprender la diversidad de necesidades en la comunidad. “Además de la identificación y calificación, se puede llegar a hacer un tipo de rehabilitación (…) de acuerdo al tipo de discapacidad, ya sea intelectual, física, motora o múltiple”. 

Sin embargo, la investigación reveló una realidad preocupante: la mayoría de estas personas no tiene acceso a ningún tipo de rehabilitación especializada.

Elizabeth Espinoza, integrante del equipo, comenta que “hemos llegado a la conclusión de que el 100% de estas personas no recibió algún tipo de rehabilitación o, si lo habían hecho, no notaron cambios significativos. Eso nos impulsó a desarrollar nuestro trabajo”.

Historias que duelen, aprendizajes que inspiran

Conocer la vulnerabilidad en la que viven muchas familias fue una de las experiencias más duras para los estudiantes. Baptista relata que el contacto de los estudiantes con estas personas en situación de vulnerabilidad generó un fuerte impacto emocional en el grupo.

“La vulnerabilidad, marcada por hacinamiento, pobreza y abandono realmente impactó a los estudiantes, despertando en ellos una profunda sensibilidad y empatía”, señala Bautista. Al convivir con estas realidades, los futuros médicos entendieron que la medicina no se limita al diagnóstico, también implica acompañar, incluir y defender la dignidad de las personas.

La estudiante Karen Castillo, otra integrante del grupo de trabajo, recuerda la importancia de sensibilizarse y actuar. “Hemos visto la carencia de información sobre estas personas. Hemos ido a sensibilizarnos más, a promover la inclusión y a fomentar la calidad de vida recolectando un poco de ayuda”. 

Uno de los momentos más significativos fue la entrega de una silla de ruedas para una mujer que no podía caminar. “Fue un caso espectacular… recolectamos una silla de ruedas para una paciente que tenía la incapacidad de caminar”, cuenta emocionada la futura médico.

Este gesto, sencillo pero profundamente humano, se convirtió en un símbolo del propósito del proyecto: demostrar que la investigación puede generar cambios reales.

Acciones para una inclusión sostenible

El trabajo realizado por los estudiantes no solo permitió visibilizar la situación de la población con discapacidad, sino también proponer acciones sostenibles que trasciendan el diagnóstico. 

Bautista destaca la importancia de articular esfuerzos a fin de “fortalecer la inclusión desde un enfoque educativo, social, comunitario, promoviendo accesibilidad, sensibilización continua y acompañamiento familiar y educativo”.

Para lograrlo, la propuesta contempla la conformación de alianzas estratégicas entre Unifranz, autoridades municipales, unidades educativas y organizaciones sociales. El objetivo es que las actividades de concienciación, los talleres de inclusión y el seguimiento a las familias se mantengan de forma permanente, generando un proceso de rehabilitación y apoyo comunitario que no dependa únicamente de un proyecto académico.

Mirar hacia adelante con esperanza

La experiencia en Alpacoma no solo cambió la percepción de los futuros médicos, sino que abrió la puerta a nuevas iniciativas. Bautista explica que “se tiene planificado la realización de un proyecto de rehabilitación de las personas con discapacidad en el municipio. Invitamos a autoridades, estudiantes, ONG y otros a sumarse a esta noble causa”.

La investigación se convirtió en un llamado a la acción. Un recordatorio de que la inclusión educativa, social y comunitaria no es un concepto abstracto, sino un compromiso colectivo que requiere participación, empatía y voluntad.

En Alpacoma, además de aprender haciendo, diez jóvenes descubrieron que la medicina también se construye con humanidad. Hoy, su trabajo no solo ilumina la realidad de las personas con discapacidad, sino que inspira a construir comunidades más justas, accesibles y solidarias.

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