Descubriendo el potencial oculto: el impacto de la economía del talento

Imagen de Unifranz

El conocimiento especializado y la búsqueda de soluciones sostenibles urgen a las empresas y organizaciones a contratar a personas excepcionales y únicas, mentes brillantes que puedan responder a los desafíos del mundo actual. En este contexto nace un concepto que está transformando la manera en que entendemos el crecimiento económico: la economía del talento.

“Estamos reconociendo a las personas talentosas, excepcionales y únicas que, a través del desarrollo de competencias, están dando soluciones importantes, específicas y tangibles a problemas reales de la sociedad”, explica Pablo Ardaya, magíster en gestión empresarial y director nacional de Capital Humano de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, quien agrega que el impacto de esta nueva tendencia es tangible.

El experto indica que este enfoque prioriza la identificación, formación y aprovechamiento del capital humano como principal motor de desarrollo. A diferencia de los modelos tradicionales centrados en recursos naturales o infraestructura, la economía del talento reconoce que el verdadero recurso estratégico del siglo XXI son las habilidades excepcionales de las personas.

La economía del talento representa una forma pragmática de potenciar el desarrollo sostenible. Consiste en identificar desde edades tempranas a individuos con alto potencial, formarlos con recursos adecuados, conectarlos con redes globales de conocimiento y permitirles impactar en áreas como la ciencia, la tecnología, la salud o la educación. No se trata solo de buscar “genios”, sino de generar entornos donde cualquier talento —sea técnico, creativo o humanístico— pueda prosperar.

Según Ardaya, uno de los pilares fundamentales de esta economía es el “descubrimiento temprano del talento”. 

“Si tú quieres tener al próximo Messi, no solamente tienes que encontrar a la persona con el talento, sino encontrarlo lo más pronto posible para empezar a entrenarlo y formarlo”, dice. Esta analogía deportiva resalta la urgencia de crear sistemas que permitan detectar y nutrir habilidades antes de que se pierdan por falta de oportunidades.

Este enfoque también se apoya en la tecnología como acelerador clave. Plataformas digitales, programas de formación en línea, redes de mentoría internacional y trabajo remoto han abierto nuevas puertas para el desarrollo del capital humano en contextos antes limitados por barreras geográficas o económicas. 

“Hoy en día es importantísimo no dejar de invertir en el conocimiento, en el desarrollo de nuevas habilidades y en las competencias blandas. Eso es lo que va a potenciar a las personas a tomar roles más protagónicos”, sostiene el experto de Unifranz.

Un ejemplo de este enfoque es el Global Talent Fund, fundado por el economista Ruchir Agarwal. Esta organización busca jóvenes con habilidades excepcionales en ciencia y matemáticas, especialmente en países en desarrollo, y les brinda apoyo para estudiar en instituciones de élite como Cambridge u Oxford. El programa BIG, por ejemplo, otorga becas a medallistas de olimpiadas científicas con el objetivo de convertirlos en agentes de cambio. La lógica es contundente: el costo de no descubrir ni desarrollar ese talento puede ser enorme, tanto para los individuos como para la sociedad.

Sin embargo, la economía del talento no está exenta de críticas y desafíos. Una de las preocupaciones es el fenómeno de la fuga de cerebros, cuando profesionales formados en el extranjero no regresan a sus países de origen o no encuentran allí el entorno adecuado para desarrollarse. Este vacío impacta directamente en la capacidad de innovación local. En respuesta, muchos gobiernos están diseñando estrategias para retener talento, mediante incentivos fiscales, inversión en investigación y desarrollo, y alianzas entre universidades y empresas.

Algunos economistas advierten sobre el riesgo de enfocarse exclusivamente en talentos individuales, olvidando que la innovación también es un esfuerzo colectivo. Por eso, el reto está en equilibrar la promoción del talento excepcional con políticas públicas que fortalezcan la educación, la equidad y la infraestructura para todos.

La economía del talento propone una visión moderna del desarrollo basada en el valor estratégico del capital humano. No es solo una forma de generar riqueza, sino también de transformar sociedades al empoderar a individuos que pueden liderar soluciones disruptivas. 

“Reconocer, desarrollar y empoderar a las personas con competencias es clave para transformar los problemas en oportunidades reales”, concluye Ardaya.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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