Humana, innovadora y global modelo disruptivo de Unifranz transforma la educación en Bolivia

Transformar la educación para transformar vidas. Con esta premisa, la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asume el reto de reinventar la formación universitaria en Bolivia, poniendo al ser humano en el centro del aprendizaje y apostando por la innovación como motor de cambio.
“Unifranz tiene un propósito claro que es transformar la educación. Para lograr esto, hemos redefinido nuestro modelo educativo que se centre en la persona, una persona con rasgos humanistas, innovadores y que aprende haciendo, para aprender a aprender”, asegura Gustavo Montaño, vicerrector académico nacional de Unifranz.
Esta transformación no es un eslogan, sino una hoja de ruta concreta. Unifranz apuesta por un modelo educativo centrado en el ser humano, en el que las habilidades blandas —como la innovación disruptiva, la creatividad, la integridad y la ciudadanía global— son tan importantes como los conocimientos disciplinares que, hoy por hoy, incorporan el uso de IA, la ciencia de datos y otras tecnologías emergentes.
Formar personas, no solo profesionales
Uno de los pilares fundamentales de la transformación educativa es el “modelo de persona”, una propuesta que invita a las universidades a reflexionar sobre su verdadero rol en la sociedad.
Para la experta española Arantza Ozaeta, docente investigadora de Mondragon Unibertsitatea y una de las mentoras del nuevo modelo educativo de Unifranz, el desafío no solo está en formar profesionales técnicamente competentes, sino en desarrollar seres humanos integrales, capaces de enfrentar los cambios vertiginosos del mundo actual.
“Formar en competencias técnicas es necesario, pero hoy ya no es suficiente. También debemos formar en rasgos personales que permitan a los profesionales responder con humanidad, criterio ético e innovación ante un mundo cambiante”, explica. Esta visión impulsa una educación que trascienda lo técnico y abrace dimensiones éticas, sociales y emocionales.
En esa línea, Unifranz incorporó a su modelo educativo cuatro dimensiones esenciales: el innovador disruptivo, el creador, el ser íntegro y el ciudadano universal. Estas cualidades buscan responder tanto a las exigencias del mercado laboral como a los retos complejos del siglo XXI. Montaño destaca que las habilidades blandas son parte central de la formación y se trabajan transversalmente en todas las experiencias educativas.
Por ello, la universidad apuesta por una formación integral que combine competencias duras con habilidades blandas, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la inteligencia emocional. Estas herramientas no solo permiten adaptarse a contextos cambiantes, sino también impactar positivamente en la sociedad, fortaleciendo la toma de decisiones, el manejo del estrés y la construcción de relaciones saludables.
El liderazgo como motor del cambio
“Todo parte de una redefinición del perfil profesional”, subraya Montaño a tiempo de puntualizar que “estamos formando profesionales que desarrollen competencias alineadas con las demandas del entorno, que puedan integrarse y aportar soluciones relevantes en la sociedad”.
El liderazgo se convierte en una competencia transversal. Unifranz no solo forma técnicos, sino líderes transformadores, capaces de innovar, colaborar y adaptarse a escenarios complejos.
“El liderazgo no se impone desde afuera. Nace de adentro”, reflexiona Mikel Echaburu Osa, docente de la Facultad de Humanidades, también en Mondragon. “Invertir en educación es invertir en líderes. Y eso es invertir en Bolivia, en su gente y en su futuro”.
Innovar es atreverse a mejorar, a pensar distinto y actuar con propósito
El modelo educativo disruptivo de Unifranz también implica una lectura crítica del contexto, entendiendo que las universidades no deben mantenerse estáticas.
“Una institución educativa que no busca transformarse es una institución estancada”, sostiene Echaburu. “La innovación es un acto de conciencia, de visión colectiva, de querer hacer las cosas mejor”.
Para Unifranz, esta conciencia se traduce en acciones concretas. “A través del ecosistema de innovación vamos a abrir la universidad al mundo real. Queremos una universidad que escuche, que colabore y que genere soluciones pertinentes a las necesidades del medio productivo”, indica Montaño, a tiempo de aclarar que este ecosistema incluye el Instituto de Innovación Educativa, el Centro de Emprendimiento Universitario, una red de socios formadores, y plataformas digitales que permiten a los estudiantes vivir experiencias reales desde el primer semestre.

Alianzas estratégicas con impacto real
Unifranz ha consolidado una sólida red de alianzas internacionales que abre las puertas a estudiantes y docentes para acceder a experiencias académicas en todo el mundo.
Uno de los acuerdos más destacados es el establecido con Mondragon Unibertsitatea, mediante el cual Unifranz ha fortalecido la movilidad estudiantil, convirtiéndola en un pilar estratégico de su modelo educativo. Esta colaboración incluye asesoramiento técnico permanente en metodologías pedagógicas de vanguardia.
Fruto de este intercambio surgieron cuatro innovadores prototipos educativos que ya se aplican: la persona como eje del aprendizaje, un sistema de microcredenciales, el Centro de Emprendimiento Universitario y un nuevo sistema de titulaciones.
Estas propuestas responden a los desafíos contemporáneos, promoviendo una educación flexible, centrada en competencias humanas y conectada con las necesidades del entorno productivo. Con ello, se busca formar profesionales capaces de adaptarse, innovar y generar soluciones con impacto real en la sociedad.
El modelo educativo de Unifranz es un proceso continuo de co-creación que reimagina la forma de enseñar y aprender. Una propuesta que coloca a la persona en el centro, dialoga con el entorno, promueve la colaboración y entiende que el verdadero cambio comienza en el aula. Una invitación directa a los jóvenes y futuros profesionales a ser parte de una educación innovadora, transformadora y con propósito.