Hipertensión: la “enemiga silenciosa” que podemos detener

Por Manuel Joao Filomeno Nuñez

La hipertensión arterial avanza sin síntomas en gran parte de la población y puede causar daños graves si no se detecta a tiempo. Aun así, es prevenible y controlable con medidas adecuadas.

“La presión funciona como las cañerías de una casa; cuando es normal, todo fluye, pero si aumenta, se abre espacio por donde no debería”, señala Griselda Vargas, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz).

En Bolivia, la prevalencia alcanza alrededor del 40% de la población adulta, con un mayor impacto en personas mayores de 60 años. En la región, la OPS estima 1,6 millones de muertes anuales asociadas a enfermedades cardiovasculares, muchas de ellas prevenibles .

La hipertensión consiste en la elevación persistente de la presión arterial por encima de los valores normales, fijados en 120/80 mmHg. Incluso incrementos moderados, conocidos como prehipertensión, representan una señal de alerta.

“Cuando la presión sube de 120 a 139 en la sistólica y de 80 a 89 en la diastólica, ya hablamos de una prehipertensión”, afirma la especialista.

Sus causas son múltiples: sobrepeso, sedentarismo, dietas poco saludables, alcohol, tabaco, enfermedades renales o endocrinas, medicamentos y predisposición genética.

“Si tus papás han tenido hipertensión, tienes que chequear con más frecuencia tus niveles de presión”, puntualiza Vargas.

Uno de los mayores riesgos es que, en la mayoría de los casos, no presenta síntomas. Por ello se la conoce como la enemiga silenciosa. Los signos suelen aparecer cuando la enfermedad ya es grave o compromete órganos vitales.

Los datos médicos advierten que una crisis hipertensiva puede generar microhemorragias en el cerebro, pulmones u otros órganos sensibles, con consecuencias severas.

Síntomas más frecuentes de la hipertensión

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) algunos de los síntomas más comunes de la hipertensión son los siguientes:

  • Dolores de cabeza persistentes
  • Sangrados nasales sin causa aparente
  • Falta de aire
  • Manchitas o puntos rojos en la piel
  • Mareos o visión borrosa
  • Palpitaciones o dolor torácico (en etapas avanzadas)

Estos síntomas no siempre aparecen en fases iniciales, lo que refuerza la necesidad del autocontrol. Conocer la presión habitual y realizar controles periódicos es fundamental.

La hipertensión no tratada puede provocar infartos, angina, insuficiencia cardíaca, enfermedad renal, derrames cerebrales e incluso ceguera. Su impacto es mayor en zonas urbanas y en adultos mayores.

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Cómo prevenir la hipertensión

De acuerdo con Mayo Clinic, la hipertensión arterial puede ser prevenida llevando una vida saludable que incorpore una alimentación baja en grasas y realizando actividad física constante, además, se sugiere seguir estas recomendaciones:

  • Medir la presión arterial con regularidad
  • Reducir el consumo de sal y carbohidratos
  • Mantener una dieta rica en frutas y verduras
  • Evitar tabaco y alcohol
  • Hacer actividad física constante
  • Controlar el peso
  • Reducir el sedentarismo
  • Realizar controles médicos periódicos, especialmente en personas con antecedentes familiares

“Tenemos que cambiar el estilo de vida si queremos evitar complicaciones”, resume la especialista.

La hipertensión es silenciosa, pero no inevitable. Reconocerla, controlarla y prevenirla puede evitar daños irreversibles y mejorar la calidad de vida. Como concluye Vargas: “Conocer nuestros valores y actuar a tiempo es esencial”.

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