El software inclusivo fomenta la cultura de la accesibilidad

El software inclusivo fomenta la cultura de la accesibilidad

La tecnología abre espacios de mayor accesibilidad a oportunidades y el software inclusivo es parte de este mundo que da soluciones concebidas y diseñadas para responder a las necesidades de personas con algún tipo de discapacidad; uno de sus ámbitos de mayor presencia es el educativo.

Desde una plataforma hasta una prótesis son las alternativas que desarrolla el software con el fin de crear condiciones de equidad. “Implementar software para la inclusión, en una organización, es fomentar la cultura de la accesibilidad, que facilite la plena participación de estas personas en los distintos ámbitos. Se trata de reconocer sus habilidades, aprovechar sus talentos y superar las barreras que impiden su inclusión a nivel laboral y educativo”, afirma Hilaria Vásquez, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas, de la Universidad Franz Tamayo.

Fernando Maydana logró crear un bastón, lentes, chaleco y mano para guiar a una persona ciega, su producción fue solicitada para una Organización No Gubernamental y es que su destreza la desarrolló en aulas, ya que también padece de similar discapacidad, pero con la ayuda del software y tecnología rompió los límites físicos.

El software inclusivo se desarrolla más en el ámbito de la educación y para la elaboración de prótesis, refiere Vásquez. Este tipo de tecnología permite a las personas desplazarse con mayor facilidad, comunicarse con su entorno, generar independencia y ganar espacio de inclusión social.

Soñar en un mundo donde todos reciban educación de calidad y en equidad no es una utopía y esa es la premisa que tiene la educación inclusiva. Uno de los ejes para desarrollar tecnología de inclusión son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Pero, no se trata sólo de brindar mayores condiciones a personas con discapacidad, sino que también abre oportunidades por razón de género, raza, religión y cultura.

Según datos del Instituto Boliviano de la Ceguera y el Sistema de Registro Único Nacional de Personas con Discapacidad, en Bolivia hay cerca de 100.000 personas con algún tipo de discapacidad.

En Bolivia, el avance de la educación inclusiva es paulatina y se tiene un marco legal para desarrollar las nuevas tecnologías de información y comunicación, mediante la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic), que desarrolla softwares en idiomas nativos, para poder llegar con educación a regiones rurales. También hay oenegés que desarrollan herramientas de apoyo para el desempeño de las personas con discapacidad.

El software inclusivo es una oportunidad de poder innovar y proponer nuevas herramientas”, enfatiza Vásquez. Entre las alternativas en las aulas hay programas y plataformas para computadoras, tabletas o dispositivos móviles, que permiten interactuar y comunicarse con la sociedad.

La profesional menciona la aplicación ‘Te ayudo a jugar’, que permite aprender modales y cortesías con la comunicación oral y escrita. ‘Día a Día’ ayuda a manejar las rutinas que diariamente deben realizar los estudiantes.

También existen programas para personas sordas, ciegas o con algún tipo de discapacidad visual o auditiva, como el ‘@Voice Aloud Reader’aplicación que sirve para leer artículos en altavoz. Y, ‘Lazarillo’ orienta a una persona ciega a movilizarse en las calles.

Vásquez explica que, en la actualidad, muchas aulas físicas y digitales están integradas. Los alumnos que tienen diversas necesidades se incluyen en los métodos de educación general, se encuentran físicamente en el mismo lugar, pero se espera que realicen exactamente el mismo trabajo.

“Por ejemplo, en un aula de escritura integrada se les pide a todos los estudiantes que busquen una fotografía significativa para ellos y que compartan con la clase lo que representa. Un alumno que tenga una discapacidad visual puede pedirle a otra persona que escoja una foto por él y que le hable sobre la imagen. Con este conocimiento pueden participar en la actividad”, precisa la docente de Unifranz.

Lo mismo sucede en un aula de escritura inclusiva, donde la actividad a desarrollar requiere que los alumnos busquen algún objeto que tenga un significado personal y que describan al resto de la clase. El estudiante con discapacidad logrará cumplir el objetivo de la dinámica.

¿Qué tipo de softwares son recomendables?

Según Vásquez, hay una gama de softwares que pueden ser instalados en un aula, como ‘Explain Everything’, que es una pizarra digital perfecta para la enseñanza a distancia, es compatible con iPad, Android, Chromebooks y todos los navegadores disponibles, esta herramienta ofrece los beneficios de una pizarra y un software de animación multimedia.

‘Flipgrid’ es una plataforma que ofrece soluciones para todos los estudiantes, “desde los extrovertidos que adoran ser vistos y escuchados, hasta los tímidos ante las cámaras que prefieren grabar presentaciones de audio de una pizarra, donde pueden diseñar con textos y pegatinas, o incluso aquellos con sordera o dificultades auditivas, que pueden usar lenguaje de señas para sus videos o simplemente crear una presentación y usar subtítulos”, afirma la experta.

‘Empático’ es una plataforma que está adaptada para brindar educación especial, ya que incluye instrucciones en lengua de señas, palabras de vocabulario e incluso listas para compartir a través de dispositivos de salida. De este modo, los estudiantes que no puedan comunicarse de forma verbal podrán participar plenamente en las actividades con esta aplicación.

Del hogar se debe partir, armando la casa segura, donde, mediante un dispositivo de hardware o mediante una aplicación móvil, como una ‘Alexa’, que es un pequeño robot que a mandato de voz puede realizar muchas cosas dentro la casa, se puede comunicar para poder bajar la intensidad de la luz, que pueda apagar los artefactos eléctricos. Ahora, si es no vidente, el ‘guante de voz’ le indica las distancias de los objetos para que no logre golpearse con los mismos”, sostiene Vásquez.

Con todo, el software inclusivo también debería romper barreras en las oficinas y otros espacios laborales. “Antiguamente, una persona discapacitada no era aceptada en el medio social, pero ahora sí y eso implica un cambio sistémico de la cultura empresarial, además de una reorientación respaldada por una estrategia con objetivos claros y medibles”, puntualiza la académica.

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