Difícil pero no imposible: emprendedoras pueden convertir fracasos en oportunidades

Difícil pero no imposible: emprendedoras pueden convertir fracasos en oportunidades

Para las mujeres emprendedoras convertir un fracaso en oportunidad es difícil, pero no imposible. No se trata de evitar los errores o fracasos, sino de experimentarlos, sin miedo, identificando las fallas y replanteando, lo más rápido posible, estrategias para resolverlos y volver a arrancar.

“El fracaso es sólo la oportunidad de comenzar de nuevo de forma más inteligente”, decía Henry Ford, fundador de Ford Motor Company, hace ya casi un siglo.

Al respecto, Xiomara Zambrana, directora adjunta del Instituto Mujer y Empresa (IME) de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que superar los fracasos es un ejercicio permanente en el emprendedurismo, que, si bien cuesta, se lo debe realizar a fin de lograr una nueva oportunidad para el negocio.

“(…) teniendo una apertura de revisar en dónde estuvieron las fallas, en vez de negar esas fallas u ocultarlas, podríamos ver qué es lo que se podría haber mejorado o se podría haber evitado haciendo ese ejercicio”, indica.

Si bien no hay una fórmula perfecta de cómo levantarse de un fracaso, lo importante es valorarse y validarse como mujer emprendedora, en todos los aciertos que se han tenido, desde la decisión de emprender, hasta el hecho de reconocer que no se sabe todo y, también, valorar las cosas que se sabe y que pueden aportar al emprendimiento”, agrega.

Para Zambrana, las mujeres emprendedoras que han fracasado tienen que dejar de victimizarse y de echarle la culpa a los otros y hacerse responsable de las decisiones mal tomadas. Este proceso personal, con el apoyo de mentores, permite ver con claridad la situación para levantarse nuevamente.

Datos del Banco Mundial dan cuenta que, en el mundo, solo una de cada tres empresas pequeñas, medianas y grandes es de propiedad de mujeres.  Este porcentaje varía según la región.

En tanto, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Bolivia, la participación laboral de la mujer sobrepasa el 62%, uno de los porcentajes más altos de la región; sin embargo, el 72% de las emprendedoras se encuentra en la fase inicial y bajo modalidades de autoempleo informal. Asimismo, las microempresas generan el 83% de los empleos y más de un tercio de las mujeres trabajan por cuenta propia.

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En el mercado emprendedor hay una “terrible estigmatización”

Emprender es más difícil para las mujeres

Para una mujer es más difícil abrirse campo en el mercado, pero no porque no sea capaz, sino por la situación de desventaja en la que se encuentra por otros factores, especialmente en el sector industrial, donde hay predominancia masculina.

“Por supuesto que es más difícil abrirse al mercado; sin embargo, hay otros rubros que tienen predominancia de mujeres y es ahí donde es importante no tener los sesgos de género”, agrega Zambrana.

La situación se complica cuando el emprendimiento es en solitario porque quien emprende está descubriendo un mundo nuevo que antes le era totalmente desconocido y, muchas veces, no cuenta con las herramientas ni con los conocimientos necesarios.

La competencia en el mercado es cruel y las condiciones para las mujeres emprendedoras son aún más desventajosas. Por esa situación, las emprendedoras necesitan tener aliados, mentores, grupos de apoyo, grupos de contacto o instituciones que las colaboren con cursos de capacitación, finanzas o liderazgo, por ejemplo.

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La situación se complica cuando el emprendimiento es en solitario

Romper estereotipos

En el mercado emprendedor hay una “terrible estigmatización” respecto a los rubros en los cuales las mujeres pueden desarrollar sus proyectos o iniciativas económicas, sin embargo, es posible romper esos estereotipos.

“Hemos avanzado mucho, pero nos falta acelerarlo más y una de las formas de romper esos estereotipos es incentivando la participación de las mujeres en estos rubros. Los cambios culturales no se dan de la noche a la mañana. Los sesgos cognitivos, los sesgos de género, se van trabajando, se van desprogramando, descodificando, a través de la práctica”, finaliza Zambrana.

El especialista mexicano en educación y comunicación, Sergio Cazadero, asegura que el camino al éxito, con frecuencia, “va acompañado de muchas horas de fracasos, acompañados de dolor, decepciones, tristeza o sufrimiento (…), que, si sabes capitalizarlas, te ayudarán a forjar tu carácter (…) y así dar pasos firmes hacia el éxito”.

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