Desconectar para reconectar: ¿cómo descansar la mente en el comienzo del año?

Desconectar para reconectar: ¿cómo descansar la mente en el comienzo del año?

El inicio de un nuevo año conlleva consigo una carga psíquica que se acumula durante el periodo de transición. La asociación entre el fin de año y el cierre de ciclos genera no sólo cansancio físico, sino también emocional, derivado de la presión por concluir metas pendientes y la necesidad de ajustarse a los rituales festivos.

Este desafío mental se ve agravado por las presiones laborales relacionadas con cierres de informes y balances, sumado a factores estresantes al planteamiento de metas ambiciosas para el nuevo año. En este contexto, es fundamental reconocer la importancia de cuidar la salud mental y brindarle un merecido descanso al cerebro para mantener un equilibrio emocional y físico. 

“El tiempo es relativo, es decir, no tiene un corte como comúnmente estamos acostumbrados a concebirlo, más bien es una curva cíclica y continua”, indica Tatiana Aguilar, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

La académica aclara que las personas cargan con la idea de que termina un tiempo y pasan a otro y eso se constituye en desafío mental, llevando a un cansancio no sólo físico, sino también emocional, porque implica establecer un límite en eso que tal vez no se concluyó durante el año que termina y apresurarse por terminarlo antes de que termine el calendario; por eso plantea algunos consejos para recargar la mente y enfrentar el año con energía renovada:

Desconexión digital: en un mundo saturado de información digital, que las personas se desconecten de dispositivos y redes sociales por algún tiempo es esencial ya que, con frecuencia, circula contenido altamente nocivo para las personas, contribuyendo a su hipersensibilización y distracción, evitando el desarrollo de la capacidad crítica y contestataria. La desconexión momentánea propicia un ambiente mental más saludable.

Encuentro con la naturaleza: salir a paseos en la naturaleza no sólo es una opción económica, sino también una fuente integral de beneficios. 

El ejercicio al aire libre oxigena el cerebro y fortalece los músculos, contribuyendo a una sensación de bienestar. “Además favorece los neurotransmisores y la producción de endorfinas que son los químicos que produce nuestro propio cerebro y por los que nos sentimos bien”, agrega Aguilar.

Tiempo de calidad con la familia: recuperar el «tiempo de calidad» con la familia fortalece vínculos, mejora la comunicación y tiene impacto positivo en la salud integral. Estas actividades generan sinergias que repercuten en la psique, proporcionando un alivio necesario.

“Se trata de una práctica beneficiosa para fortalecer los vínculos filiales, la autoestima de los hijos y reconectar y mejorar la comunicación con los miembros de la familia. Son actividades que repercuten en la salud integral de las personas”, explica.

Hábitos saludables: la salud integral requiere hábitos saludables, desde la alimentación adecuada hasta el mantenimiento de horarios regulares de sueño. La desconexión del ruido de la vida moderna se vuelve esencial para recargar energías.

Aguilar plantea que esta “desconexión” debe estar necesariamente unida a la “reconexión” con la vida, la naturaleza y las personas.

La gente está acostumbrada, a entender el descanso como no hacer nada, a enchufarse al televisor y ver películas de viernes a domingo. Por eso ha aumentado la oferta de series interminables que atan a las personas a interminables horas frente a una pantalla.

Actividades como acompañar a ancianos, participar en campañas de limpieza de ríos y explorar la diversidad natural del país son alternativas que llenan nuestras baterías. La desconexión del bullicio urbano debe ir acompañada de una reconexión con la vida y la naturaleza.

También es crucial buscar calidad de vida. La relación entre el descanso y la alimentación diaria es clave, ya que vivimos en un constante ajetreo. La proliferación de comida rápida y la disminución de horas de sueño afectan directamente la salud física y mental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) defiende la importancia de la salud mental porque se trata de “un estado de bienestar en el cual cada individuo desarrolla su potencial” y puede afrontar las tensiones de la vida, trabajar de forma productiva y fructífera y aportar algo a su comunidad.

 

 

 

Desconectar para reconectar: ¿cómo descansar la mente en el comienzo del año?

 

Exploración y desarrollo personal: los jóvenes encuentran en los viajes y la exploración de nuevas culturas una oportunidad para abrir perspectivas y estimular el desarrollo integral. La práctica de actividades creativas, deportes y el contacto con la naturaleza son vitales en una sociedad cada vez más sedentaria.

“En Bolivia tenemos diversidad de pisos ecológicos, variedad de climas y atractivos naturales que no disfrutamos. Por otro lado, hace falta que se fortalezcan las políticas públicas de salud desde otra perspectiva, como la de integrarse al fomento del turismo interno”, reflexiona la académica.

Para reducir el estrés y estimular el cerebro de manera positiva, también se puede realizar meditación, mindfulness (prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación), siestas cortas de 20 a 30 minutos, ejercicio físico regular, priorizar tareas, delegar responsabilidades o explorar nuevos intereses.

En un mundo donde la tecnología acorta las distancias y el tiempo, es fundamental entender el descanso no como inactividad, sino como un proceso integral que incluye la desconexión digital, la reconexión con la vida y la adopción de hábitos saludables. 

Priorizar el bienestar mental y físico no sólo contribuye a enfrentar los desafíos del nuevo año, sino que también establece las bases para una vida plena y equilibrada.

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