Por Manuel Filomeno
En noviembre de 2022, el planeta alcanzó la cifra de ocho mil millones de habitantes y se estima que la población mundial aumentará casi 2.000 millones de personas en los próximos 30 años. El acelerado crecimiento poblacional, sin duda, genera preocupación por el futuro que les espera a las nuevas generaciones.
En ese marco, líderes globales, regionales y locales se plantearon una serie de tareas urgentes a fin de responder a las necesidades de millones de jóvenes que demandan incorporarse al mercado laboral o que buscan calidad educativa, acceso a servicios de salud o mayor atención al desarrollo sostenible.
“Que podamos o no vivir juntos en un planeta saludable dependerá de las decisiones que adoptemos hoy. La fecha en que hemos de alcanzar otros mil millones –y los que sigan agregándose en el futuro—dependerá de las decisiones que efectuemos en la actualidad en materia de políticas y financiación de servicios de salud materno infantil, acceso voluntario a planificación familiar, educación de las niñas y ampliación de las oportunidades de que dispone las mujeres y las personas jóvenes”, alertaba en 2011, el director ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA, Babatunde Osotimehin.
Impacto en el mercado laboral
Diego Urioste, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), centro de pensamiento estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, asegura que el aumento poblacional intensificó la necesidad de crear suficientes empleos para una población que crece rápidamente, lo cual puede resultar en una mayor competencia por puestos de trabajo, especialmente en economías con recursos limitados.
Además, generó una presión adicional sobre los sistemas educativos respecto a la preparación de niños y jóvenes para un mercado laboral cada vez más competitivo.
“En Bolivia, esto se manifiesta en la necesidad urgente de generar empleo formal, ya que un alto porcentaje de la población activa se encuentra en el sector informal”, puntualiza el economista.
El crecimiento de la población mundial tiene un impacto directo en la economía global. A mayor cantidad de personas, se prevé que habrá más consumidores y una mayor demanda de bienes y servicios.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), este crecimiento no solo demanda la creación de empleos y la gestión eficiente de recursos, sino también políticas innovadoras para abordar las complejidades sociales y ambientales que conlleva.
No obstante, también plantea desafíos económicos significativos, como la necesidad de crear millones de empleos adicionales y asegurar una distribución equitativa de los recursos.
Un informe del Banco Mundial (BM) proyecta que la población mundial alcanzará los 9,7 mil millones en 2050. Este aumento requiere la creación de millones de nuevos empleos para evitar un incremento en las tasas de desempleo. Sin embargo, la creación de empleos debe ir acompañada de mejoras en la calidad del empleo y el acceso a oportunidades laborales dignas, especialmente en economías en desarrollo, como las de África subsahariana y Asia del Sur.
Desigualdad y pobreza
En muchas regiones del mundo, el acceso a empleo, educación y servicios básicos está desigualmente distribuido. Esto puede conducir a un ciclo de pobreza que es difícil de romper.
Organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacan la importancia de las políticas fiscales y sociales que redistribuyan los ingresos y proporcionen una red de seguridad para los más vulnerables. Estas políticas pueden incluir transferencias de efectivo, subsidios para educación y salud, y programas de empleo que prioricen a los grupos marginados.
Según Statista, una plataforma global de datos e inteligencia empresarial, aunque no parezca, América Latina ha experimentado una mejora de sus indicadores de pobreza y desigualdad económica luego de la crisis del coronavirus.
“Hoy, Latinoamérica cuenta con un 29% de personas bajo la línea de la pobreza y aproximadamente un 11,2% debajo de la línea de pobreza extrema. Esta realidad ha llevado a que, a pesar de sus diferencias, todos los países latinoamericanos enfrenten desafíos similares alrededor de la desigualdad social tales como la falta de acceso a la salud, los altos niveles de violencia y criminalidad y los bajos niveles de escolaridad”, asegura la plataforma.
Impacto ambiental y urbano
El aumento de la población mundial tiene un impacto directo en el medio ambiente. La demanda de recursos naturales, como agua, energía y alimentos, está aumentando a un ritmo insostenible.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dan cuenta que la producción mundial de alimentos debe aumentar en un 70% para 2050 para satisfacer las necesidades de la creciente población.
El crecimiento poblacional también incrementa la presión sobre la infraestructura y los servicios básicos. Las ciudades, en particular, enfrentan desafíos significativos para proporcionar viviendas adecuadas, sistemas de transporte, agua potable y saneamiento a una población en expansión.
Las inversiones en infraestructura no solo mejoran la calidad de vida de los residentes, sino que también impulsan el crecimiento económico al crear empleos y estimular la actividad económica. Es crucial que los gobiernos y las instituciones internacionales colaboren para desarrollar soluciones innovadoras que aborden los desafíos de la urbanización y mejoren la sostenibilidad de las ciudades.
Salud y desarrollo sostenible
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de fortalecer los sistemas de salud para que puedan hacer frente a las necesidades de una población creciente. Esto incluye la provisión de servicios de salud reproductiva, la prevención y tratamiento de enfermedades, y la mejora de la salud materna e infantil.
Invertir en programas de salud reproductiva puede mejorar significativamente los indicadores de salud y contribuir al desarrollo general. Además, la educación y el empoderamiento de las mujeres son cruciales para lograr un crecimiento poblacional equilibrado y sostenible.
El crecimiento poblacional mundial plantea grandes desafíos, pero también ofrece oportunidades para innovar y mejorar la calidad de vida de las personas.
Urioste manifiesta que gestionar el crecimiento poblacional para promover el desarrollo económico y social sostenible requiere un enfoque multidimensional, que incluye políticas que apoyen la planificación familiar y el acceso a servicios de salud reproductiva, inversiones en educación y capacitación para preparar a la fuerza laboral, y la promoción de una economía diversificada y resiliente.
“En Bolivia, es esencial fomentar la equidad de género y la inclusión social para asegurar que todos los segmentos de la población puedan contribuir al desarrollo económico. Además, las políticas deben centrarse en la sostenibilidad ambiental para asegurar que el crecimiento económico no comprometa los recursos naturales y la calidad de vida de las futuras generaciones”, reflexiona el coordinador del ONT.