Del papel al algoritmo: 9 de cada 10 estudiantes usan IA en la universidad

Imagen Unifranz

El 90% de los estudiantes universitarios ya utiliza herramientas de inteligencia artificial (IA) para estudiar, según un estudio reciente de la Fundación CYD de España. Lejos de ser una moda pasajera, esta tecnología se ha integrado en las rutinas académicas de forma silenciosa pero profunda. Pero no solo los estudiantes están incorporando esta tecnología; cada vez más docentes emplean IA para generar contenido, optimizar sus clases y facilitar la investigación.

“Los estudiantes pueden usar herramientas gratuitas como ChatGPT 4.0 para iniciar sus investigaciones sobre temas que no conocen y obtener referencias que luego podrán ayudarles a buscar fuentes y profundizar en los temas”, destaca José Francisco Araníbar Ortiz, docente de la carrera de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, quien también reconoce su utilidad para docentes.

Los estudiantes han encontrado en la IA un aliado para múltiples tareas académicas. Desde responder dudas específicas hasta redactar ensayos o planificar la semana, el abanico de usos se amplía constantemente. 

Esteban Blanco, de 20 años, comenta: “Con la IA uno debe ser específico para obtener los mejores resultados, de otra manera se puede perder más tiempo del que se gana a la hora de hacer tareas”. Como él, miles de jóvenes han aprendido que el uso eficaz de estas herramientas no solo mejora el rendimiento, sino también la eficiencia.

Plataformas como Duolingo y Khan Academy emplean algoritmos de IA para crear recorridos de aprendizaje personalizados. Herramientas como Notion AI y Grammarly permiten redactar, corregir y organizar mejor los apuntes y trabajos académicos. Incluso hay aplicaciones como Socratic, que resuelven ecuaciones paso a paso solo con una foto. Según el mismo estudio de la Fundación CYD, seis de cada diez estudiantes utilizan la IA para resolver problemas concretos, y casi la mitad la emplea para tareas de redacción e investigación.

En este nuevo ecosistema digital, las habilidades de organización también se potencian. Aplicaciones como RescueTime o Focus@Will ayudan a monitorizar y mejorar los hábitos de estudio. Un 40% de los estudiantes declara que usa la IA para organizar sus tareas y planificar su tiempo, lo cual demuestra que el impacto va más allá del aula, influyendo también en el desarrollo de habilidades blandas como la gestión del tiempo.

El aprendizaje de idiomas también ha evolucionado. Aplicaciones basadas en IA ofrecen ejercicios adaptativos, reconocimiento de voz y retroalimentación inmediata. Estas tecnologías permiten identificar los puntos débiles de cada estudiante y enfocarse en ellos, optimizando la adquisición del idioma. Todo esto contribuye a una experiencia educativa más dinámica, personalizada y efectiva.

Los docentes también se suman: IA como herramienta de enseñanza

En el lado del profesorado, la IA ha dejado de ser una novedad para convertirse en una aliada. Según el informe, la mayoría de los docentes universitarios ya utiliza estas tecnologías para generar contenido, preparar clases, diseñar materiales o realizar investigaciones. Herramientas como ChatGPT, DeepSeek o generadores de presentaciones automáticas agilizan procesos que antes requerían mucho tiempo, como la redacción de guías, la planificación de unidades temáticas o la generación de bibliografías.

Aunque solo una minoría emplea la IA para evaluar o realizar tutorías, cada vez más universidades están capacitando a sus docentes para integrar esta tecnología en sus prácticas pedagógicas. Un dato revelador: la mitad de las universidades consultadas ha contratado a expertos en IA para formar a su cuerpo docente, una señal clara de que el cambio ya está en marcha.

“Los estudiantes usan la IA de diferentes maneras y ahora los docentes también están aplicándola en muchos procesos, ya que es una tecnología muy adaptable y que puede facilitar cosas que antes nos quitaban mucho tiempo”, sostiene Araníbar. Sin embargo, subraya que su efectividad depende de un uso correcto y ético, evitando caer en la automatización sin sentido o el reemplazo de la interacción humana.

Algunos docentes, como Vanessa Schmidt, de la Facultad de Ingeniería de Sistemas de Unifranz, llaman a la cautela. “La IA puede imitar patrones, pero le falta empatía e intuición. Un docente interpreta gestos, emociones y contextos invisibles para las máquinas. Enseñar también es inspirar”, afirma. Para ella, la IA debe verse como una herramienta complementaria y no como sustituto.

La IA como parte del modelo educativo

La revolución educativa impulsada por la IA plantea nuevas preguntas sobre el rol del docente, la ética del aprendizaje y la relación entre estudiante y tecnología. Aunque existe una preocupación legítima por la posibilidad de que la IA fomente el plagio o disminuya el esfuerzo académico, también es cierto que bien utilizada puede democratizar el acceso al conocimiento, personalizar la enseñanza y aumentar la motivación.

Unifranz ha apostado por integrar la inteligencia artificial como parte central de su modelo educativo. Tanto estudiantes como docentes tienen acceso a herramientas y capacitaciones que les permiten incorporar estas tecnologías en sus rutinas de aprendizaje y enseñanza. Además, se fomenta una visión crítica y ética sobre su uso, preparando a los futuros profesionales no solo para usar la IA, sino también para entender sus implicaciones.

La educación del futuro no es solo digital: es también colaborativa, ética y humana. Y en ese futuro, la inteligencia artificial ya no es una promesa lejana, sino una realidad cotidiana que está reescribiendo el aprendizaje, aula por aula.

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Manuel Joao Filomeno Nuñez

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