Por Manuel Filomeno
En los últimos cinco años, el mundo laboral sufrió una transformación radical. El acelerado avance de la tecnología y la pandemia del Covid-19 obligaron a las empresas a evolucionar y adaptarse, impulsando la evolución de la demanda de nuevos trabajadores y cambiando el paradigma según el cual se evalúa a los candidatos.
El 50% de todos los empleados necesitarán volver a formarse para 2025, a medida que aumente la adopción de la tecnología, según el Informe sobre el Futuro de los Empleos del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
“No solo hay que considerar la manera en la que el área ha evolucionado, sino también cómo esto se relaciona con un hito importante como es la pandemia. Esto ha marcado una diferencia grande, una evolución muy importante y rápida en el tema de qué competencias se buscan en los candidatos que se presentan hoy en día”, explica Miguel Velarde, psicólogo especializado en gestión y desarrollo humano en las organizaciones y coordinador de capacitación de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Velarde señala que, hace cinco años el enfoque de las empresas era más operativo, por lo que se buscaban conocimientos específicos y técnicos, así como habilidades duras, por ejemplo, la capacidad para escribir código de programación, hablar un segundo idioma, operar maquinaria pesada o calcular impuestos. Estas habilidades se relacionan con el “hacer” en una empresa.
“Sin embargo, la pandemia, la digitalización, el home office, todo esto ha destapado necesidades que no se tenían o no se hacían evidentes. Trabajamos muy enfocados en lo que es competencias técnicas, competencias duras, manejo de herramientas específicas o habilidades muy técnicas”, indica.
Hoy, dice Velarde, se buscan competencias más avanzadas y humanas. “Hablamos de adaptabilidad, hablamos del mismo home office, la autogestión, que se ha vuelto una competencia necesaria. Tenemos la facilidad tecnológica como una competencia ya crítica en todos los candidatos. Algo que se busca son las habilidades digitales, el manejo de redes sociales”, expresa el experto.
Las competencias más humanas, como la tolerancia a la frustración, al fracaso, al trabajo bajo presión, han cobrado mayor importancia.
“Estas habilidades blandas siempre se han visto y han sido necesarias, pero ahora han evolucionado porque la velocidad a la que van las empresas es mayor, entonces se ha extendido la frontera de hasta dónde llega la presión. Hoy en día, la presión que manejamos, la velocidad a la que tenemos que adaptarnos o la misma perseverancia, es más exigente. Entonces no solo hay competencias nuevas que se toman en cuenta, sino también competencias antiguas, pero con nuevos límites, nuevas exigencias y mayores desafíos”, acota Velarde.
Las 10 competencias para el 2025
El WEF, en su informe sobre el futuro del trabajo, lista las 10 competencias y habilidades que serán más demandadas en los próximos años:
- Pensamiento analítico: implica la capacidad de trabajar de manera sistemática y lógica para resolver problemas complejos, interpretar datos y tomar decisiones basadas en la información.
- Pensamiento creativo: la creatividad no se limita solo a las artes; incluye la capacidad de pensar fuera de lo convencional y desarrollar soluciones innovadoras. Esta habilidad es esencial para impulsar la innovación y adaptarse a nuevos desafíos y oportunidades en el entorno empresarial.
- Resiliencia, flexibilidad y agilidad: en una era marcada por el cambio rápido y la incertidumbre, la resiliencia y la adaptabilidad son clave. Los trabajadores necesitan ser flexibles y ágiles, capaces de ajustarse a nuevas circunstancias y recuperarse rápidamente de los contratiempos.
- Motivación y autoconocimiento: esta habilidad implica establecer metas personales, mantener la motivación para alcanzarlas y buscar continuamente la automejora. También incluye la capacidad de autorregularse y mantener una mentalidad positiva.
- Curiosidad y aprendizaje continuo: los aprendices de por vida son proactivos en la actualización de sus habilidades y conocimientos, asegurándose de mantenerse relevantes y competitivos en el mercado laboral.
- Competencia tecnológica: comprender y aprovechar las herramientas y plataformas digitales es crucial. Esta habilidad incluye la familiaridad con tecnologías emergentes como la IA, el big data y el aprendizaje automático.
- Confiabilidad y atención al detalle: la confiabilidad y un ojo atento al detalle son muy valorados en el lugar de trabajo. Estos rasgos aseguran que las tareas se completen de manera precisa y consistente, contribuyendo a la eficiencia y efectividad organizacional.
- Empatía y escucha activa: la inteligencia emocional, en particular la capacidad de comprender y responder a las emociones de los demás, es esencial para la comunicación y colaboración efectiva. La empatía y la escucha activa fomentan relaciones interpersonales sólidas y una cultura laboral positiva.
- Liderazgo e influencia social: el liderazgo efectivo implica guiar a los equipos hacia el logro de objetivos comunes, inspirar y motivar a otros y ejercer una influencia positiva. Esta habilidad es crítica para el éxito organizacional y fomentar un entorno colaborativo.
- Control de calidad: asegurar la calidad y consistencia de productos y servicios es fundamental. Esta habilidad implica una atención meticulosa al detalle y la adhesión a estándares, contribuyendo a la satisfacción del cliente y al éxito empresarial.