¿Cómo prevenir y manejar el asma en los niños?
Leandro es un niño de casi 10 años. Su energía desbordante y su pasión por el fútbol lo distinguen, pero hace cuatro años su vida cambió drásticamente tras un diagnóstico de asma. Todo comenzó con una serie de resfriados frecuentes, rinitis alérgica, hospitalizaciones y tratamientos médicos, hasta que se confirmó la enfermedad.
“Fue un proceso muy duro para él y para nosotros como padres, pero ya hemos aprendido a manejar la situación”, relata su madre, Claudia. Gracias al seguimiento médico y un estilo de vida adecuado, Leandro ha logrado mantener su asma bajo control, retomando poco a poco sus actividades cotidianas.
El asma infantil es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, común en la infancia y considerada una de las principales causas de ausentismo escolar.
José Antonio Montecinos, docente de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, aclara que “es un trastorno caracterizado por episodios recurrentes de sibilancias, dificultad respiratoria, opresión en el pecho y tos, que suelen empeorar durante la noche o las primeras horas de la mañana”.
Estos síntomas están asociados a una obstrucción reversible del flujo aéreo que puede resolverse espontáneamente o mediante tratamiento.
Causas y factores de riesgo
El asma infantil es un padecimiento multifactorial. “No existe una sola causa. Es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales”, explica.
Entre los factores genéticos, se destaca la incidencia de antecedentes familiares de asma, alergias o enfermedades respiratorias. En cuanto a los factores ambientales, el especialista menciona que existen elementos como ácaros del polvo, polen, caspa de animales y moho que pueden actuar como desencadenantes en niños predispuestos.
Además, la contaminación del aire, proveniente de fuentes como el tráfico vehicular, industrias y humo de cigarrillo, incrementa el riesgo y severidad del asma. Las infecciones respiratorias, irritantes como productos de limpieza y aerosoles, y la obesidad también son factores que pueden agravar esta condición.
Montecinos advierte que “las infecciones virales como el resfriado común y la bronquiolitis no solo empeoran los síntomas, sino que también pueden desencadenar episodios de asma”.
Impacto del asma en Bolivia
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2019 el asma afectó a 262 millones de personas a nivel mundial, causando 455.000 decesos. En Bolivia, las muertes atribuidas al asma alcanzaron a 258 personas en 2020, representando el 0,34% de todas las muertes en el país.
En cuanto a la prevalencia, un 14,2% de los niños de 6 a 7 años y un 23,2% de los adolescentes de 13 a 14 años se ven afectados por esta enfermedad.
“Es alarmante que una afección prevenible y manejable siga siendo una causa significativa de morbilidad y mortalidad”, señala el médico.
¿El asma es curable?
El asma es una enfermedad crónica, lo que significa que acompaña al paciente durante toda su vida. Sin embargo, con un manejo adecuado, los niños como Leandro pueden llevar una vida normal.
“El tratamiento incluye medicamentos como broncodilatadores y corticosteroides inhalados, además de medidas preventivas para evitar los desencadenantes”, puntualiza Montecinos. Algunos niños con asma leve pueden experimentar mejoras significativas a medida que crecen, pero siempre es fundamental realizar un seguimiento médico regular.
Claves para prevenir el asma infantil
La prevención y el control del asma requieren un enfoque integral. Montecinos subraya la importancia de educar a las familias sobre la enfermedad y cómo manejarla.
“Evitar los desencadenantes es fundamental. Esto incluye mantener el hogar libre de alérgenos como polvo, ácaros y moho; reducir la exposición al humo del tabaco y otros irritantes; y evitar el contacto con animales si sus pelos provocan síntomas”, explica.
Además, recomienda fomentar el ejercicio físico moderado bajo supervisión médica, ya que esto puede mejorar la capacidad respiratoria.
Finalmente, el médico y docente universitario destaca la necesidad de mantener una dieta equilibrada para prevenir la obesidad, un factor que incrementa el riesgo de asma.
“La contaminación ambiental es otro aspecto que debe ser abordado a nivel político y social, ya que impacta directamente en la salud respiratoria de los niños”, concluye.
Leandro es un ejemplo de cómo el asma, aunque desafiante, no tiene por qué ser un obstáculo insuperable. Gracias al apoyo de sus padres y a un tratamiento adecuado, este niño ha aprendido a reconocer los síntomas y a manejar su enfermedad.
“Ahora sé cómo cuidar mi salud y jugar al fútbol con mis amigos. Cuando sea más grande quiero jugar fútbol en la selección y llegar al mundial”, dice con una sonrisa que refleja su resiliencia.