Chagas: la vacuna es un desafío de la bioquímica frente a esta enfermedad silenciosa

Por Lily Zurita Zelada

La enfermedad de Chagas continúa cobrando vidas y afectando a millones de personas en América Latina. Bolivia, en particular, figura entre los países con mayor carga de esta parasitosis. A pesar del avance de la ciencia y la tecnología médica, el desarrollo de una vacuna efectiva es una deuda pendiente con las comunidades más vulnerables. En este escenario, la bioquímica se posiciona como una disciplina clave que articula investigación científica, salud pública y un profundo compromiso social.

Aunque la comunidad científica tiene importantes avances en el estudio del Trypanosoma cruzi —parásito causante del Chagas— y sus sofisticados mecanismos de evasión del sistema inmunológico, la formulación de una vacuna eficaz es uno de los retos más complejos de la biomedicina contemporánea. La diversidad genética del parásito y la variabilidad de sus cepas representan obstáculos considerables que aún desafían a la ciencia global.

“Desarrollar una vacuna es difícil debido a la variabilidad genética del parásito y la diversidad de cepas circulantes. Existen candidatos vacunales en fase preclínica, pero todavía no se ha logrado una formulación aprobada para uso humano”, explica María Del Rosario Córdova, docente de parasitología en la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

En esta etapa es cuando el rol del profesional bioquímico cobra especial relevancia. La experta sostiene que ellos participan en investigación básica y aplicada, identificando biomarcadores, diseñando modelos experimentales y evaluando la respuesta inmunológica frente a posibles antígenos vacunales. 

“También colaboramos en estudios epidemiológicos y análisis de datos clínicos que orientan nuevas estrategias terapéuticas y preventivas”, sostiene la experta.

Un compromiso científico y social

El Día Mundial del Chagas, que se conmemora cada 14 de abril, no es solo una fecha para recordar una enfermedad olvidada, sino también una oportunidad para reflexionar sobre las condiciones sociales que perpetúan su prevalencia.

“El compromiso desde la ciencia, la educación y la comunidad es vital para enfrentar esta enfermedad olvidada”, recalca Córdova. “La formación de bioquímicos con sensibilidad social y espíritu investigativo es parte de la solución. Porque detrás de cada muestra analizada, cada dato procesado y cada campaña educativa, hay vidas que pueden ser salvadas”.

¿Qué es el Chagas y cómo se transmite?

El Chagas es una enfermedad parasitaria causada por el protozoo Trypanosoma cruzi, transmitida por insectos hematófagos conocidos como triatominos o, más popularmente, vinchucas. Esta patología afecta tanto a seres humanos como a diversos animales, entre ellos perros, monos, cobayos, conejos y roedores.

“Es una parasitosis de distribución latinoamericana que puede pasar desapercibida durante años, pero que termina afectando órganos vitales como el corazón”, explica Córdova. 

Cuando una vinchuca infectada pica a una persona, defeca sobre su piel. Al rascarse, la persona permite la entrada del parásito a su organismo. Lo complejo de esta transmisión radica en que muchas veces el paciente no presenta síntomas en las primeras fases, lo que dificulta un diagnóstico precoz.

Un problema más urbano que rural

Aunque históricamente se asociaba al Chagas con las zonas rurales y cálidas del país, hoy su distribución ha cambiado. 

“Antes, por ejemplo, se hablaba de que los valles eran las zonas principalmente endémicas, pero hoy sabemos que el vector está en diversos nichos ecológicos, incluyendo barrios periféricos de ciudades como Santa Cruz, Cotoca y Montero en el departamento de Santa Cruz”, afirma Córdova.

Las vinchucas han encontrado nuevas condiciones propicias en viviendas de barro, ladrillo visto y con presencia de animales domésticos, lo que ha incrementado la presencia del parásito en zonas urbanas y semiurbanas. Esta expansión responde, en parte, a los movimientos migratorios de personas provenientes de regiones endémicas.

Las tres fases del Chagas y sus vías de transmisión

El ciclo del Chagas se desarrolla en tres fases: aguda, latente y crónica. En las dos primeras, el parásito circula libremente por la sangre y el paciente suele estar asintomático. 

“Lo grave es que, en esas fases, el parásito puede transmitirse de madres a hijos durante el embarazo o por transfusiones sanguíneas”, alerta la especialista.

En la fase crónica, la enfermedad ya ha dañado tejidos, especialmente en el sistema cardiovascular, provocando afecciones graves como cardiomegalia, arritmias e incluso insuficiencia cardíaca. 

“Por eso, no es solo un problema regional. En Europa, donde el Chagas no es endémico, ya hay falencias en diagnóstico y tratamiento debido a la migración de latinoamericanos”, agrega.

Diagnóstico, clave para una respuesta oportuna

La detección del Trypanosoma cruzi depende del estadio de la enfermedad. En la fase aguda, se utilizan métodos directos como el frotis sanguíneo y el microhematocrito, mientras que en la etapa crónica se recurre a pruebas serológicas como ELISA, HAI e IFI. 

“También la PCR ha ganado terreno como una herramienta precisa, sobre todo en diagnósticos de transmisión congénita o en el control de donaciones de sangre y órganos”, aclara Patricia Avilés, directora de la carrera de Bioquímica y Farmacia de Unifranz.

A medida que el Chagas se convierte en un problema de salud pública también en zonas urbanas y países no endémicos, la necesidad de una vacuna se vuelve más urgente y la bioquímica se perfila como una de las disciplinas científicas mejor preparadas para liderar esta cruzada. Mientras tanto, el diagnóstico oportuno, la vigilancia epidemiológica y la prevención siguen siendo las armas más efectivas para combatir una enfermedad que no debe ser ignorada.

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