Por Luis Flores
Marco es profesor de música en un colegio de La Paz. Enseñar las escalas, notas y otras sería casi imposible si no aprovechara juegos musicales en aplicaciones de celulares y otras metodologías lúdicas, afirma. Los métodos lúdicos son una estrategia importante en medio de la irrupción tecnológica, redes sociales e Internet, afirma Imma Marín, fundadora de Marinva, una consultora española especializada en el uso del juego como metodología para la transformación.
“La capacidad de atención en niños, jóvenes y adultos se redujo porque estamos acostumbrados a los teléfonos, videojuegos, Internet. Todo va muy rápido, todo va muy acelerado, nos cuesta muchísimo más mantener la atención”, señala Marín, quien ve como una estrategia educativa el aprovechamiento de la metodología lúdica en el siglo XXI.
El juego es una parte importante de las actividades sociales de los ciudadanos. Aprendemos e interactuamos con otros a través del juego. El crecimiento tecnológico ha transformado los juegos tradicionales y los juegos educativos, apunta un boletín de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
La gamificación, respaldada por la neurociencia, sugiere que aprendemos mejor haciendo que solo escuchando o leyendo. Sin embargo, su potencial va más allá de incorporar elementos de juego en el aula. Se trata de crear experiencias educativas motivadoras, retadoras y capaces de mantener el interés de los estudiantes.
La experta española participó en el “V Foro Internacional de Innovación Educativa: El futuro de la educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica”, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, en Santa Cruz de la Sierra.
Marín resalta que el juego tiene un papel fundamental en el aprendizaje, ya que puede llevarnos a un estado de «flow» o fluir en una inmersión total en la actividad, lo que hace posible que se sostenga el esfuerzo necesario para aprender.
“Aprender implica esfuerzo. Las metodologías que permiten mantener ese esfuerzo por más tiempo son altamente beneficiosas. Aquellas metodologías que nos permiten mantener ese esfuerzo durante más tiempo resultan muy provechosas para el aprendizaje, así es como trasladamos las cosas que pasan en el juego a la vida del estudiante”, explica.
Un aspecto destacado de la gamificación es la manera en la que los estudiantes enfrentan el fracaso, ejemplifica la especialista. Cuando perdemos en un juego, la reacción natural es intentarlo de nuevo, buscar superar el reto, una y otra vez hasta lograrlo.
“Este deseo de revancha y superación es algo que puede trasladarse al aprendizaje. En contraste, en el ámbito académico, un fracaso a menudo desmotiva a los estudiantes”, suma Marín.
Si bien la gamificación fue aplicada en campos como el marketing y la educación, a menudo se redujo a elementos conductistas como ganar puntos, superar niveles y rankings. La experta cuestiona esta visión limitada. Para ella, la verdadera riqueza de la gamificación radica en elementos como la narrativa y el storytelling, que permiten sumergir a los estudiantes en contextos imaginativos y reflexivos.
“Es una metodología a la que le podemos sacar mucho más provecho. Por ejemplo, la narrativa es un elemento del juego que nos sirve muchísimo para captar la atención y mantener el entusiasmo. Te metes en una historia, ayuda mucho a los alumnos y a los adultos”, expresa.
Como afirma el profesor, historiador y teórico de la cultura neerlandesa Johan Huizing, en su libro Homo Ludens, “el acto de jugar es consustancial a la cultura humana”. El juego permite a los individuos adentrarse en el misterio, la belleza y la incertidumbre, aspectos que enriquecen tanto la vida personal como el aprendizaje, dice la experta.
La gamificación tiene el potencial de revolucionar la manera en que los estudiantes se relacionan con el aprendizaje. Al integrar estrategias lúdicas, es posible crear experiencias ricas, significativas y motivadoras. Sin embargo, para lograr una adopción exitosa, es necesario acompañar a los educadores en este proceso, fomentando confianza y flexibilidad en las aulas.