Asma, una enfermedad respiratoria crónica que se puede prevenir

Asma, una enfermedad respiratoria crónica que se puede prevenir

El asma es una enfermedad crónica del sistema respiratorio que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se la identifica como  una de las principales causas de morbilidad y limitaciones en la calidad de vida de la gente. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 262 millones de personas en el mundo tenían asma en 2019 y que ese año hubo 455.000 defunciones a causa del mal.

Aunque no tiene cura, la noticia alentadora es que se trata de una enfermedad en gran medida prevenible y las acciones preventivas desempeñan un papel crucial en la reducción de los riesgos asociados.

En ese marco, el organismo mundial de la salud asegura que incluyó esta enfermedad en el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las ENT (enfermedades no transmisibles) y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

“La OMS está adoptando medidas para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad. Por ejemplo, ha elaborado el conjunto de intervenciones esenciales contra las ENT para contribuir a mejorar el tratamiento de estas enfermedades en la atención primaria de las zonas con pocos recursos”, sostiene.  

¿Qué es el asma?

Griselda Vargas, directora de la carrera de Medicina de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, indica que el asma es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias en los pulmones. 

“Implica inflamación y estrechamiento de los conductos bronquiales. Esta condición puede variar desde episodios leves hasta situaciones potencialmente mortales en su forma más grave”, explica.

Esta inflamación hace que las vías respiratorias sean más sensibles a ciertos desencadenantes, lo que puede llevar a episodios de dificultad para respirar, sibilancias, tos y opresión en el pecho. Estos síntomas pueden variar en intensidad, desde leves hasta graves, y pueden cambiar con el tiempo.

Importancia de la prevención

La académica puntualiza que la prevención de esta enfermedad implica prestar atención a varios factores. Menciona cinco: 

  1. Identificación de factores de riesgo: la prevención del asma comienza con la identificación y reducción de los factores de riesgo. La exposición a alérgenos, como ácaros del polvo, polen, moho y pelos de animales, así como la exposición al humo del tabaco, son factores comunes que pueden desencadenar ataques de asma. Evitar o reducir la exposición a estos elementos puede ser fundamental en la prevención de la enfermedad.
  2. Promoción de un estilo de vida saludable: mantener un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el sedentarismo, contribuye a fortalecer el sistema inmunológico y reducir la probabilidad de desarrollar enfermedades respiratorias, incluido el asma.
  3. Control ambiental: mantener un ambiente limpio en el hogar y el lugar de trabajo es esencial. La ventilación adecuada, la limpieza regular y la eliminación de posibles desencadenantes del asma pueden marcar la diferencia en la prevención de la enfermedad.
  4. Vacunación: las vacunas contra las infecciones respiratorias, como la gripe y la neumonía, son herramientas efectivas en la prevención del asma. Estas infecciones pueden desencadenar ataques de asma, y la vacunación es una medida preventiva clave, especialmente en personas con riesgo.
  5. Educación y conciencia: La educación sobre el asma y sus factores desencadenantes es fundamental. Conocer los síntomas, saber cómo manejar los inhaladores de rescate y comprender la importancia de la adherencia al tratamiento son aspectos esenciales en la prevención y control del asma.

¿Cómo puedo detectar que tengo asma?

El asma se diagnostica a través de la historia clínica, los síntomas reportados por el paciente y pruebas como la espirometría, que evalúa la función pulmonar.

“Los síntomas incluyen tos persistente, sibilancias, dificultad para respirar y opresión en el pecho. Si experimentas estos síntomas de manera recurrente, es fundamental buscar atención médica para un diagnóstico preciso”, dice Vargas.

El asma puede clasificarse en varios tipos, desde intermitente hasta persistente, según la frecuencia y la gravedad de los síntomas. También puede ser alérgica y no alérgica y se diferencian por los desencadenantes. El asma inducido por ejercicio es otro tipo común.

En casos graves y no controlados, puede desencadenar ataques severos que, en circunstancias extremas, podrían resultar en situaciones potencialmente mortales. Sin embargo, con un manejo adecuado, la mayoría de las personas con asma pueden llevar una vida normal y controlar los síntomas.

Atención médica

La atención médica juega un papel crucial en la prevención y manejo del asma. Los profesionales de la salud pueden proporcionar planes de tratamiento personalizados, brindar educación sobre el manejo de la enfermedad y ofrecer estrategias para evitar desencadenantes específicos.

La clave, según Vargas, está en trabajar de cerca con un profesional de la salud para desarrollar un plan de manejo personalizado y controlar los desencadenantes conocidos. “El apoyo emocional y la educación sobre la enfermedad también son fundamentales para aquellos que viven con asma”.

El asma es una condición compleja que requiere una atención integral y un enfoque personalizado para cada individuo. Su control efectivo implica no solo el tratamiento médico, sino también la comprensión y la gestión de los factores desencadenantes, así como el apoyo emocional y la educación continua.

Asma, una enfermedad respiratoria crónica que se puede prevenir.

Tratamientos

El asma no tiene cura. Sin embargo, hay tratamientos que ayudan a controlar los síntomas.

  1. Inhaladores: existen muchos tipos de inhaladores que permiten que el medicamento llegue directamente a las vías respiratorias. Pueden contener un polvo seco o producir un aerosol de medicamento cuando se activa el dispositivo.  Hay dos categorías básicas de inhaladores medicinales: de alivio y de prevención.
  2. Espaciadores: son dispositivos que pueden ayudar a usar el inhalador correctamente y son particularmente útiles para los niños o para aquellos que tienen dificultades para usar sus inhaladores durante un ataque. Es un tubo largo que se acopla al inhalador.
  3. Nebulizadores: producen un rocío con el medicamento para que se respire. Pueden ayudar a que llegue más medicamento al lugar exacto donde se necesita, cuando se tiene un ataque agudo y necesita tratamiento de emergencia en casa o en el hospital.   
  4. Otros medicamentos: si se tiene síntomas graves, el médico puede recetar un tratamiento con comprimidos de esteroides. La disponibilidad y el uso de los distintos tratamientos pueden variar de un país a otro.  

Investigación y desarrollo

Constantemente se están desarrollando nuevos tratamientos y terapias para mejorar el control de esta enfermedad y reducir la necesidad de medicamentos de rescate.

“La investigación continua está buscando terapias más específicas y efectivas. Esto incluye nuevos medicamentos biológicos dirigidos a objetivos específicos en la vía inflamatoria, lo que puede proporcionar opciones de tratamiento más personalizadas y efectivas para aquellos con asma grave y difícil de controlar”, concluye la académica.

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