Así cambiará la educación con la inteligencia artificial

Por Aldo Juan Peralta Lemus

Uno de los aportes más significativos de la IA es la personalización del aprendizaje.

La inteligencia artificial (IA) es una realidad que está transformando múltiples aspectos de nuestras vidas. En el ámbito educativo, su impacto comienza a sentirse desde las aulas escolares hasta los laboratorios de investigación universitaria. Esta transformación tecnológica plantea grandes oportunidades, pero también nuevos desafíos para docentes, estudiantes y sistemas educativos en su conjunto.

Para el pedagogo Mario Ariel Quispe, Jefe de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de en la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) especialista en innovación educativa sostiene que el uso de la Inteligencia Artificial en las aulas debe ser asumido con responsabilidad y criterio pedagógico.

“La IA llegó para quedarse, no se puede negar su existencia ni mucho menos su uso por parte de estudiantes, docentes, directivos, etc. Tiene bastantes ventajas en cuanto a la reducción de tiempo en labores operativas o en la planificación de procesos”, explica el académico.

Un estudio publicado en ScienceDirect titulado «AI technologies for education: Recent research & future directions», después de revisar 40 investigaciones empíricas., destaca los beneficios del uso de tecnologías de inteligencia artificial en la educación, especialmente en áreas como las tutorías inteligentes y el análisis predictivo del rendimiento estudiantil. 

El artículo subraya la necesidad de colaboraciones interdisciplinarias para abordar temas éticos y de privacidad, y proyecta que el mercado global de IA educativa podría alcanzar los 15.7 billones de dólares para el año 2030.

La IA está transformando las formas de enseñar y aprender. A través de plataformas inteligentes, los estudiantes pueden recibir tutorías personalizadas, adaptadas a sus ritmos y estilos de aprendizaje. Herramientas como asistentes virtuales, sistemas de evaluación automatizados y generadores de contenido educativo permiten optimizar el tiempo docente y mejorar la experiencia del alumno. Sin embargo, esta transformación va más allá de lo operativo o logístico.

Uno de los aportes más significativos de la IA es la personalización del aprendizaje. A diferencia del modelo tradicional de enseñanza, que tiende a ser uniforme, la IA permite adaptar los contenidos, el nivel de dificultad y los métodos pedagógicos a cada estudiante. Esta capacidad de respuesta individualizada tiene el potencial de reducir la deserción escolar, mejorar la comprensión de conceptos complejos y fomentar una mayor motivación en los alumnos.

Según el informe «The future of learning: AI is revolutionizing education 4.0» del Foro Económico Mundial, sostiene que la inteligencia artificial está transformando la educación al cerrar la brecha digital y promover tanto la alfabetización digital como la creatividad en los estudiantes. De cara al año 2030, se espera que la IA desempeñe un papel clave en la preparación de una fuerza laboral con habilidades adaptadas a la era digital, lo que contribuirá significativamente a reducir el desempleo juvenil en todo el mundo.

No obstante, Quispe advierte que la IA no debe convertirse en un sustituto del proceso educativo humano, sino en una herramienta complementaria: “En el ámbito educativo, desde los niveles básicos hasta la educación de postgrado, debe asumirse a la IA como una aliada y una herramienta, más que la respuesta a cualquier solicitud, tarea o actividad de aprendizaje”.

Además del plano cognitivo, la inteligencia artificial también está generando cambios en la manera en que funciona el cerebro humano. El uso intensivo de herramientas digitales modifica patrones de atención, memoria y procesamiento de información. “La IA cambia incluso el cerebro a nivel fisiológico y funcional, creando otro tipo de redes neuronales sobre el aprendizaje”, explica Quispe. 

Esta transformación plantea interrogantes sobre cómo educar en habilidades críticas como el pensamiento reflexivo, la creatividad y la toma de decisiones éticas en un entorno cada vez más automatizado.

De acuerdo con el artículo «How AI could radically change schools by 2050» publicado por la Harvard Gazette en 2025, un panel de expertos proyecta que la inteligencia artificial transformará radicalmente el rol de las escuelas, haciendo opcionales muchas tareas cognitivas rutinarias gracias a la automatización. En lugar de centrarse en la memorización o repetición de contenidos, el sistema educativo se enfocará en desarrollar mentes creativas, críticas y emocionalmente inteligentes. 

Para 2050, se anticipa un modelo de aprendizaje híbrido donde «coaches» humanos trabajen junto a sistemas de IA avanzados, e incluso el uso de interfaces cerebro-IA permitirá la «carga directa» de ciertos conocimientos, cambiando por completo la manera en que se adquiere y procesa la información.

Por ello, el reto no está únicamente en incorporar tecnología, sino en repensar los modelos educativos. La formación del futuro debe enfocarse en preparar ciudadanos capaces de comprender, cuestionar y usar la IA de manera consciente. El desarrollo de competencias como la alfabetización digital, el pensamiento computacional y la ética tecnológica será clave para una inserción social activa y crítica.

“La IA fortalecerá aún más la personalización del aprendizaje, la tutorización de estudiantes en temas que no quedaron muy claros, pero debe primar la formación de un ciudadano capaz de integrarse a la sociedad y aportar su conocimiento y competencias para generar cambios positivos en esta”, concluye Quispe.

El futuro de la educación no será solo más digital, sino también más humano. La inteligencia artificial, bien integrada, puede convertirse en una aliada poderosa para democratizar el acceso al conocimiento, fomentar la equidad educativa y formar generaciones capaces de construir un mundo mejor.

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