Por Manuel Filomeno y Beatriz Cahuasa
Los intrincados motivos de los tejidos de la comunidad Isoseña Guaraní son su manera de expresar su visión del mundo. Estos habitantes de los llanos de Bolivia han tejido sus historias y leyendas durante cientos de años, plasmando su cosmovisión en las obras. Sin embargo, el cambio climático, los chaqueos y el implacable avance de las ciudades redujeron el acceso de este pueblo a la materia prima necesaria para realizar sus tejidos.
La problemática inspiró a Grecia Bello, miembro de la primera comunidad maker de Bolivia y coordinadora del Fab Lab Santa Cruz de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, a crear “Arakuaa” –conocimiento en guaraní– una máquina que convierte el plástico de las botellas PET en fibras textiles.
“Los chaqueos y quemas perjudicaron a las comunidades guaraníes que se dedican a la confección textil, quienes deben recolectar las materias primas como algodón y garabata, deben caminar hasta 10 Km día para conseguirlas. Por ese motivo, algunas comunidades de artesanos han optado por empezar a trabajar con otras fibras de plástico como las bolsas de yute. De ahí surgió la idea de combinar técnicas ancestrales para resolver problemáticas actuales como la contaminación por las botellas de plástico. Así nació Arakuaa”, explica Bello.
La inspiración de los proyectos que trabaja Bello, están dedicadas al medio ambiente y cómo la tecnología puede ser una herramienta para su cuidado.
“Arakuaa es una tecnología que permite convertir el plástico de las botellas PET en fibras utilizables en aplicaciones textiles. Me encanta trabajar con plástico, no sólo por los colores, sino por cómo le devolvemos vida y belleza a algo que considerábamos basura”, explica Bello.
El proceso comienza en la recolección, lavado y cortado de las botellas PET para introducirlas en la máquina, que las calienta y las convierte en fibra, “que gracias a la magia del algodón de azúcar sale de la máquina como hilos largos que pueden ser utilizados en textiles”.
El aparato fue construido desde cero por manos bolivianas, utilizando tecnologías abiertas open-source y materiales de bajo costo; por ejemplo, está construida en madera, en lugar de acero, ya que esto abarata y facilita su construcción, mientras que los controladores electrónicos están integrados en una sola placa Arduino, utilizando software abierto.
Lo primero fue experimentación pura, asegura Bello, al momento de explicar que no había documentación sobre el trabajo con estas fibras, los antecedentes más cercanos estaban circunscritos a grandes industrias con maquinaria de millones de dólares.
“Arakuaa ha sido un desafío, pero también algo divertido. Para construir el prototipo aplicamos la experimentación pura ya que no sabíamos qué esperar con cada botella que convertíamos en fibra. Pero, gracias a la gran comunidad maker del Fab Lab Santa Cruz hemos podido construir la máquina, estabilizar la estructura y producir las primeras fibras. El siguiente desafío al que nos enfrentamos es la automatización de todo el proceso y su simplificación para los artesanos”, apunta la ingeniera electrónica con especialidad en robótica industrial, diseño y programación 3D.
El reto, ahora, es poner la máquina a disposición de la comunidad Guaraní y de otras etnias de tierras bajas..
“Creo que Arakuaa tiene mucho potencial para diversificar los materiales con los que trabajan las comunidades, resolviendo la problemática que enfrentan cada año, la recolección del algodón y otras plantas. No solamente para la comunidad Guaraní, sino también para otras etnias de las tierras bajas”, expresa.
Reconocimiento internacional
Esta máquina, nacida como proyecto final individual de Bello para graduarse de Fabricademy en el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, fue construida por la coordinadora y un equipo de makers del Fab Lab Santa Cruz y presentada en el FAB24 Puebla, que se realiza en la Universidad Iberoamericana, el vigésimo encuentro mundial de la Fab Foundation, una red de 2.700 Fab Labs en más de 130 países en todo el mundo y que este año se celebra en Puebla, México.
La certificación es un reconocimiento por el compromiso con la educación y la innovación en el campo del desarrollo tecnológico. A la vez, es un estándar de calidad que garantiza que el Fab Lab Santa Cruz cuenta con los equipos, conocimientos y proceso necesario para ofrecer una educación de alta calidad de diseño textil digital.
“Siento mucho orgullo de que Fab Labs de todo el mundo vean el talento y la poderosa comunidad de makers con la que cuenta Bolivia, empresas grandes como Seeed Studio y el mismo Neil Gershenfeld, director del Centro de Bits y Átomos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y otros expertos quedaron sorprendidos con la nueva tecnología que hemos traído, invitándonos a incubadoras y otros foros. Todo esto me hace ver que solo es el inicio de Arakuaa y que realmente hemos creado una máquina que comienza una nueva revolución de reciclaje que dará paso a nuevas realidades alrededor del mundo”, apunta.
La participación del Fab Lab Santa Cruz en eventos mundiales como el Fab24 permite visibilidad y la representación de lo que se hace en Bolivia.
“Me siento muy orgullosa de ser instructora y mentora para esta nueva generación de makers que tiene Bolivia, me emociona compartir los conocimientos y prácticas que adquirí en el IAAC de Barcelona. Sé que con esta certificación el Fab Lab Santa Cruz seguirá creciendo y siendo referente global en creación e innovación”, finaliza Bello.